26 diciembre 2015

Kanawa y Bidadari, nuestra despedida del mar de Flores.


Eran las 3,45 cuando la tripulación ya estaba en pie con la intención de soltar los amarres y poner rumbo a nuestro siguiente destino.
Un pequeño escalofrío recorrió mi cuerpo cuando oí saltar al agua al cocinero para soltar el ancla que había quedado enganchada a unas cuerdas impidiendo su izado. No hacía excesivo frío pero acomodado en mi pequeño rinconcito en cubierta, al abrigo que me proporcionaba la pequeña manta con la que me cubría, la situación me resultaba al menos, desagradable. No me gustaría estar en el pellejo de nuestro compañero de viaje, empeñado en deshacer en el agua, el enmarañado embrollo que se había liado con el ancla.
Pero finalmente lo consiguió.

15 diciembre 2015

Dragones, mantas y atardecer en Komodo.


Se adivinaban las primeras luces del alba cuando el capitán puso en marcha el motor del barco. Su brusco traquetreo nos sorprendió a todos mientras dormíamos. 
El plan previsto era desayunar tranquilamente antes de zarpar hacia la cercana isla de Komodo pero alguna razón que aún desconocíamos, había hecho cambiar los planes a Vinsen. 

06 diciembre 2015

Snorkel, playas rosas y vampiros.




Hoy hemos pasado nuestra primera noche a bordo del barco.
El viento que ha corrido durante la noche nos ha obligado a cubrirnos con una delgada manta que subimos, por si acaso, de uno de los camarotes pero se puede decir que en términos generales la temperatura ha sido bastante agradable.
Resulta muy reconfortante despertarse con los primeros rayos del sol mientras las olas te mecen delicadamente y los gritos de los charranes anuncian el comienzo de un nuevo día.
El olor del desayuno recién hecho tiene el mágico poder de conseguir que todos nos levantáramos dispuestos a comenzar una nueva jornada en aquel maravilloso paraíso en el que nos encontrábamos.
El día comenzará con la ascensión a un pequeño alto desde donde Vinsen nos asegura que hay unas excelentes vistas. Los desniveles que salvamos no son grandes pero la subidas son bastante verticales y los caminos pedregosos obligan a llevar un calzado adecuado.