06 febrero 2019

Scout Island y Farwell Canyon. Canadá


Son más de las 7 cuando me despierto. Podría decirse que pasamos una plácida noche, de no haber sido por el ataque aéreo que he sufrido a manos de los numerosos mosquitos con los que compartimos habitación.
Nuestros compañeros han sido más madrugadores y se han acercado al amanecer hasta el lago cercano a dar una vueltilla de reconocimiento.
Una vez que nos reunimos todos, decidimos volver al lago para recabar información en la oficina que hay a su lado. Como todavía permanece cerrada, recorremos las orillas del lago para hacer tiempo hasta que abran. Vemos las mismas especies que ayer nadando relajadamente en la superficie mientras las ratas almizcleras surcan sus aguas en todas direcciones.




Cuando volvemos a la oficina, ésta ya está abierta y aprovechamos para recabar algo de información sobre sitios a visitar durante la jornada de hoy.
Al salir de allí, nos dirigimos al hotel para desayunar algo antes de comenzar la ruta del día pero antes me acerco hasta una tienda para comprar unas camisetas de manga corta ya que no he traído ninguna pensando que el clima que encontraríamos en las Rocosas canadienses en pleno mes de Mayo, sería mucho más frío. El clima me ha sorprendido y ahora que hemos dejado las Rocosas, me temo que aún hará más calor.

Tras un relajado desayuno en el bar del hotel, decidimos acercarnos hasta un lago, 108 Mile Lake, donde nos han informado que podemos encontrar pelícanos. Alredeor del lago hay numerosas casas cuyos jardines casi llegan hasta sus orillas.
Dejamos el coche cerca del lago y comenzamos a recorrer sus orillas deteniéndonosa observar las distintas especies de patos que habitan sus aguas. Vemos a lo lejos algunas grullas pero los pelícanos no hacen acto de presencia. Preguntamos a unas paseantes con las que nos cruzamos y nos aseguran que han abandonado la zona la semana pasada.




Optamos por volver al coche y acercarnos hasta la zona donde hemos visto las grullas para tratar de verlas más cerca pero cuando llegamos, éstas ya han decidido marcharse de allí. Sólo vemos algún colimbo, un somormujo que no habíamos visto hasta ahora y ratas, muchas ratas almizcleras.



Volvemos al coche para dirigirnos a nuestro nuevo destino, Williams Lake

En su enorme lago se encuentra el Parque de Scout Island donde daremos otra vueltilla para posteriormente comer en las mesas de piedra ubicadas en la zona de picnic con la que cuenta.
Damos un agradable paseo durante el que vemos las aves y patos típicos de la zona, además de algunas marmotas tomando el sol en lo alto de las rocas.
También vemos dos enormes castoreras pero a pesar de que permanecemos un buen rato vigilando los alrededores para intentar descubrir a sus habitantes, el resultado resulta infructuoso.
Son ya más de las tres de la tarde y nuestras tripas se empeñan en recordárnoslo. Ha hecho mucho calor durante todo el día pero justo ahora que nos sentamos a comer, el cielo se cubre, se levanta el viento y comienza a llover.
Afortunadamente, son cuatro gotas...... muy gordas pero cuatro.






 Ruta hasta aquí: ( 100 Mile House- Scout Island )


Todavía nos quedan unas horas de luz así que ponemos rumbo a Farwell Canyon, una zona muy diferente geológicamente, a todo lo que hemos visto hasta ahora. 
Se trata de una curiosa zona desértica famosa por sus hoodoos, peculiares formaciones rocosas en forma de aguja, sus dunas de arena y su rica historia.
El río Chilcotín se abre paso a lo largo del cañón donde se establecieron los primeros pueblos de la Primera Nación, es decir los pueblos nativos de Canadá. En esta zona aún se pueden apreciar pictogramas realizados por éstos en las rocas.
También destaca esta zona por albergar una de las mayores poblaciones de Big Horn Sheep, una oveja de montaña que ya vimos los días pasados pero que no nos importaría verlas de nuevo, en este increible paraje.
Además, este tipo de hábitat parece favorable para ver otros animales como coyotes o incluso osos.



Desde Williams Lake tomamos rumbo al suroeste hasta tomar la Farwell Canyon Road, una polvorienta pista de grava que se adentra en el corazón del cañón.
Hicimos nuestra primera parada en un mirador que ofrecía espléndidas vistas al río y nos encontramos con un guarda contra incendios que nos indicó el camino a seguir para atravesar este inhóspio lugar sin perdernos y conectar con una carretera que nos devolvería a Williams Lake.
El terreno es muy agreste y circulamos muy lentos tratando de disfrutar de las vistas e intentando descubrir cualquier signo de vida animal.





Comenzamos a encontrar cruces que no venían en nuestros mapas y las dudas sobre si estábamos en la carretera adecuada empezaron a adueñarse de todos nosotros.
No quedaban demasiadas horas de luz, sólo nos quedaba medio depósito de gasolina y estábamos en una pista de tierra en mitad de la nada. 

Unánimamente decidimos que la mejor decisión era dar la vuelta y volver por dónde habíamos venido..... si nos acordábamos!!
Afortunadamente, yo tenía la ruta grabada en mi GPS y no habría demasiados problemas para desandar el camino andado.





Cuando volvíamos, ya más tranquilos porque conocíamos el camino, un compañero creyó ver algo raro bajo un árbol en el bosque. Paramos y miramos con los prismáticos desde nuestro coche pero no conseguimos distinguir qué era aquel bulto negruzco e inmóvil.
Uno de mis compañeros insistía en que era un tronco y para demostrarlo bajó del coche para acercarse hasta allí. 

De pronto, cuando se encontraba a unos 50 metros de aquel bulto, frenó en seco y comenzó a mirar hacia todos los lados. Tras unos segundos, se dio la vuelta y volvió al coche a paso ligero.
Al llegar nos dijo que se trataba de una vaca muerta pero que no llegó hasta ella porque antes de llegar, escuchó una especie de bufido y un ruido que no le gustó nada.



Al unísono, todos decidimos que iríamos los 4 a investigar.
Mirando a todos lados y caminando lentamente y muy juntos, llegamos hasta la vaca muerta para comprobar que le habían devorado el morro, las orejas y un hueso de la cadera totalmente comido.
A pocos metros del cadáver encontramos unas claras muestras del autor de esos bocados....

Unas enormes cagadas negras eran pruebas inequívocas de que un gran oso había andado por allí. Y para mayor preocupación, las cagadas eran muy frescas.
La siguiente frase que pronunciamos, como podeís imaginar, fue la de " vámonos de aquí inmediatamente".
Fue la nota aventurera de la jornada y ya no volvimos a parar hasta llegar a la localidad de Williams Lake.
Era ya de noche cuando llegamos a la ciudad y aún nos quedaban unas dos horas de viaje hasta llegar a nuestro hotel así que aprovechamos para tomar unas cervezas y unas hamburguesas además de un rico plato de pasta. 

El local, Mr Mikes Steakhouse Casual, es acogedor y hay un ambiente muy agradable pero muy a nuestro pesar tenemos que irnos para que no se nos haga demasiado tarde.

Ruta de la jornada:

Tras unas dos horas de carretera, sobre las 11 de la noche llegamos a nuestro hotel en 100 Mile House.
Mañana abandonaremos el lugar para dirigirnos a Whistler, nuestro próximo destino.


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