15 diciembre 2017

De Ambalavao a Isalo.


A las 7 nos levantamos y a las 7,30 ya estábamos desayunando para salir cuanto antes a realizar unas de las visitas más típicas de Ambalavao : la fábrica de papel de antemuro

Era hora de abandonar nuestras habitaciones y los cuidados jardines de nuestro hotel pero antes debíamos pagar el alojamiento de los 7, las cervezas y la cena de ayer y los desayunos de hoy. 
En total pagamos 508.000 ariaris, unos 145€ o lo que es lo mismo, unos 20€ por cabeza. 



Tsienimparihy Lodge
Tsienimparihy Lodge

















Nos desplazamos hasta el cercano hotel Aux Bougainvillées junto al que se encuentra la fábrica artesanal de papel. 
El papel de antemoro comenzó a utilizarse cuando los árabes que llegaron a la costa sureste de Madagascar necesitaron un material donde escribir los textos del Corán. 
La corteza del arbusto llamado avoha les permitió obtener, tras laboriosos trabajos artesanales, un papel resistente donde plasmar los textos sagrados del Corán. 
El francés Pierre Mathieu, en 1936, recuperó esta curiosa tradición que perdura a día de hoy y que podemos admirar en esta fábrica de papel. Este papel se exporta hoy en día a muchos países y se usa como papel de cartas, sobres, pantallas, decorativo, etc. 




Tras la visita partimos hacia el Parque de Isalo prosiguiendo con nuestra ruta hacia el sur. 
Las montañas comienzan a hacer aparición y las cotidianas escenas habituales se repiten durante todo el viaje. Mujeres haciendo la colada en los ríos, sus rústicos medios de transporte, sus típicas viviendas y sus rudos rostros curtidos por las duras condiciones en las que viven, siguen acaparando nuestra admiración. 






Seguimos haciendo paradas a lo largo de la carretera para comprar frutas y los artículos que ellos mismos fabrican y ofrecen a la venta. Creemos que es la mejor forma de ayudarlos sin regalarles propinas a cambio de nada. 
También hemos decidido recoger todo lo que no comemos en el desayuno para repartirlo entre los niños y los trabajadores del campo que diariamente nos encontramos por el camino. 
Durante la jornada de hoy lo repartimos entre un grupo de chavales que suben unos pesados sacos llenos de mandioca hasta las orillas de la carretera. Dan buena cuenta del pan, yogures, mantequillas y mermeladas que nos sobraron del desayuno. 








Hoy es martes y observamos cómo numerosos rebaños de cebúes se dirigen en sentido contrario al nuestro para llegar a Ambalavao donde mañana se celebra su famoso mercado de cebúes. 
Provenientes de remotos lugares, necesitan varias jornadas para llegar hasta Ambalavao y no dudan en usar la carretera para ganar tiempo si ello fuera necesario. 




La repercusión que tienen los cebúes en la sociedad y vida malgache, va mucho más allá del variado uso al que son destinados. 
No sólo son utilizados como animales de tiro, de carga o para transporte sino que su carne y su leche son parte importante de su dieta e incluso son entregados en señal de dote en los casamientos. 
Pero es que además, se han convertido en un símbolo de riqueza que revelan la importancia de sus propietarios a los ojos del pueblo. Cuantos más cebúes se tengan, más importante y rico te consideran. 
Se dice que en Madagascar hay más cebúes que personas, razón por la cual se necesitan grandes extensiones de pastos para que se alimenten. Otra causa más a sumar para agravar la terrible deforestación que sufre el país. 



Hacemos una parada en Ioshy para comer en un pequeño bar local llamado Zava Misy, donde nos lleva nuestro conductor. 
La temperatura va ascendiendo considerablemente y como ya sabemos que el preparar la comida lleva bastante tiempo, pedimos unas cervezas frías que nos sirven acompañadas de unos cacahuetes y un generoso plato de mandioca, productos muy populares en la zona en que nos encontramos. 

mandioca


Tras una comida a base de pollo, patatas, verduras, pasta, arroz, muchas cervezas y pan, nos levantamos dispuestos a proseguir nuestro viaje. Hemos invitado a Gael a comer y hemos pagado unos 40€ en total por los 8. 
Junto a nosotros está comiendo un pequeño grupo de turistas y sus guías, quienes entre ostensibles gestos de preocupación hacen varios comentarios en malgache cuando un camión cargado de militares pasa velozmente frente a nosotros. 
No sabemos qué pasa pero es evidente que algo sucede. En los últimos controles ya no sólo piden la documentación del coche sino que además nos piden los pasaportes. 
De cualquier forma, no le damos demasiada importancia ya que no hemos visto nada preocupante en ningún sitio. 



A partir de la población de Ioshy, el terreno gana en aridez y los poblados disminuyen concentrándose alrededor de los escasos reductos de agua existentes. 
Siempre se ha dicho que el agua es fuente de vida pero yo añadiría que su ausencia es responsable de la miseria más dolorosa. 
Sin agua no hay cultivos, ni árboles, ni apenas animales…. 





Son las 4 de la tarde cuando llegamos a Ranohira donde se encuentran las oficinas del parque de Isalo
Varios guías se arremolinan a nuestro alrededor para ofrecernos sus servicios. 
Isalo cuenta con una gran extensión que posibilita numerosas excursiones algunas de ellas de varios días de duración. Nosotros sólo pretendemos dedicar el día de mañana a recorrer el parque así que decidimos hacer el recorrido más típico que nos mostrará la belleza de sus paisajes durante toda la jornada. 
La entrada de un día al parque cuesta 65.000 ariaris ( unos 18€ ) y pagaremos otros 30.000 ( 8€ ) cada uno, por el guía. 
Nos piden que les paguemos las entradas por adelantado para que puedan hacer el papeleo de entrada y así ganar tiempo mañana. 
Aunque en un principio desconfíamos un poco, Gael nos asegura que es algo habitual así que aceptamos. 

Resuelto el día de mañana, dudamos entre ir al hotel a dejar nuestro equipaje o dirigirnos directamente a la ventana de Isalo para ver atardecer. 
Como no andamos sobrados de tiempo, decidimos ir hasta la famosa ventana de Isalo
A nuestra llegada hay ya bastante gente que se arremolina frente a la ventana para ver los últimos rayos de sol atravesando la pequeña apertura en la roca. 
La zona me recuerda a los parques del oeste americano. La aridez del terreno salpicada de esas características rocas rojizas le da un encanto especial a la zona. 





Ventana de Isalo


Apenas el sol desaparece por el horizonte, los visitantes abandonan el lugar en sus coches. Se dice que esta zona es peligrosa y no es conveniente visitarla en solitario ni permanecer en ella una vez que ha oscurecido así que es hora de retirarse a nuestro hotel. 

Me habían recomendado un hotel en esta zona y aunque se iba un poco de nuestro presupuesto, hemos reservado telefónicamente durante el viaje, dos enormes tiendas de campaña para 4 personas por 102€ cada una. 
Se trata del Satrana Lodge, un bonito hotel ubicado a los pies de las rocosas montañas de Isalo y con una bonita piscina donde refrescarnos y de la que no dudo en hacer uso en cuanto dejo mi mochila en la habitación. 

Satrana Lodge


Nos tomamos un tiempo de relax para conectarnos un rato al wifi, tomar unas cervezas, darnos un baño o simplemente descansar hasta la hora de la cena. 
Antes de irnos a dormir daremos buena cuenta de unos ricos platos a base de gambas, cerdo, pollo y verduras acompañados de una botella de vino y postres.
 Son ya casi las diez. 
A dormir. 

Ruta de la jornada:



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