25 octubre 2013

PARQUES NATURALES DE MONGOLIA (I). Parque Nacional Hustai.


La presencia de los lobos y el empeño demostrado por los perros pastores para ahuyentarlos, provocaron que nuestros sueños no fueran todo lo apacible que hubiésemos deseado durante la pasada noche.


De cualquier forma, el día de hoy iba a ser el señalado para visitar el parque Hustai, famoso por ser el hogar del caballo de Przewalskii (Equus ferus przewalskii).
Localmente conocido con el nombre de Takhi, es la última especie de caballo salvaje que subsiste en el planeta. 
Descubierto allá por 1878 por un turista ruso y llevado a distintos zoológicos europeos, donde se salvaron de su extinción, fue reintroducido en Mongolia en el año 1992.
El Parque Nacional de Hustai, con sus 50.000 hectáreas, fue el elegido para la reintroducción de esta especie salvaje. Actualmente se calcula que más de 200 ejemplares recorren libremente su territorio.
Además de los Takhis, el parque cuenta con  más de 500 especies de plantas, 46 especies de mamíferos y 160 especies de aves.



En las mismas puertas del parque, se encuentra un campamento donde se alojan la mayoría de sus visitantes. Varios autobuses que llegaban en ese momento, dejaban allí a los turistas que se iban a alojar en el campamento.
Nosotros, sin embargo, habíamos pasado la noche en unas yurtas de pastores bastante más incómodas y alejadas al oeste del parque pero sin duda en un lugar con muchísimo más encanto. Más incómodos, sí pero en un lugar maravilloso. Absolutamente todos estábamos de acuerdo!!!


Tras desayunar y hacer una parada técnica para comprar la comida del día, pasta con carne de cabra, continuamos hasta el parque no sin antes quedar atrapados con nuestro vehículo en la arena. Nos costó un buen rato sacar la furgoneta de aquella trampa de arena.
Por fortuna pudimos seguir el viaje sin problemas hasta el final de la carretera que se adentraba en el parque. Desde allí, pies a tierra y a caminar. Nuestra guía hizo un leve intento de seguirnos pero pronto abandonó al grupo. 



Una vez en el parque, hicimos un pequeño trekking hasta alcanzar una zona desde donde tuvimos ocasión de ver un grupo de 12 takhis en la lejanía. No es sencillo observarlos si no es con la ayuda de un buen telescopio y sobre todo mucha paciencia. 
Nuestro paseo nos permitió admirar la belleza del lugar así como apreciar la gran cantidad de plantas e insectos que habitan en el parque. 


Las marmotas y conejos corrían por la estepa y sus numerosas madrigueras dejaban evidencia de su abundancia.
Resultó un agradable paseo en el que además, conseguimos el difícil objetivo de avistar los esquivos caballos salvajes. 


 

 













Tras la comida y ya de regreso a nuestro alojamiento, hicimos una última parada en una zona de dunas donde hicimos un corto recorrido para observar un paisaje totalmente distinto al que habíamos visto hasta ahora.


 

 

Era hora de volver a nuestras yurtas donde nos esperaban los pastores para hacer una pequeña excursión a caballo por los alrededores. 
Es ésta una práctica habitual entre los viajeros que visitan este país y es que no puedes abandonarlo sin vivir la sensación de recorrer su estepa a lomos del animal que se constituye como el principal medio de transporte mongol. 


Se trata de animales bastante correosos y nerviosos por lo que siempre te recomiendan evitar tocarles la cabeza para evitar mordeduras, pasar cerca de sus patas traseras para evitar coces y montar y descabalgar siempre por su parte izquierda para evitar caídas. 
Un experto jinete te acompaña en los recorridos y no soltará tus riendas a menos que se lo pidas y él lo considere oportuno para evitar riesgos innecesarios. 
Una vez libres, un galope por la estepa resultará inolvidable.


El agradable paseo nos abrió el apetito y dimos buena cuenta de la pasta en salsa con carne de cabra que nos preparó nuestra guía-cocinera.
Un  poco de fruta que habíamos comprado, un café y unas copitas de vodka pusieron el punto final de otra bonita jornada antes de irnos a la cama.
Mañana saldremos rumbo a Ulan Bator para atravesarlo y dirigirnos a nuestro próximo destino: el Parque de Terelj.






2 comentarios:

AranBL dijo...

Bonito parque! No había oído nunca hablar de él pero tiene una pinta estupenda. Eso sí, las fotillos de los insectos me dan repelús jejeje.

Un saludo!

aitor dijo...

Hola Aran,
realmente pienso que Mongolia es una gran desconocida.
Sus desiertos,montañas,ríos y lagos ofrecen una variedad paisajística y una biodiversidad merecedora de toda nuestra atención.

Un saludo y gracias por tu comentario.