26 diciembre 2018

Parque Nacional Jasper.

Aún con los niveles de adrenalina por las nubes, gracias a la fascinante jornada de ayer, nos levantamos a las 5 de la mañana dispuestos a explorar los alrededores del parque nacional de Jasper.
No eran las 6 de la mañana, cuando tras reunirnos los 4 integrantes del grupo, bien pertrechados con prismáticos y cámaras fotográficas, montamos en nuestro coche para dirigirnos hasta la carretera conocida como Maligne Road.


MALIGNE ROAD
Esta carretera comienza cerca de Jasper y termina en el Lago Maligne tras recorrer unos 45 kms. Además de su innegable belleza, son muchos los que la recorren en busca de los animales más emblemáticos de las Rocosas.
En el mapa de nuestra ruta están marcados los principales puntos a visitar como son Maligne Canyon, Medicine Lake y Maligne Lake.



  • Maligne Canyon.
Aunque nuestra prioridad era intentar avistar fauna y no realizamos esta ruta, son amplia mayoría los visitantes que se acercan a este paraje para recorrer el sendero que muestra este angosto cañón, atravesando cinco puentes que permiten admirar la belleza del lugar.
Si piensas hacer el recorrido de ida y vuelta completo, aconsejan comenzar la ruta en el último puente, es decir dejando el coche en el primer parking que encuentras, viniendo de Jasper

Si por el contrario andas mal de tiempo o no quieres andar demasiado y sólo te quieres centrar en la parte más bonita de la ruta, deja el coche en el parking señalado en mi mapa. Desde allí tienes cerca los dos primeros puentes cuyas vistas son las más espectaculares.
  • Medicine Lake.
Su nombre viene dado por los primeros habitantes de este lugar,  quienes consideraban que este lago contaba con poderes mágicos. Su principal característica consiste en que el lago reaparece en la época del deshielo,  mientras que a finales de otoño vuelve a desaparecer. La causa no es otra que el continuo drenaje al que se ve sometido debido a la existencia de numerosas cuevas subterraneas, a través de las cuales se filtra el agua. 
Cuando el volumen de agua recibido es mayor que el drenado ( en época de deshielo ), el lago va aumentando su nivel; por el contrario, cuando lo filtrado supera al agua recibida, el nivel va descendiendo hasta quedar un pequeño reguero de agua.




  • Maligne Lake.
El final de la carretera nos sorprende con unas excelentes vistas a las azules aguas del Maligne Lake, rodeado de montañas nevadas. Gracias a los más de 20 kms de longitud con los que cuenta, podemos decir que nos encontramos ante el lago natural más grande de las Rocosas.
La zona cuenta con un centro de visitantes, restaurante-cafetería, alquiler de canoas y kayaks, numerosas rutas de senderismo, actividades de pesca, etc, etc.
También se ofrece la visita a Spirit Island, un gran lugar para la fotografía, a través de excursiones en barco. Si estás en plenas condiciones físicas puedes aventurarte a salvar los 14 kms que separan esta isla del embarcadero, en canoa.



Al poco de salir de nuestro hotel, nos topamos con dos wapitíes pero según vamos avanzando por la Maligne Road, se vuelve a apoderar de nosotros la misma sensación que sentimos al recorrer la Bow Valley Parkway

Buscamos con ahinco cualquier rastro de vida animal pero parece que la fauna se resiste a salir a nuestro paso. 
Una elegante águila pescadora que descubrimos posada en un árbol cercano, nos sirve para levantar un poco nuestros ánimos. Poco más tarde, un águila calva posada en su nido, nos obliga a hacer otra parada para observarla con más detenimiento a través de los telescopios. Algo es algo...


Continuamos avanzando y no tardamos en avistar, por fin, un gran mamífero. El primer alce del viaje hace aparición frente a nosotros, cruzando la carretera tranquilamente. Nos arrimamos al arcén y le dedicamos un buen número de fotografías. El alce es un animal que se me había resistido en muchos viajes por el norte de Europa y por fin, lo tenía a pocos metros de mí.
La moral había subido muchos puntos entre el grupo ya que se trataba de un animal al que todos le teníamos muchas ganas.




Continuamos ruta hacia Maligne Lake y ya no volveríamos a ver nada relevante.
Aparcamos el coche y dimos una vuelta por las orillas del lago. 

Cuando llegamos, la temperatura rondaba los 0ºC a pesar de que el cielo se mostraba totalmente despejado. Eran las primeras horas de la mañana y apenas había nadie, a excepción de algunos pescadores que surcaban el lago, en busca de alguna de las enormes truchas arco iris que pueblan estas aguas.





Tras una vuelta por la zona, volvimos al coche para emprender el camino de vuelta con la esperanza de toparnos con algún otro animalito. 

