05 enero 2018

De Isalo a Toliara. Parque de Zombitse.


Hoy tenemos por delante una jornada con una agenda bastante apretada. No pretendemos hacer demasiados kilómetros ya que nuestra intención es llegar hasta Toliara, a unos 250 kilómetros de donde nos encontramos pero de camino queremos visitar el Parque de Zombitse y el Arboretum de Antsokay.
Por ello nuestros despertadores suenan a las 5,30. Habíamos quedado con Gael para sacar el equipaje a las 6 para que con la ayuda del personal del hotel, cargarían todo en el coche mientras nosotros desayunábamos.

Tras el desayuno procedimos a pagar la cuenta del hotel. Sin duda se trataba del mejor hotel en el que habíamos estado y al final, la cuenta tampoco nos pareció tan desorbitada. 
Dos desayunos, dos cenas, todas las bebidas que tomamos durante los dos días de estancia y las dos noches de alojamiento, nos salieron por 2.397.920 ariaris. Nos ofrecieron pagar en euros ( 740€ ) pero nos salía mucho mejor pagar en moneda local así que utilizamos nuestros últimos ariaris para saldar la cuenta. Finalmente fueron menos de 50€ por persona y día por todo.

La ruta de la jornada:


Ya en ruta, los controles policiales no tardan en aparecer. Vamos con la cámara fotografíando las habituales escenas de la vida malgache desde nuestro coche y ni nos damos cuenta de la presencia policial. En esta ocasión un policía se acerca al coche y acusa a un integrante del grupo de sacarle una fotografía y a pesar de que le repetimos que sólo estábamos sacando fotografías del paisaje y de los poblados, no parece darse por satisfecho. Nuestro compañero comenzó a mostrarle todas las fotos que había hecho para demostrarle que no había ninguna de ellos y durante varios minutos el policía permaneció impasible viendo decenas de fotografías. No sabemos si buscaba dinero o le gustaron las imágenes que estaba viendo pero la situación se prolongó durante unos minutos que se nos hicieron eternos hasta que finalmente nos permitió seguir adelante.

Ilakaka, la siguiente localidad que atravesamos a unos 25 kms de Ranohira, tiene una peculiar historia que nos retrotrae a la famosa fiebre del oro del oeste americano. No se puede decir que las zonas ni las circunstancias estén demasiado cercanas ni en el espacio ni en el tiempo pero indudablemente vienen a demostrar que las reacciones del ser humano ante situaciones similares tienen mucho en común a pesar de que tengan lugar en espacios y épocas totalmente diferentes.
Efectivamente, Ilakaka ha sufrido la misma metamorfosis que hace 150 años padecieron las pequeñas localidades americanas cuando las minas de oro las transformaron por completo.
Pero en la pequeña localidad malgache, el responsable de esta transformación no ha sido el oro sino los zafiros. 

Allá por finales de los 90, cuando se descubrieron los fantásticos yacimientos de zafiros, Ilakaka apenas contaba con unas decenas de habitantes. En menos de 10 años, la población aumentó hasta los 60.000. Procedentes de todo Madagascar, miles y miles de personas acudieron hasta allí en busca de la fortuna que cambiara radicalmente sus vidas.
Pero como suele suceder en estos casos, pocos fueron los afortunados y muchos los explotados y fatalmente afectados. A día de hoy, los poblados existentes sufren el hacinamiento y la superpoblación además de un
importante clima de inseguridad .
A nuestro paso pudimos observar cómo todo gira alrededor de la búsqueda de las preciosas piedras y de su explotación. 

Hombres, mujeres y niños se apiñaban en el río afanados en la ardua tarea de cribar la tierra en busca de los cotizados zafiros.
Como no podía ser de otro modo, la policía nos vuelve a parar mientras cruzamos Ilakaka.







Seguimos nuestra ruta y Gael nos explica que estamos entrando en territorio Bara, explicándonos muchas costumbres y curiosidades acerca de esta etnia. Parece gustarle especialmente, el hecho de que permitan la poligamia, siempre que la primera mujer lo acepte.


Son las 8,30 cuando llegamos al Parque de Zombitse. Paramos en la misma carretera y nos acercamos hasta las cercanas oficinas donde pagamos 45.000 ariaris ( 13€ ) por cada entrada y 70.000 por dos guías ( 20€ ).



Parque Nacional de Zombitse-Vohibasia

Localizado a 150 kms de Toliara y moviéndose entre altitudes que oscilan entre los 485 y 825 metros, el Parque Nacional de Zombitse-Vohibasia se distingue por el gran número de aves y la gran biodiversidad que alberga.
Cerca de 60 especies de aves, 8 de lemures además de numerosos camaleones, serpientes y plantas, comparten hogar en el interior del parque.
Con una extensión cercana a las 36.000 hectáreas, goza de un clima tropical seco con temperaturas medias de 23 a 24 ° C. 
La temporada de lluvias se extiende de enero a marzo llegándose a recoger una media de 721 a 833 mm de agua.

