Los cantos de un gallo a las 5 de la mañana, dieron inicio a una nueva jornada en las Galápagos. Realmente pensé que eran las 6 ya que no había cambiado la hora, cuando aterrizamos ayer en S. Cristóbal.
El día amaneció bastante gris e incluso una fina lluvia caía intermitentemente.
Nos fuimos desperezando poco a poco y salimos a la terraza para desayunar al aire libre los dulces que compramos ayer en la panadería que nos recomendó Cristian, el dueño del hostel. Sabor Cuencano se ha convertido en una visita obligada para abastecernos de dulces para desayunar.