Alces, cabras montesas, borregos cimarrones, venados de cola blanca, grizzlys y osos negros, son algunas de las especies que habitualmente se dejan ver en esta carretera.
Al poco de comenzar el regreso, nos encontramos con dos coches parados. Frenamos y nos arrimamos al arcén para aparcar nuestro coche y buscar al responsable de tanta atención. Dos preciosos alces, a los que poco después se sumó otro que salía del bosque, atraían la atención de los allí presentes. Ahora había más circulación y en poco tiempo nos juntamos un buen número de coches. Una furgoneta de donde bajaron unos chicos con unas enormes cámaras de video, fue la última en llegar. Se trataba de una productora de documentales de vida salvaje.






De pronto, uno de los alces subió el talud que daba acceso a la carretera para dirigirse directamente a nuestro coche. Con la emoción, nos habíamos dejado la puerta trasera abierta y por un momento pensé que iba a meter su enorme cabezota en nuestro maletero para llevarse la comida que llevábamos dentro. Me acerqué para intentar cerrar la puerta pero cuando me encontré cara a cara frente a aquel pedazo de animal, no tuve valor para seguir adelante. Afortunadamente, siguió su camino y desapareció por el bosque que había al otro lado de la carretera. Nunca había estado tan cerca de un alce salvaje y creo que nunca volveré a estarlo.





Estuvimos un buen rato sacando fotos y videos de los enormes alces, antes de proseguir nuestra ruta a Jasper

Ya no veríamos nada más pero la experiencia de cruzar mi mirada con aquel descomunal alce, a pocos metros de distancia, era algo que no iba a olvidar fácilmente.
Al llegar al pueblo hicimos un alto en el camino para apaciguar un poco nuestros vacíos estómagos, antes de dirigirnos al valle de los cinco lagos.
Ayer nos comentaron que una osa con dos cachorros se estaba dejando ver por esta zona así que dedicaremos el resto de la mañana a recorrer los senderos de este lugar.

El Valle de los cinco Lagos goza de gran popularidad entre los visitantes de las Rocosas, debido a la belleza de sus lagos y la gran variedad de tonalidades que muestran sus aguas.
A menos de diez kilómetros al sur de Jasper, encontramos un aparcamiento desde donde comenzamos la ruta. 

Existe la posibilidad de hacer una ruta larga de unos diez kilómetros, o bien una más corta de unos cuatro kilómetros que es la que elegimos nosotros en esta ocasión y que está marcada abajo, en el mapa de nuestra ruta de la jornada. 
El camino transcurre a través de los típicos bosques de coníferas, ofreciendo cada cierto tiempo bellas vistas a los lagos que rodean la ruta.
No se puede decir que nuestro recorrido tuviera demasiado éxito a nivel faunístico, ya que tan sólo vimos algunas pequeñas ardillas que se cruzaron en nuestro camino pero gracias a la belleza del lugar, no nos sentimos decepcionados en absoluto.










Tras hacer una ruta que no llegó a los 4 kilómetros según nuestro GPS, decidimos abandonar el lugar para regresar al pueblo para comer algo antes de reanudar nuestras exploraciones. El sol está en lo más alto y a pesar de que estamos en Mayo, se deja notar.


Una vez repuestas las energías perdidas durante la mañana, decidimos desplazarnos hasta Pocahontas, al norte de Jasper. 

Para ello tomamos la Yellowhead Highway que discurre paralelamente al río Athawaska y que nos han asegurado que es muy propicia para ver osos y otros muchos animales.
A pesar de que no conseguimos ver ningún oso, tres preciosos borregos cimarrones que aparecieron a la derecha de la carretera, nos obligaron a detenernos para observarlos muy de cerca.
Una vez llegamos a Pocahontas, giramos a la derecha para dirigirnos a Miette Hotsprings, donde aparcamos el coche para dar una vuelta por los alrededores y tomar unos helados en las piscinas de aguas termales que encontramos en la zona.
Una confiada ardilla se unió a nosotros sin ningún temor, en busca de alguna migaja que llevarse a la boca.







Era hora de tomar el camino de regreso a casa con la esperanza de toparnos con algún animalillo en la carretera. Algunos ciervos, wapitíes y un nutrido grupo de borregos cimarrones nos sirvieron para darnos por satisfechos en nuestra ruta de regreso.
Enormes caravanas se cruzaban con nosotros dejándonos con la boca abierta. Algunas eran más grandes que mi propia casa.










 








Llegamos al pueblo al atardecer y para aprovechar las últimas luces del día, nos acercamos hasta los lagos Patricia y Pirámide en busca de algún animal que se acerque a sus orillas para calmar su sed tras la calurosa jornada.
Tan sólo vemos algunos ciervos y wapitíes.

Ya de noche, regresamos a Jasper para llenar el depósito de gasolina y cenar algo antes de acostarnos. Llevamos todo el día de un sitio para otro y el cansancio se deja notar.
Mañana quedamos a las 6 en el coche para comenzar una nueva jornada.


Ruta de la jornada
Capítulo siguiente: De Jasper a 100 Mile House

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