26 diciembre 2016

MADURAI. INDIA.


Nos hemos alojado en el hotel Star Residency en Madurai. Las habitaciones son amplias y bastante aceptables. Es de destacar que el hotel cuenta con un bar donde poder tomar una cerveza una vez acabadas las visitas de la jornada.
Tras el desayuno bajamos a recepción donde nos espera Kisen para llevarnos hasta el templo donde nos reuniremos con Frabu, el guía con el que ayer vimos la ceremonia Aarti.
A las nueve ya estamos todos listos y unos 15 minutos más tarde llegamos al Templo de Sri Meenakshi.

Comenzamos con una visita por la zona exterior a plena luz del día ya que ayer era ya de noche cuando nos acercamos hasta aquí. En esta ocasión traemos nuestras cámaras de fotos ya que en el exterior podemos hacer uso de ellas, algo que está prohibido en el interior del templo donde únicamente permiten el uso de la cámara del móvil.

Lo primero que atrae nuestra atención son las 4 enormes torres tapizadas de infinitas figuritas que representan a sus divinidades pintadas con intensos y vívidos colores y que sirven de entrada al templo.
Estas torres reciben el nombre de Gopuram y a pesar de que destacan las 4 más altas situadas en el muro exterior, el templo cuenta con un total de 14 Gopuram. 

El Gopuram sur es el más alto del complejo llegando a superar los 50 metros de altura.





 



















Damos una vuelta completa alrededor del templo, joya de la arquitectura Dravidiana, fascinados tanto por sus coloridas y minuciosas construcciones como por el peculiar ambiente y las escenas que nos regalan los numerosos fieles que se acercan a orar al templo. El objetivo de nuestras cámaras y miradas se reparte a partes iguales entre la arquitectura y la muchedumbre.
Aunque el templo tal como lo vemos en la actualidad es del siglo XVII, en este lugar siempre existió un templo desde hace 2500 años.







Una vez que recorrimos pausadamente los límites exteriores, nos vimos en la obligación de dejar nuestras cámaras en algún sitio ya que no se pueden usar en el interior del templo. Inmediatamente nuestro guía nos apuntó la posibilidad de dejarlas en una tienda cercana para no tener que volver al coche y perder tiempo. Ya sabíamos lo que eso significaba...

Nos acercamos hasta la Torre este que se erige como la entrada principal a pesar de no ser la más alta. Allí debemos dejar nuestro calzado y pagar la entrada que asciende a 50 rupias y otras 50 más si quieres hacer uso de la cámara de tu teléfono móvil. 

Desgraciadamente mi móvil "made in China" no dispone de buena cámara, algo que queda patente en las fotografías y videos que saqué en el interior del Templo.
Un consejo importante a la hora de realizar esta visita es procurar hacerlo temprano para evitar quemarte los pies ya que en las horas centrales del día, el suelo literalmente, quema.
Accedimos al templo a través de una columnata de alrededor de 100 metros de larga donde se apiñaban decenas de puestecillos donde se vendían todo tipo de artículos.



Durante más de tres horas recorrimos todas las dependencias del templo a excepción de los dos santuarios principales, a los que solo pueden entrar los hindúes.
También tuvimos ocasión de ver el ritual del Puja que realizan los sacerdotes hinduístas 6 veces al día, acompañados con instrumentos de percusión y flautas, durante el que invocan a la divinidad del templo para conectarse con él y agradecerle los beneficios recibidos.








 





Durante nuestra visita a este templo construído en honor a Shiva y a Parvati, es curioso comprobar que despertamos tanta curiosidad en ellos como ellos en nosotros. Una vez más tenemos que posar con infinita paciencia para sacarnos decenas de fotografías con ellos.

Datos prácticos para visitar el templo:

  • Abierto de Lunes a Domingo de 5:00 a 12:30 y de 16:00 a 21:30.  
  • Es conveniente evitar las horas centrales del día para visitarlo porque hay que hacerlo descalzo y el suelo quema.     
  • El ritual del puja, se celebra 6 veces al día en horarios prefijados.
  • A las 21h tiene lugar la ceremonia del Aarti, durante la cual Shiva es llevado en palanquín hasta donde se encuentra Meenakshi (Parvati).
  • Tal como hicimos nosotros, se puede contratar en los alrededores un guía. Es conveniente dejar claro qué os ofrece y qué os pide. En nuestro caso dejó en nuestras manos el precio a pagar según valoráramos sus servicios y no tuvimos problemas.
  • Para completar la visita se puede subir a la azotea de algún comercio cercano para obtener una vista panorámica del complejo. Intentarán venderte de todo pero las vistas merecen la pena.

La visita al templo había terminado y tras recuperar nuestro calzado nos dirigimos a la tienda cercana donde habíamos dejado nuestras cámaras fotográficas. Nuestro guía nos aseguró que desde la azotea de la tienda donde habíamos dejado nuestras pertenencias había unas formidables vistas al complejo y a pesar de que éramos conscientes de que aquello era una pequeña encerrona para recorrer el establecimiento, accedimos a comprobarlo.
He de decir que estábamos en lo cierto y todo estaba preparado para tratar de vendernos todo tipo de artículos pero también debo reconocer que las vistas desde su terraza eran maravillosas.
Si realizaís la visita al templo, tened en cuenta que las vistas desde lo alto de los edificios que rodean el complejo, sin lugar a dudas merecen la pena . Tened claro también que si quereís disfrutar de esas vistas, tendreís que pagar un precio: el acoso de los dueños del local para tratar de venderos cualquier cosa a cualquier precio y éste último no suele ser demasiado favorable para el cliente.
Reconozco que yo me escapé inmediatamente del local con la excusa de que necesitaba comprar urgentemente una botella de agua ya que el calor llegaba a resultar axfisiante. Desde luego no es el mejor lugar para comprar ningún artículo que suponga un gasto importante ya que como suele suceder habitualmente en estos locales, se aprovechan del estratégico lugar que ocupan para cobrar precios demasiado elevados.




