Si hablamos de playas como Ipanema o Copacabana, del Cristo del Corcovado, del Pan de Azúcar o del mismísimo Maracaná, sería difícil encontrar a alguien que no supiese de qué ciudad estamos hablando. Sin embargo, si dijéramos que hemos ascendido al Pico Tijuca, el punto más alto del Parque Nacional Tijuca, con toda seguridad muy pocos serían capaces de ubicar nuestra localización.
Así es, a pesar de que con sus 3300 hectáreas es considerada la selva urbana más grande del mundo y ser declarada Reserva de la Biosfera en 1991, muy pocos visitantes se aventuran a realizar alguna de las numerosas rutas con las que cuenta el parque y que permiten disfrutar a fondo de las exuberantes características de la mata atlántica, de su fauna y de unas grandiosas vistas de la ciudad.
Como ya habreís adivinado, nos encontramos en la ciudad brasileira por excelencia en la que los carnavales, el fútbol, el Cristo o sus bellas playas y sus esculturales playistas pugnan en dura lucha por erigirse en el principal atractivo de la ciudad: Río de Janeiro.