05 abril 2013

Gibe Valley. Welkite-Etiopía.

 

El aeropuerto de Barajas iba a ser el lugar donde los nueve componentes del grupo que viajaríamos a Etiopía nos reuniríamos para conocernos. Apenas tuvimos unos minutos para presentarnos antes de facturar y pasar a la zona de embarque donde nos esperaba el avión que nos llevaría a Estambul con el tiempo justo de enlazar con el vuelo que nos dejaría en nuestro destino final: Addis Abeba.  
Eran la 1 de la noche cuando llegamos al aeropuerto donde nos esperaba una exasperante cola para sacar el visado. Este se puede pagar en dólares (20$) o en euros (17€). Durante la espera también aprovechamos para cambiar unos euros a birrs; nos dan casi 25 por euro.

Tras pasar el control de entrada salimos al exterior donde comprobamos que nadie nos espera. Bien empezamos!!! 
Por suerte y tras unos interminables minutos de incertidumbre, nuestro guía Elías aparece. Son ya casi las 3 y tenemos que madrugar para salir hacia Welkite, así que sin más preámbulos vamos a nuestro hotel que por suerte está allí al lado. 
El hotel Lalibela es un hotel sin lujos pero correcto. No dormimos demasiado, a las 7 ya estamos desayunando en el hotel. 

Tras pagar un adelanto de aproximadamente la mitad del coste total del viaje a nuestro guía Elías, salimos dirección a Welkite a unos 190km. No hemos dormido demasiado bien y algunos se quejan de dolor de cabeza y cansancio que achacan a los 2500 metros de altitud a los que nos encontramos. El paisaje y las escenas que vemos a orillas de la carretera me resultan familiares. 
Sin lugar a dudas estamos en Africa. Auténticas mareas de gente se mueven de un lugar a otro cargando con todo tipo de bultos, principalmente leña y agua.



Sólo pararemos en una ocasión para ver una preciosa águila crestada antes de llegar a Welkite donde pararemos frente al que será nuestro alojamiento, el hotel Soressa. Mientras Elías hace las reservas, aprovechamos para tomar nuestra primera cerveza en el mismo hotel. Pagamos unos 50 céntimos por una St George de 33 cl. No está mal.
Desde las cristaleras del hotel vemos buitres y águilas sobrevolar el pueblo mientras que los atrevidos milanos se lanzan en picado en busca de cualquier resto comestible.

De allí nos trasladamos hasta el Gibe valley donde haremos el primer pajareo del viaje recorriendo las orillas del río Gibe, afluyente del Omo. Un pequeño poblado cercano nos recibe con curiosidad y los niños no dudan en acompañarnos durante todo el recorrido, señalándonos cada pájaro que ven a nuestro paso. 



  




El paseo resulta bastante fructífero y agradable a pesar de que el sol comienza a calentar despiadadamente.Vemos curiosas palomas, barbets de brillantes colores, distintos martines pescadores, águilas crestadas, garzas, patos, alcaravanes, carpinteros y otras muchas especies.



    


 

Nos habían preparado un sándwich de tortilla y algo de fruta pero no había dónde guarecerse del sol por lo que nos acercamos a un pequeño garito cubierto por un techo de paja que nos protegía del sol y hacía las veces de bar de carretera. Algunos lugareños nos hicieron compañía mientras no cesaban de mascar las estimulantes hojas de chat.



Nos vino bien el descanso para hidratarnos y recuperarnos un poco del cansancio acumulado. Por la tarde, Elías nos propone visitar una zona del río donde se reúne un importante grupo de hipopótamos. Un local nos acompaña para llevarnos al punto exacto a través de una polvorienta pista.
Allí gastaremos las últimas horas del día observando los imponentes hipos además de un barano, un grupo de huidizos colobos y bastantes especies de aves.


  




Era hora de regresar a nuestro hotel en Welkite donde llegaremos sobre las 7 de la tarde. Quedamos a las 8 para cenar y subimos a las habitaciones para ducharnos y organizar un poco las mochilas. 
Cuando entramos a la habitación, somos conscientes de que no dormiremos sólos. Sin lugar a dudas, las cucarachas se convertirán en compañeras inseparables de nuestros sueños esta noche. Esto es Africa!! 

La cena no está mal, pedimos algunos platos de cordero, de pollo, sopas y alguna cosa más que nos resultan bastante aceptables en general. Es hora de irse a la cama. 
La gente está bastante cansada por el reciente viaje, el sueño acumulado y el calor que hemos soportado durante el día así que creo que vamos a dormir bastante bien. Mañana madrugamos para ir hasta el lago Langano.




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