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05 junio 2013

Wondo Genet.


Una vez accedimos al Wondo Genet College, un guía local nos esperaba para mostrarnos la variedad ornitológica de la zona. 
Comenzamos con un bonito búho oculto en la copa de un alto árbol para continuar recorriendo un pequeño bosque que albergaba gran cantidad de especies que no por haberlas contemplado anteriormente, dejaban de fascinarnos: drogos, abubillas, turacos, calaos y un largo etcétera.
También pudimos ver mientras recorríamos los alrededores, babuinos, facóqueros, colobos y algún antílope en la lejanía.

 
 









 



















Tras esa primera toma de contacto, nos acercamos hasta nuestro alojamiento, el Wabe Shabelle Hotel, donde dejamos nuestras mochilas antes de continuar con nuestras exploraciones.
Era el turno de ir en busca del martín pescador cobalto (Alcedo semitorquata). 
Esta bonita ave se encuentra habitualmente en los alrededores de una piscina de aguas termales con bonitos jardines que da fama a Wondo Genet.  
Realmente las instalaciones son muy básicas pero los locales parecen estar orgullosos de ellas; son muchos los visitantes que se acercan diariamente hasta allí para disfrutar de sus aguas.
El caso es que a pesar del interés de nuestro guía por dar con el famoso pajarillo, éste no aparece por ningún lado pese a que rastreamos buena parte de la ribera del riachuelo que atraviesa la zona.
Un grupo de colobos se había reunido en lo alto de una construcción hecha de palos, haciendo las delicias de los niños que se acercaban para observarlos de cerca.  

 










 




Sabemos que en esta zona tienen localizado un nido de águila crestada y pedimos al guía que nos acerque a una distancia prudencial desde la que podamos ver el nido sin molestar al inquilino.
No nos queda demasiado tiempo de luz pero nuestro guía comienza a ascender a paso firme dejándonos a todos atrás desfallecidos.  




La pendiente se hace muy dura por momentos pero no dejamos de cruzarnos con gente cargada con agua, leña y alimentos mientras nos saludan con una sonrisa.  Las laderas están repletas de chozas semiocultas entre la vegetación.  
Estábamos exhaustos cuando llegamos a un alto desde el que se veía, a lo lejos, un nido abandonado en lo alto de un árbol.   
A pesar de que permanecimos oteando el horizonte hasta las últimas luces del día, ningún águila se acercó hasta el famoso nido.

Era hora de emprender el descenso y acercarnos hasta nuestro hotel para ducharnos y descubrir que sus instalaciones se encuentran tan abandonadas como el de Goba. Al igual que aquel, seguro que en su día fueron elegantes hoteles, hoy totalmente entregados al abandono.
A las 8 habíamos quedado para cenar antes de ir a dormir ya que mañana nos levantaríamos a las 5,30, aún de noche, para dar una última vuelta por los alrededores.



Algo antes de las 6, tras suplicar a los camareros para que nos sirvieran el desayuno lo más pronto posible, nos encontrábamos tomando el café, la tortilla y algunos dulces que nos prepararon.
Una vez más salimos rumbo a las piscinas de aguas termales para tratar de avistar una de las aves emblemáticas del lugar: el martín pescador cobalto
Y esta vez sí, lo descubrimos nada más entrar a pesar de que aún era casi de noche y no pudimos fotografiarlo en condiciones.
Desde allí nos dirigimos a una zona cercana donde continuamos nuestro recorrido, mientras despertaba el día, en busca de más especies ornitológicas.
Tuvimos la gran fortuna de poder observar sobrevolando nuestras cabezas, al martín gigante africano (Megaceryle máxima) un enorme Martín pescador que pasó ante nosotros mostrándonos su gran envergadura. 
Numerosos babuinos nos salían al paso sin prestarnos demasiada atención, antes de darse la vuelta y desaparecer entre la maleza.

 







 






Eran ya las 8 de la mañana y nuestro paso por el deteriorado bosque de Wondo Genet tocaba a su fin. 
En nuestro hotel nos esperaban nuestros coches para emprender el largo trayecto al parque de Awash.


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