Durante una reciente visita a tierras extremeñas y andaluzas y sin tenerlo previamente previsto, tuve la ocasión de acercarme hasta los alrededores del río Tinto.
Hace algunos años que había leído algún artículo acerca de sus peculiaridades y las increibles tonalidades de sus aguas por lo que automáticamente pasó a engrosar mi larga lista de sitios a visitar. Sin embargo, la gran distancia que me separa de aquel recóndito lugar no invitaba demasiado a desplazarse hasta allí para visitarlo. Pero las casualidades existen y cuando me encontraba de regreso a casa tras una breve escapada al lejano sur, me encontré de bruces con un cartel que indicaba Minas de Riotinto...
Inmediatamente recordé las imágenes del río y consideré que aquel era el momento justo de conocerlo. Sin tener demasiado tiempo ni saber muy bien dónde tenía que dirigirme, me acerqué hasta la localidad de Minas de Riotinto donde no tardamos en ver los carteles que anunciaban el museo minero.