Tarifa por adulto 45 000 Ar
Tarifa niño       25 000 Ar
Tarifa por guía   35 000 Ar
Horarios : 8h a 16h


Ruta en Zombitse:



Comenzamos la visita viendo dos gecos, varias aves, mariposas y un par de mochuelos malgaches (Ninox superciliaris) que permanecen inmóviles en las ramas de un árbol cercano. Se trata de una especie endémica de Madagascar. 
Tras un pequeño recorrido por un bosquecillo cercano a las oficinas del parque, cruzamos la carretera para seguir explorando el parque.

(Phelsuma standingi)

drongo malgache (Dricurus forficatus)

loro negro (Coracopsis nigra)​
mochuelo malgache (Ninox superciliaris)


mochuelos malgaches (Ninox superciliaris)


En esta zona lo primero que vemos son unos bonitos camaleones a los que siguen unos huidizos pajarillos endémicos del parque y que se niegan a ser fotografíados. 
Aves del paraiso, lemures nocturnos, serpientes, Giant coua (Coua gigas) y grandes baobabs completaron una agradable y entretenida visita al parque. 




Ave del Paraiso.(Terpsiphone mutata)​

Giant coua (Coua gigas)

Lepilemur hubbardorum


























No habíamos conseguido descubrir a los sifakas de Verreux, residentes en el parque y habitualmente observados pero justo al salir de nuevo a la carretera, el guía reclama nuestra atención para acercarnos hasta un punto cercano donde había varios ejemplares, alguno de ellos con crías.










Permanecimos un buen rato sacándoles fotografías antes de abandonar la zona para volver a nuestro coche. La caminata nos había abierto el apetito y antes de partir de nuevo, sacamos las frutas que habíamos comprado anteriormente y dimos buena cuenta de ellas.
Mientras tanto, unas mujeres con grandes cestos sobre sus cabezas llamaron nuestra atención. Nos acercamos a ellas interesándonos por lo que llevaban en los cestos pensando que sería fruta o alguna especie de cereal. No hubiéramos imaginado nunca lo que pudimos ver, cuando orgullosas nos enseñaron su magnífico botín.




Cuando vimos aquella cantidad de termitas vivitas y coleando, no pudimos evitar un gesto de rechazo pensando que las llevaban para comérselas. Sin embargo no pudimos evitar una carcajada cuando nos hicieron entender que era el alimento de sus gallinas.

Es hora de seguir nuestro camino y nuestra próxima parada tiene lugar en una gasolinera donde compramos agua, algo de pan y también una especie de grandes rosquillas que unas mujeres vienen a ofrecernos. Resultan estar exquisitas.
Allá donde paramos, los niños aparecen por todos los sitios y posan frente a nosotros para ver posteriormente la imagen obtenida.










Salimos de nuevo rumbo al Arboratum de Antsokay que no es otra cosa que una especie de jardín botánico donde pretendemos ver las plantas y árboles más característicos de Madagascar pero por la carretera nos encontramos con muchas personas que nos piden agua con claros y ostensibles gestos. Resulta desolador verles andando por la orilla de la carretera o trabajando en las áridas tierras bajo un sol abrasador.

Hacemos recuento de las botellas de agua que llevamos y nos quedamos con una, repartiendo el resto entre la gente que encontramos por el camino.


Arboratum de Antsokay

Creado en 1980 por el suizo Hermann Petignat y situado a 12 kms al sureste de Toliara, este gran jardín de 40 hectáreas nos ofrece un gran número de especies botánicas.
Gracias al empeño de este botánico suizo, verdadero entusiasta del estudio y conservación de las plantas de esta parte de Madagascar, el arboratum se erige como un lugar de indiscutible importancia en lo que a preservación se refiere.
Gran número de aves e incluso camaleones y lemures pueden ser también observados en su interior. Serpientes y tortugas también tienen presencia.
Cuenta también con piscina y restaurante.

El arboreto está abierto de 7:30 a 17:30.
Cierre anual: febrero
Tarifa por adulto       15.000 Ariary
Tarifa niño (5 - 12años)   5.000 Ariary


El lugar no parece muy cuidado ni tampoco es la mejor época para ver plantas en Madagascar ya que la mayoría de ellas aún no han florecido pero a pesar de todo, disfrutamos de la visita gracias a la simpatía y profesionalidad de nuestra guía. 

También es un buen lugar para la observación de aves y nos aseguran que mariposas, camaleones, lemures y serpientes también pueden ser observados habitualmente. 
Tenemos oportunidad de ver una serpiente y un buen número de tortugas que viven en el recinto.









