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02 agosto 2024

Pench, día 1



 Aún era de noche cuando sonó el despertador. Estábamos ya ansiosos por salir de safari en un parque que no conocíamos ninguno de los integrantes del grupo.
Nos dirigimos al restaurante donde tomaríamos un rápido café y unas galletas antes de montar en nuestros coches y salir en dirección al parque.
En el comedor nos juntamos con toda la gente hospedada en el hotel que saldremos de safari. Cada uno con su coche y su guía pero todos con ese gusanillo que anuncia una nueva jornada durante la que nadie sabe qué sorpresas nos esperan.
Tras el café, salimos a la zona donde nos espera nuestro coche. Mahesh Gop, nuestro guía durante esta etapa del viaje, ya nos está esperando.
La puerta Turia por la que accederemos al parque, se encuentra a menos de 3 kms y apenas tardamos 5 minutos en llegar hasta allí.
En la oscuridad de la noche, esperamos a que se nos asigne el conductor con el que recorreremos las pistas del parque.




Permanecemos a bordo de nuestro coche mientras esperamos que la barrera de entrada se alce y nos permita por fin, dedicarnos a la búsqueda de la fauna del parque.
La temperatura es fresca y nos obliga a ponernos un polar e incluso no viene nada mal un pasamontañas.
El sol comienza a asomarse entre los árboles a medida que nos vamos internando en el parque.
No tardamos en ver los primeros chitales (Axis axis ) y algún sambar ( Rusa unicolor ), los antílopes más comunes de los parques indios.
Un mochuelo de jungla​ (Glaucidium radiatum) y coloridas aves como  el alción de Esmirna (Halcyon smyrnensis), pavo real común​ (Pavo cristatus), ebarbudo cabecipardo (Psilopogon zeylanicus), y lcarraca india (Coracias benghalensis), entre otras muchas, provocaron numerosas paradas a lo largo de la mañana.














Pero los ansiados gatos se resistieron a pesar de que fueron numerosas las huellas que tuvimos ocasión de ver a lo largo de las polvorientas pistas. Seguimos estos rastros con la esperanza de descubrir nuestro primer tigre en Pench pero no hubo manera. Nuestro guía, al igual que el resto de coches, se afanaban en ser los primeros en avistar un felino pero no hubo fortuna.




La mañana se nos pasó volando. Hicimos una parada para reponer energías, ir al baño y estirar un poco las piernas a media mañana. Un abundante desayuno servido sobre el capó de nuestro coche, se convirtió en el habitual " alto en el camino " durante todos los safaris matutinos.
Entre unas cosas y otras, llegó la hora de salir del parque en dirección a nuestro hotel y aunque no habíamos podido ver ningún tigre, no se podía decir que no disfrutamos de nuestra primera incursión en Pench.




Ya fuera del parque, hicimos una breve parada frente a un árbol que albergaba dos curiosos mochuelos de jungla para sacarles unas fotos. Asomados a su guarida, nos miraban con la misma curiosidad que nosotros a ellos.




Cuando llegamos al hotel apenas contábamos con tiempo libre antes de comer pero así todo aprovechamos para acercarnos a una zona donde vimos una importante colonia de zorros voladores indios (Pteropus medius ). Se encontraban lejos pero gracias al zoom de nuestras cámaras, pudimos hacer alguna foto testimonial.
Sin mucho tiempo para más, nos acercamos al comedor para sentarnos un rato a disfrutar de un variado buffet con la típica comida india pero sin ser demasiado picante.







No había tiempo para mucho más ya que el safari de la tarde estaba a punto de comenzar por lo que  tuvimos el tiempo justo para dejar la ropa de abrigo en la habitación y asearnos un poco antes de acercarnos de nuevo al punto donde nuestro guía nos esperaba para acercarnos de nuevo al parque.
Traspasamos de nuevo las barreras de Pench con la esperanza de que esta tarde tengamos más fortuna y podamos ver una de las joyas más preciadas del parque: el tigre de Bengala.

Un chacal nos observa atentamente cerca de la puerta de entrada pareciendo vigilar nuestros pasos.
Una vez más, las huellas delatan el reciente paso de un felino pero de nuevo, nos da esquinazo. Macacos, langures, chitales, sambar y un nuevo antílope que no habíamos visto hasta ahora, el nilgó, no faltaron a la cita.
La gran cantidad de aves que encontramos a nuestro paso, nos van entreteniendo. El alción de Esmirna y la carraca india se erigen como principales protagonistas gracias a su colorido y carácter confiado pero también disfrutamos del avistamiento de otras muchas aves como un gran búho, picotenazas asiáticos, turdoides matorraleros, el cuco indio, una cotorra de Kramer asomada a su nido, avefrías malabares, ibis verrucosos, un pigarguillo común, un pito bengalí, etc, etc...



















Mientras recorríamos las pistas en busca de los codiciados gatos, un buen número de coches parados nos anunciaban que algo interesante se estaba viendo por la zona. Nuestro guía no tardó en asegurarnos que se trataba de un leopardo. La hierba estaba muy alta y la abundante vegetación no facilitaba el avistamiento pero durante unos segundos pude ver la silueta del gato entre la hierba. No tuve oportunidad de sacarle ninguna foto pero al menos pude hacer un pequeño y paupérrimo video del momento. Algo es algo....



No se podía decir que había sido un gran avistamiento pero al menos habíamos visto nuestro primer gato en Pench.

Proseguimos nuestro paseo sin que nada destacable alterara nuestro recorrido. La fauna habitual aparecía con frecuencia pero los tigres se nos resistieron durante esta primera jornada en el parque.
Una bonita mangosta escondida bajo una roca nos sacó momentáneamente de nuestro letargo antes de abandonar definitivamente el parque.




El primer día en Pench se había saldado con numerosos y variados avistamientos ornitológicos, los mamíferos más habituales y la fugaz aparición de un tímido leopardo.
Ahora tocaba darse una buena ducha y tomarse una cervecita mientras comentábamos los mejores momentos de la jornada.
Un variado buffet puso el punto final a nuestro primer día en el Parque Nacional de Pench.
Seguro que los gatos serán los protagonistas de nuestros sueños....


Ruta de la jornada





Video de la jornada




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