05 noviembre 2017

Llegada a Antananarivo y traslado a Ambositra.


Se está convirtiendo en un "clásico" lo de pillar el primer vuelo que sale del aeropuerto para dar comienzo a nuestros viajes.
Eso de despegar antes de las 7 de la mañana supone tener que levantarse sobre las 4,30 y aunque se diga que sarna con gusto no pica, ciertamente no es algo demasiado sugerente.


Al menos en esta ocasión nuestro vuelo sale a la hora y llegamos a París con tiempo de sobra para no perder el vuelo que nos llevará definitivamente hasta Madagascar.
Diez horas después de despegar de París, aterrizamos en la capital malgache, Antananarivo.

Resulta desesperante la cola que debemos esperar para hacer el visado ( 25€ ). 
El personal de seguridad e incluso algún policía, tramitan sin ningún rubor, el papeleo a muchos viajeros que se cuelan por el pasillo que hay al fondo a la izquierda. Solo hay una ventanilla así que cada vez que se acercan estos tipos con varios pasaportes, la cola se paraliza. 
Bien empezamos..

Lo primero que hacemos para evitar confusiones y malentendidos, es poner nuestros relojes en hora ya que en Madagascar es una hora más.
Son alrededor de las 11 de la noche y confíamos en que nos estén esperando para llevarnos al hotel Maison Lovasoa que hemos reservado por internet pero antes queremos cambiar algo de dinero.


Dónde cambiar dinero.
 

Generalmente no suelo cambiar dinero en los aeropuertos porque su cambio no suele resultar muy favorable pero parece ser que en Madagascar las cosas son diferentes.
Según se sale, una vez recogido el equipaje, hay que ir hacia la izquierda hasta el final del pasillo. 


Hay un par de oficinas de cambio donde nos ofrecieron 3520 MGA por euro.
El billete más grande es de 20.000 MGA pero en ocasiones no disponen de estos billetes y realizan el cambio con billetes de 10.000 o incluso menos ; una auténtica locura los fajos de billetes con los que te juntas en un momento. 

A lo largo de nuestro viaje hemos podido comprobar que éste fue el mejor cambio que conseguimos en el país.
También debo advertir que pagan mejor los billetes de 50€ que los pequeños. 
Un montón de chavales vendrán a cambiarte monedas de euros con la excusa de que no se las cambian en los bancos pero es aconsejable andarse con mucho ojo porque tratarán de engañarte.


Traslado al hotel.


Una vez resuelto el tema del dinero para unos cuantos días, cargamos el equipaje en los tres coches que nuestro hotel nos había envíado a buscar, tal como habíamos acordado. 
Al ser siete personas y los coches bastante pequeños, quedamos en que nos vendrían a buscar tres vehículos por 30.000 MGA cada uno, unos 8,5€ por coche.
A pesar de que no eran las 11 de la noche cuando aterrizamos en Tana, entre los trámites del visado, el cambio de dinero y el desplazamiento hasta la ciudad, son más de la una cuando llegamos a nuestro hotel. 

Llevamos casi 24 horas despiertos por lo que nos vamos a dormir apenas hemos hecho el papeleo de rigor. 

Hemos quedado con el que será nuestro conductor durante los próximos 11 días, mañana a las 8 pero a las 6 ya estaba despierto.
El hotel Maison Lovasoa no está mal. Es básico pero tiene unos bonitos jardines y unas habitaciones limpias y aceptables.

 
La estancia con desayuno incluido nos sale por poco más de 13€ por persona.
El total de la cuenta ascendía a 336.000 MGA y al preguntarle si le puedo pagar en euros me dice que sí y me ofrece un cambio de 2700 por €. Lógicamente, ante el pésimo cambio que me ofrece, le digo que le pagaré en Ariarys ( MGA ).

 

 






Mientras estábamos desayunando en una mesa que nos habían preparado en los jardines del hotel, hizo aparición nuestro conductor. 
Tras las presentaciones de rigor nos dice que saquemos nuestro equipaje en cuanto podamos para irlo colocando en la baca del coche.

 

Nuestro coche.


Hemos reservado un 4X4 para los siete, lo que nos obliga a llevar el equipaje en la baca.
Pagaremos 55€ al día por nuestro coche con conductor a lo que deberemos añadir los gastos de gasolina. 
Adelantamos un 10% al reservarlo por internet y ahora, al comenzar el circuito, pagaremos la mitad de lo pendiente  y la otra mitad al finalizarlo.
No tenemos nada más reservado y lo único que en principio tenemos claro es que queremos llegar hasta el sur, hasta alguna zona de playa.


No volveremos en coche a la capital ya que,
para ganar tiempo a la vuelta, tenemos un vuelo reservado desde Toliara a Tana  por lo que debemos tener en cuenta que también tendremos que pagar los gastos de vuelta del coche o lo que es lo mismo, dos días de alquiler del coche y la gasolina consumida.
Al ser 7 personas, los gastos diarios del coche nos suponen menos de 10€ por persona, gasolina incluída.