A nuestra salida encontramos un bar donde nos sentamos y pedimos unas bebidas frías. 
El calor aprieta y además comenzamos a tener apetito. Sacamos unos sobres de embutidos y aprovechamos para comer allí mismo en compañía de Gael que nos pregunta cuales son nuestros planes para los próximos días.
Lo cierto es que no pensábamos llegar tan pronto a la costa pero la imposibilidad de visitar Andrigrita ha provocado que llegáramos antes de lo previsto. Habíamos pensado pasar dos días en Anakao y dejar a nuestro guía con el coche esperándonos en Toliara para que nos llevara al aeropuerto a nuestro regreso pero Gael nos sorprende cuando nos dice que le ha llamado su jefe para decirle que el día 3 tiene que estar en Tana con el coche disponible.
Le decimos que eso es imposible porque tenemos alquilado el coche hasta el día 2 y llegar hasta Tana le llevará dos días pero podemos renegociar el alquiler y le ofrecemos dejarle libre hoy, día 28 pero nos deberá descontar 4 días de alquiler. Dice que llamará ahora mismo a su jefe para trasladarle nuestra oferta pero tras la llamada, nos dice que su jefe no acepta la oferta.
Afortunadamente, tenemos pendiente por pagar aún la mitad del alquiler por lo que le decimos que si no acepta, él se queda con nosotros hasta el día 2. 

Gael está de nuestra parte y dice que no entiende a su jefe porque en el contrato que le enseñamos pone claramente que hasta el día 2 tenemos reservado el coche. Vuelve a llamar a su jefe y nos lo pasa para que le expliquemos el tema personalmente. 
Tras varias llamadas durante las que hablamos con diferentes personas, el tema queda solucionado. Esta noche nos despedimos de Gael que saldrá mañana hacia Tana y nos descontarán 4 días de alquiler de coche. 
Al final nos ha salido redondo. En Anakao no íbamos a utilizar el coche ya que pasaremos en ferry y el coche no podía hacerlo.




Con el tema resuelto, paramos a echar gasolina ( 300.000 ) antes de que Gael nos llevara hasta Toliara, más concretamente a la oficina donde se reservan los billetes para el ferry que pasa a Anakao. Reservamos y pagamos 7 billetes para mañana a las 9,30 por 100.000 ariaris por persona ida y vuelta ( unos 28€ ).

Un precioso atardecer nos sorprende justo en el lugar en que mañana embarcaremos hacia Anakao.





Ahora toca buscar un hotelito barato para dormir esta noche y que no esté lejos del puerto ya que mañana tenemos que venir hasta aquí con el equipaje. 

Acabamos alojándonos en el hotel Albatros, posiblemente el hotel más básico del viaje. La doble cuesta 45.000 ( 13€ ) y la triple 60.000 ( 17€ ).

Una vez acomodados, quedamos con Gael para saldar deudas y despedirnos de él. Le pagamos 108€ una vez descontados cuatro días de alquiler, además de los gastos de gasolina hasta Tana. 

Para ello calculamos un gasto de 12 litros a los 100; como hay unos 1000 kms hasta Tana y el litro de gasoil cuesta 3000 ariaris, le pagamos 360.000 ariaris ( 102€ ).
Lo cierto es que hemos estado muy agusto con Gael y ha habido buen feeling durante todo el viaje. Nos ha aconsejado cuando se lo hemos pedido pero siempre ha dejado todas las decisiones en nuestras manos. 

Todos estamos de acuerdo en dejarle una buena propinilla.

Ya es de noche y hay que cenar algo. Estamos en zona de mar y queremos probar sus mariscos y pescados por lo que preguntamos a Gael si conoce algún sitio para hacerlo. Nos habla de un restaurante de un amigo suyo italiano así que ya está todo dicho; nos vamos para allí.
Le Jardin de Giancarlo, que es como se llama el restaurante, no nos defrauda. Es un local típicamente malgache pero originalmente decorado. Hay bastante gente cenando pero no tardan en prepararnos una mesa para los 8.
Giancarlo, un simpático y dicharachero italiano no tarda en aparecer para saludarnos y ofrecernos sus mejores productos. Una enorme bandeja, con unos apetitosos pescados y unas langostas vivitas y coleando, apareció en nuestra mesa para que eligiéramos lo que más nos apeteciera.
Gael pidió un plato local que nos aseguró era su favorito y para el resto pedimos unas langostas y unos pescados a la plancha con patatas fritas y verduras.
Todo esto acompañado de abundantes cervezas, vino blanco, postres y algún café más un montón de licores que Giancarlo sacó a la mesa, obsequio de la casa, nos salió por la increible cantidad de 277.500 ariaris. Unos 78€, menos de 10€ por cabeza. No lo podíamos creer.








Había llegado el momento de la despedida que tuvo lugar entre abrazos y agradecimientos por ambas partes. Mañana al amanecer, Gael emprendería su regreso a la capital y nosotros iríamos hasta las playas de Anakao con la intención de descansar un poco y aprovechar para ver los alrededores.
La primera etapa de nuestro viaje se había completado satisfactoriamente. Ahora tocaba un poco de relax.


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Próximamente: De Toliara a Anakao

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