27 enero 2017

De Thekkady a Kumarakom.

Hoy tocaba abandonar Thekkady por lo que recogemos todo nuestro equipaje antes de bajar a desayunar.
A las 9 ya estábamos listos para salir del hotel rumbo a Kumarakom pero antes haríamos una parada en una fábrica de té, Connemara Tea Factory, donde nos esperaban para mostrarnos todo el proceso de elaboración de esta famosa infusión.

La idea era explicarnos en primer lugar y sobre el terreno, el cultivo y la recolección de las plantas pero tuvimos que saltarnos este primer paso cuando una tromba de agua comenzó a caer sobre nosotros.
Nuestro guía optó por llevarnos a una sala donde nos puso un powerpoint donde pudimos ver la recolección y elaboración del té a través de fotografías.
Tras las oportunas explicaciones salimos al exterior a tiempo de ver a un grupo de recolectoras que se dirigía a recoger las preciadas plantas. 

Amablemente accedieron a sacarse unas fotos con nosotros y nos rogaron que les mandásemos las fotografías a la fábrica. También nos enseñaron las curiosas tijeras con las que cortan y recogen a la vez en un saco, los brotes de las plantas de té.




  
 
Acto seguido pasamos a visitar la fábrica pero antes de entrar nos avisaron de que estaba terminantemente prohibido sacar fotografías en su interior ni tocar nada para evitar accidentes. 
Fuimos recorriendo la fábrica viendo todo el proceso por el que pasaban las plantas recolectadas hasta convertirse en el producto final que todos conocemos. 
Curiosamente esta empresa fue fundada por un irlandés.
Tras la visita continuamos el viaje parando sobre la marcha para ver una cascada (valanjamkanam). Es curioso observar cómo en cada cascada que encontramos en nuestro camino se apiñan gran número de puestecillos; allí mismo compramos unos rabutanes para probar.
















Una curiosa iglesia católica en medio de la nada (Pattumala Velamkanni Matha Church), supuso otra breve parada en nuestra ruta. 
La iglesia está construida enteramente en granito y situada en medio de plantaciones de té. El nombre Pattumala significa "colina envuelta en seda". 
Se encuentra a 8 kilómetros (5,0 millas) de Peermade y 24 kilómetros (15 millas) de Thekkady


 
Ya sólo pararíamos en un garito de carretera para solventar las inexcusables necesidades fisiólogicas, justo antes de que el inconfundible olor a salitre nos indicara que nos estábamos acercando al mar. 
Pasamos de largo un santuario de aves y cruzamos un puente que nos conduce a la isla donde se encuentra nuestro hotel, el Deshadan Backwater Resort
Realmente no nos encontramos en una isla ya que está unida al continente por una estrecha lengua de tierra pero allí todo el mundo la conoce como isla. 
Lo que sí queda claramente contrastado es que nos estamos moviendo entre los fértiles ecosistemas que conforman las marismas, deltas y estuarios. 
Numerosos canales, aquí conocidos como backwaters, y las primeras embarcaciones típicas de esta zona, comienzan a copar un paisaje que contrasta con lo visto durante las últimas jornadas. 





Según nos comenta nuestro conductor Kisen, el puente que atravesamos separa el agua dulce del agua salada que proviene del cercano mar Indico. Nos lleva un buen rato recorrer aquellas laberínticas carreteras, con varias pérdidas incluidas, hasta llegar a nuestro hotel.
Apartado de todo, el Deshadan Backwater Resort, está emplazado en un lugar idílico a orillas del Lago Vembanad

La sosegada y silenciosa navegación de las Kettuvallams, las típicas embarcaciones de los backwaters, unidas a las portentosas redes de pesca varadas a pocos metros de la orilla, conforman una armoniosa estampa plena de relajada belleza.
Unos cuidados jardines y una bonita piscina junto al lago, nos dan la bienvenida al hotel; hemos dejado ya atrás los espectaculares paisajes montañosos y entramos de lleno en el mundo marino.







El lugar invita al relax, es una lástima que sólo vayamos a pasar una noche en este remanso de paz pero no hay tiempo que perder así que mientras unos deciden ir a darse un masaje ayurveda, otros nos ponemos el traje de baño para darnos el primer chapuzón de las vacaciones. 

Después de los kilómetros recorridos y del frío pasado en los últimos días, es una gozada relajarse en la piscina mientras vemos pasar los barcos entre las numerosas redes que salpican un lago que más bien parece el mar. Desde luego, nadie puede negar que estamos todos encantados con este lugar.


 
Permanecemos inmóviles observando cómo los pescadores se acercan a las redes en pequeñas canoas para comprobar si ha habido suerte con las capturas. 
Resulta toda una ceremonia la forma en que izan las gigantescas redes y se asoman a su interior para ver si alguna pieza colea en el fondo de las mismas. 
Inmediatamente acuden a la cita los martín pescadores y las águilas pescadoras que no renuncian a una captura fácil si se presenta la oportunidad. Cada vez que levantan las redes, estas aves acuden sin dilacción.
Con las últimas luces del día nos retiramos a nuestras sencillas pero acogedoras habitaciones.








Tras los masajes y los baños llega el ansiado momento de la cena, y digo ansiado porque hoy algunos tenemos la esperanza de poder cambiar la dieta de los días pasados y comernos algún pescadito y marisco a la plancha; ya veremos.....

Al llegar al restaurante del hotel nos comentan que la cena es tipo buffet y vemos que los platos no difieren mucho de lo comido hasta ahora pero nos aseguran que también podemos hacer uso de la carta. Cuando vimos que había un plato de "seafood al grill" no nos lo pensamos, era nuestra oportunidad. 

El plato tenía un precio bastante elevado si lo comparábamos con lo que venía siendo habitual durante el viaje así que pensamos que nos traerían una ración generosa de pescados y mariscos pero nos quedamos un poco decepcionados cuando vimos en nuestros platos un langostino, unos trozos de calamar y una rodaja de pescado más bien escasa. 
En fin, no era lo que esperábamos pero al menos estaba bueno y pudimos comer algo reconocible por nuestros paladares.

Era hora de retirarse a las habitaciones y aunque algunos queríamos habernos acercado el día siguiente hasta el santuario de aves de Kumarakom, Kisen nos dijo que no era viable porque estaba demasiado lejos y tardaríamos demasiado en ir y volver a por el resto del grupo, ya que a las 12 debíamos estar embarcando en el houseboat donde pasaríamos nuestra próxima noche.
Tocaba cambiar de planes así que finalmente pedimos cita para darnos un masaje ayurveda a primera hora de la mañana, antes de desayunar y partir hacia Kumarakom.


Nuestro recorrido duarante la jornada de hoy y los puntos mencionados se encuentran en este mapa:


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