Cuando me despierto, observo que estoy sólo en la habitación. Mis dos compañeros han salido a la terraza con el " tele " y los prismáticos para explorar las paredes rocosas que se encuentran frente a nuestra habitación. Lo único que logran descubrir es un rebeco descansando sobre una roca a bastantes kilómetros de distancia.
Los tejados y los campos están blancos, recubiertos de una considerable capa de hielo que revela una noche más que fría. Con las manos y rostros congelados, mis compañeros entran de nuevo a la habitación tratando de entrar un poco en calor antes de bajar a desayunar.