26 mayo 2014

Ostional,el paraíso de las tortugas.


Por fin habíamos llegado a Ostional. Habíamos cruzado un salvaje río que atravesaba la carretera para llegar hasta aquí y nos habían dicho que para abandonar Ostional hacia el sur deberíamos cruzar otro río aún peor. 
No había infraestructura turística de ningún tipo, apenas nos quedaban unos colones en la cartera y no veíamos ningún sitio para alojarnos.
¿Se puede pedir más?
Pero no pasa nada, al final todo se arregla. Alguien vio un viejo cartel descolorido que anunciaba un alojamiento, “cabinas Ostional”. Hacia allí nos dirigimos pero como era de esperar, estaban cerradas. 
Una chica no tardó en aparecer cuando vio a unos “guiris” en los alrededores. “¿Desean algo los señores?”
Por un momento me entraron ganas de contestarle que sí, que queríamos un sitio para dormir, otro para comer, algún lugar donde conseguir dinero, una gasolinera, una oficina de turismo donde conseguir información……

Pero no hizo falta, era la dueña de las cabinas e inmediatamente nos dijo que no nos preocupáramos. Que las cabinas estaban cerradas porque no había turistas pero que le diéramos tiempo y nos prepararía una habitación.




Para comer, la sodita estaba cerrada pero si nos acercábamos a casa de la señora María seguro que nos preparaba algo para calmar nuestro apetito ya que tenía nevera (la única del pueblo). 
En cuanto a información de la zona, ella se encargaría de buscarnos un guía-biólogo que nos enseñaría todas las tortugas desovando que quisiéramos esa misma noche.
En ese momento, comencé a ser consciente del precioso lugar en el que nos encontrábamos. ¿Quién necesitaba hoteles, restaurantes, oficinas de turismo o bancos? Aquello era un paraíso y lo que es mejor…para nosotros sólos!!! 


Aún no sé cómo pero encontramos la casa de la señora María. La puerta estaba abierta y nadie respondía al timbre por lo que optamos por entrar superando nuestras vergüenzas. 
La señora María no tardó en aparecer y rápidamente se puso manos a la obra. Nos dijo que su casa era humilde pero no faltaba un plato para el que lo necesitara; además su hijo, pescador de profesión, le había traído pescado fresco esa misma mañana. ¿Os gusta el pescado?
La cena fue perfecta, la charla impagable y la cordialidad de la señora María, adorable. Habíamos pasado de la desesperación al gozo en unos minutos.
Tras pagar a la señora María por la estupenda cena con la que nos había obsequiado, nos dirigimos a las cabinas para dejar las mochilas y hablar con la dueña. 

Fue ella la que nos dijo que habían llegado muchas tortugas el día anterior y que no nos resultaría difícil encontrarlas en la playa pero que nos buscaría un guía experto para que nos guiara. 
También nos aseguró que las fuertes lluvias caídas habían provocado que se quedaran incomunicados por la crecida de los dos ríos que atravesaban la única carretera, uno por el norte y el otro por el sur. Nos dijo que el único practicable era el que habíamos atravesado y que el otro sería imposible de cruzar. Eso, siempre que no lloviera demasiado y no podríamos cruzar ninguno de los dos. En fin, mañana será otro día..

A las 10 aparece el guía que nos llevará a ver las tortugas. El cielo totalmente despejado, muestra millones de estrellas. 

Al llegar a la playa nos dice que a pesar de estar esperando una “gran arrivada” (momento en el que centenares de miles de tortugas acuden a desovar) ahora mismo “sólo” hay unos pocos millares. 
Es una auténtica gozada disfrutar en total soledad de las numerosas tortugas que llegan a la playa. 
Vemos las distintas fases del desove desde que llegan, hacen el nido, ponen los huevos, tapan la nidada y vuelven al agua. 
A pesar de que podemos hacer las fotos que queramos, sólo hacemos un par de ellas para no estresar demasiado a los exhaustos animales.



La experiencia ha resultado fantástica e inolvidable y volvemos a las cabinas con una gran sonrisa en nuestros rostros.
Cuando despertamos al día siguiente volvemos a la playa, ya por nuestra cuenta para ver el escenario de la noche anterior a plena luz del día. 
Hoy todo es muy distinto y las tortugas han dejado el paso a ibis, espátulas, chorlitejos, andarríos y otros limícolas que se alimentan en la orilla. 
Al final de la playa, cerca del bosque, buitres y perros dan buena cuenta de algunos huevos de tortuga que han quedado al descubierto.




Nos hemos quedado prendados de este lugar pero la incertidumbre de que alguna tormenta nos pueda dejar allí incomunicados durante varios días, nos hace tomar la decisión de marcharnos esa misma tarde.
De cualquier forma, Ostional siempre formará parte de otro de los grandes momentos que vivimos en Costa Rica
Un pequeño rincón del mundo donde fuimos conscientes de esos “pequeños” detalles que conforman la felicidad.

4 comentarios:

Unknown dijo...

Ay las tortugas!! Yo habría colgado como 30 fotos si hubiera estado ahí, solo de las tortugas! jajaja.
Un saludo y nos vemos por aquí, te esperamos en nuestro blog!

ameserosviajeros@blogspot.de

aitor dijo...

Realmente son todo un espectáculo pero hay que respetar un poco a las tortugas. Llegan de noche para desovar y el flash de las cámaras pueden hacer que se asusten y suspendan la puesta. Por eso sólo sacamos sólo un par de fotos.
En Tortuguero ni siquiera dejan sacar fotos.
Saludos y ahora mismo os hago una visita.

Tawaki dijo...

Que preciosidad de entrada. Costa Rica es un país excepcional y es toda una suerte poder disfrutar de un lugar así en exclusiva.

aitor dijo...

Tienes toda la razón Tawaki, fue un auténtico privilegio poder disfrutar de aquella maravilla natural y su amabilísima gente sin aglomeraciones de ningún tipo.
Saludos!!!