Mientras cargamos el equipaje en el coche en una especie de callejón, unos niños se acercan a nosotros picados por la curiosidad del momento. Nos hacemos unas fotos con ellos y se sorprenden muchísimo cuando les enseñamos las imágenes. 

Será algo habitual a lo largo del viaje.






 


































Nuestra ruta.





Nuestra ruta hacia el sur acaba de comenzar aunque hacemos una parada en un centro comercial para intentar comprar dos tarjetas telefónicas del país que nos permitan estar conectados entre nosotros y hacer llamadas locales si fuera necesario. Finalmente desistimos de comprarlas allí ya que hay mucha gente esperando ; lo intentaremos en Antsirabe donde pararemos a comer.

La ruta discurre rumbo al sur por una carretera asfaltada pero con un tráfico caótico que ralentiza nuestra marcha. 
Los campos de arroz se suceden a ambos lados de la carretera. Resulta curioso también ver a la gente concentrada en los ríos lavando la ropa y extendiéndola al sol para su secado, convirtiendo el lugar en un curioso puzle multicolor.





Me llaman mucho la atención, a su vez, los numerosos hornos ubicados al borde de la carretera dedicados a la producción de ladrillos. Durante todo nuestro recorrido, observamos estos rústicos y enormes hornos donde cocían el barro sin pausa produciendo miles de ladrillos que amontonaban en pilas perfectamente organizadas. 
Realmente no sé a quien venderían tal cantidad de ladrillos porque no vimos demasiadas construcciones de este material pero obviamente quedaba claro que debía ser un producto muy demandado.




Eran ya casi las dos cuando llegamos a Antsirabe. Preguntamos a nuestro conductor si conocía algún sitio para comer y nos dijo que nos podía llevar a un restaurante con comida local y algún plato internacional. Aceptamos.
Se trata del restaurante Zandina, un agradable local donde probamos la más que aceptable gastronomía malgache.
Unas brochetas de cebú, cebú en salsa y algún pescado, más unos postres caseros y unos cafés, supusieron una prueba evidente de que no íbamos a comer mal los días venideros. 
Las enormes y frías botellas de THB, la cerveza local, contribuyeron al festín.
Invitamos a nuestro conductor a comer con nosotros y la cuenta ascendió a 194.000 MGA ( unos 55€ ). Por 7€ habíamos comido realmente bien.






 












Al salir del restaurante, fuimos a ver si conseguíamos las tarjetas para el teléfono, tema del que se encargó Gael, nuestro conductor. Tuvimos que recorrer varios puestecillos hasta encontrar uno que tenía las dichosas "sim". 
Cada tarjeta cuesta 1000MGA ( 0,30€ ) y les metimos un saldo de 20.000MGA a cada una ( unos 6€ ). Ellos mismos nos configuraron el teléfono para que funcionara con la nueva SIM. Tema solucionado.

Era hora de seguir nuestra ruta hacia Ambositra donde íbamos a dormir esta noche. 

A lo largo de la carretera vemos las típicas escenas africanas que representan la forma de vida de la sociedad malgache.
Sus rudimentarias formas de transporte, sus construcciones, sus gentes, sus mercados y sus paisajes nos mantienen atentos a todo lo que sucede a nuestro alrededor.








Cuando estamos cerca de Ambositra, Gael nos habla de un hotel que está a la entrada de la ciudad pero le decimos que nos lleve primero al Grand Hotel, un sitio barato del que habíamos leído buenas críticas.
Al llegar nos comentan que la doble cuesta 50.000 MGA ( unos 14€ ) y 70.000 la triple ( unos 20€ ). Las habitaciones son básicas pero limpias y amplias así que para pasar unas horas nos parecen más que suficiente.




 












Descargamos las mochilas de la baca y hacemos el papeleo mientras vamos pidiendo la cena ya que tardan bastante en prepararla. 
Son ya las 7 y les pedimos que nos sirvan la cena sobre las 8,30.

Teníamos pensado salir a dar una vuelta por el pueblo pero la verdad es que estamos bastante cansados y la idea de sumergirnos en aquella vorágine de gente y tráfico, no nos seduce demasiado. Optamos por quedarnos en el hotel, tomarnos unas cervezas mientras preparan la cena y escuchar a un músico local que nos amenizaba la estancia con su música en directo.

Tras varios litros de cerveza y casi dos horas después de haber encargado la cena, dimos buena cuenta de unos riquísimos cebús con foie, brochetas, gambas, postres y cafés.....




Mientras tanto, un chico con una guitarra se había unido al músico y ahora alternaban temas locales con otros de autores famosos.
Aún no sé cómo sucedió pero cuando me di cuenta, varios compañer@s de viaje se encontraban bailando las melodías locales ante el alborozo de los músicos y acompañados por otra gente que tampoco acierto a adivinar de dónde salieron.
Suelen decir que una retirada a tiempo es una victoria así que enfilé rumbo a mi habitación porque aquello estaba tomando un cariz muy peligroso y yo necesitaba descansar imperiosamente.
Si me tomaba otra cerveza, seguro que no iba a ser la última....


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