20 junio 2014

De Playa Tambor a Manuel Antonio.



A las 6,20 ya salíamos de nuestro hotel en Playa Tambor, en previsión de las colas que pudiéramos encontrar para tomar el ferry que nos debería pasar a Puntarenas.
Afortunadamente, al cabo de unos pocos kilómetros infernal la carretera pasó a ser asfaltada. A pesar de todo tardamos 35 minutos en hacer los 25 kms que debíamos recorrer hasta llegar a Paquera.
Allí aprovechamos para desayunar algo antes de embarcar en el ferry. 
En aquellas fechas (2002) pagamos 4550 colones por el coche y conductor mientras que el resto de los pasajeros que íban en el coche pagaron 650 colones cada uno.



Tardamos hora y media en llegar a Puntarenas. Ya sólo nos quedaba enfilar la carretera panamericana que nos llevaría directamente a Manuel Antonio.
La anécdota del día, aunque esta vez no tuvo nada de graciosa, tuvo lugar cuando unos policías nos pararon para multarnos, según ellos, por exceso de velocidad. Aseguraban que íbamos a 70 donde sólo se podía ir a 50. 
Nos negamos a pagar ningún dinero en efectivo y les dijimos que ya pagaríamos la multa en la agencia de alquiler.
Pasado el incidente, nuestra siguiente parada tendría lugar tras cruzar el puente sobre el río Torcoles. Es ésta una parada de obligado cumplimiento si no te quieres perder los imponentes cocodrilos que descansan bajo el puente a orillas del río.




Es la última parada antes de llegar a Quepos donde pararemos para ver un poco el pueblo y comprar algo para llenar nuestros vacíos estómagos. Fue en un puesto callejero que encontramos durante nuestro paseo donde pillamos unas raciones de pollo frito que resultó estar exquisito.
A partir de aquí era hora de comenzar a buscar un alojamiento no muy lejano desde donde visitaríamos el parque de Manuel Antonio, mañana. 
Paramos para ver algunos de los numerosos hoteles y cabinas que abundan a orillas de la carretera pero ninguno acabó de convencernos.
Al llegar a Manuel Antonio, visitamos otros dos hoteles. Finalmente nos decantaríamos por el hotel Villabosque que nos hace un descuento si pagamos en efectivo. La habitación tiene tv, baño y aire acondicionado además de contar con una bonita piscina.





Este hotel tiene además, la gran ventaja de encontrarse muy próximo a la entrada del parque lo que nos permite acercarnos andando hasta allí esa misma tarde. Está atardeciendo por lo que nadie vigila ya la entrada al parque y decidimos pasar unos minutos hasta que se vaya la luz del día.
La playa es preciosa y no podemos evitar darnos un chapuzón mientras el sol se pone suavemente sobre el horizonte. 
Mientras nos secamos, lagartos y ardillas juguetean a nuestro lado aprovechando también las últimos rayos de sol.

Para cambiar un poco la dieta de los últimos días, nos vamos hasta la cercana población de Quepos para cenar en un italiano después de entrar a un local donde nos conectamos a internet para mandar unos correos dando señales de vida.
Aprovechamos también para tomarnos unas cervezas por el pueblo que presenta un ambiente bastante animado aunque el cansancio acumulado provoca que nos retiremos pronto a nuestro hotel para caer derrotados en la cama.
Mañana toca explorar desde primera hora el prometedor parque de Manuel Antonio.


2 comentarios:

Tawaki dijo...

Impresionantes los cocodrilos. Son enormes y hay muchos. El hotel tiene buena pinta y no puede estar mejor situado.

Yo pensé en ir una tarde a bañarme, pero la única que tenía libre estuvo lloviendo, así que tuve que cambiar de planes.

aitor dijo...

Una pena que te pillaría lloviendo.
De cualquier forma, seguro que encontraste otra alternativa igualmente satisfactoria.