Teníamos el resto del día libre y como estábamos satisfechos con los servicios de nuestro guía, le consultamos qué podíamos hacer durante las próximas horas. Franbur nos propuso visitar el Palacio de los Reyes conocido como Thirumalai Nayak Mahal
En la actualidad, este palacio sólo conserva la cuarta parte de su extensión original pero es un claro exponente de la influencia islámica en la arquitectura dravídica de la época.
Permanecimos más de media hora recorriendo esta extensa edificación erigida en el siglo XVII y que muestra claramente la importancia que llegó a tener la ciudad de Madurai.
En la foto inferior se muestran los horarios y precios de la visita.







Habíamos quedado para hacer un recorrido por la tarde en rickshaw por las calles aledañas al templo pero antes queríamos comer algo y evitar las horas más calurosas del día. Esta es una zona donde la temperatura puede resultar un hándicap así que mejor tratar de descansar durante las horas más cálidas.

Ante nuestra rogativa para que nos llevaran a algún establecimiento con comida típica y frecuentada por la gente local, nos llevaron al Hotel Bell. Allí, junto al parking había una amplia terraza cubierta pero hacía demasiado calor. Decidimos entrar a un comedor contiguo donde había aire acondicionado y se estaba mucho mejor.
Volvimos a saborear los especiados platos de la cocina hindú aunque varios componentes del grupo insistimos para que evitaran echar picante en nuestros platos.



Tras pagar 3-4€ cada uno por la comida, volvimos con nuestro conductor para que nos llevara hasta el hotel para descansar un rato antes de hacer el recorrido en rickshaw por la ciudad.

A las 16,30, como habíamos acordado, llegamos al sitio establecido donde nos esperaban nuestros 4 conductores de rickshaw. Nos pidieron 1000 rupias en total por recorrer durante una hora las estrechas callejuelas donde se concentraban mercados y puestecillos de venta repletas de ambiente y bullicio.
Si bien es cierto que moverse en aquel caótico lugar en una bicicleta tenía su encanto, no acabé de sentirme cómodo al ver los enormes esfuerzos que debía hacer nuestro conductor para conseguir que avanzáramos a golpe de pedal.


Al llegar a un mercado, nos ofrecieron dar una vuelta por el mismo para que ellos pudieran descansar un poco. Por supuesto les dijimos que descansaran tranquilos, que nosotros aprovecharíamos para hacer algunas compras en el mercado de frutas y verduras. Amablemente nos acompañaron para explicarnos el nombre de todos los productos que desconocíamos así como aconsejarnos qué productos comprar. Allí probamos los plátanos rojos que habían despertado nuestra curiosidad ya que no los habíamos visto nunca en ningún lugar. A pesar de su peculiar color, su sabor era muy similar al clásico plátano amarillo.





Tras hacer acopio de frutas y guindillas de todo tipo, volvimos a los rickshaws para que nos devolvieran al punto de partida. Allí nos despedimos de ellos, les dimos una propinilla por su amabilidad y también liquidamos cuentas con nuestro guía Franbu.








Franbu nos acompañó ayer por la tarde durante la ceremonia Aarti en el templo y hoy también ejerció de guía durante toda la mañana. Cuando negociamos el precio ayer, nos dijo que cuando acabaran sus servicios le diéramos lo que consideráramos justo. 
Sinceramente no teníamos ni idea de lo que cuestan los servicios de guía en Madurai así que le preguntamos si 1000 rupias le parecía un precio justo. Su sonrisa le delató. 
Nos despedimos y emprendimos la vuelta al hotel, ya era de noche.

Había sido un día intenso agravado por las altas temperaturas así que decidimos tomarnos unas frescas cervezas en el bar del hotel para recuperar los líquidos perdidos durante la jornada.
Una vez hidratados convenientemente, subimos a las habitaciones para descansar un poco antes de bajar a cenar algo.
Hoy el grupo se divide y mientras unos apuestan por cenar algo en los puestos callejeros que inundan las ruidosas y atestadas calles cercanas, otros prefieren quedarse en el apacible comedor del hotel con el aire acondicionado cerca.
Ahí fuera, el calor, las bocinas, el griterío y el típico caos de las ciudades indias, representan un reto difícil de superar para algunos.
Mañana a las 8,30 abandonaremos Madurai para volver al estado de Kerala, más concretamente al Parque Nacional de Periyar.





Capítulo anterior: De Munnar a Madurai

1 comentario:

Tawaki dijo...

Guardo muy buen recuerdo de mi viaje a la India, y lo único que lo estropeó un poco fue la insistencia enfermiza de los comerciantes y de algunos viandantes. Confío en volver algún día y esta zona que nos mostráis es preciosa.