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05 febrero 2021

Miradores de Sta Inés, de Guise y Ayose y de Las Peñitas.


Como de costumbre, otro excelente día nos da la bienvenida cuando nos despertamos. Tras prepararnos y desayunar relajadamente mientras divisamos a lo lejos el mar desde nuestra terraza, salimos al exterior para subir a bordo de nuestro coche e iniciar la que sería la última jornada completa en la isla.
Para hoy teníamos planeado visitar varios miradores del interior de Fuerteventura a lo largo de la mañana pero no habíamos decidido dónde comeríamos ni pasaríamos la tarde. Sobre la marcha...
De momento tomaremos rumbo a un curioso mirador bautizado en "Maps" como " No hay monumento", para posteriormente visitar el Mirador de Morro Velosa, el de las Estatuas de Guise y Ayose y el de Las Peñitas.
Unos 25 kms nos separaban de nuestro primer objetivo, un mirador del que no he conseguido reunir demasiada información y que encontré casualmente mientras buscaba miradores o puntos pintorescos en nuestra ruta.
Si bien en googlemaps se le denomina a este punto como "No hay Monumento", en algunos sitios se hace referencia al mismo con el nombre de Mirador del Valle de Santa Inés
De cualquier forma, se trata de un mirador con buenas vistas al Barranco del Valle de las Cuevas y al Valle de Santa Inés
Ubicado cerca del centro de la isla, muestra la aridez típica de la zona, siendo el lugar elegido para asentar la escultura de Juan Miguel Cubas destinada a homenajear a los peregrinos que realizan los " Caminos de la Peña", una ruta que los majoreros protagonizan desde distintos municipios todos los setiembres, en honor a la Virgen de la Peña y que finalizan en el pequeño santuario dedicado a dicha virgen en la localidad de Vega de Río Palmas. 
Dos enormes figuras de bronce que representan una persona adulta y un niño, se destacan en el horizonte a varios kms de distancia. 
Es una parada rápida que te permitirá estirar las piernas y hacer unas fotografías a la zona sin perder apenas tiempo.






No muy lejos de allí, a unos 5 kms, se encuentra nuestro próximo mirador de la jornada: el Mirador de Morro Velosa.
Ubicado en el Parque Rural de Betancuria, en la montaña Tegú de 669 metros, fue diseñado por el célebre artista César Manrique nacido en la vecina isla de Lanzarote.
Gracias a su privilegiada ubicación, libre de contaminación lumínica, es utilizado también como observatorio astronómico.
Desde allí se puede ver el pequeño pueblo de El Cotillo o la montaña Tindaya hacia el norte mientras que hacia el sureste descubrirás Antigua o los cráteres volcánicos de la zona de Tiscamanita. Además, las colinas y bastas llanuras con las típicas coloraciones ocres de este terreno, se abrirán ante tus ojos ofreciéndote este paisaje tan típicamente majorero.
Desgraciadamente, cuando llegamos a la desviación que te conduce al mirador, nos encontramos con que estaba cerrado. Pudimos disfrutar de las vistas desde donde nos encontrábamos pero nos resultó imposible acceder al edificio.

Subimos a un pequeño alto desde donde nos desplazamos andando hasta el cercano mirador de Guise y Ayose. Este mirador se encuentra ubicado en la degollada conocida como Corrales de Guise.  
Es muy habitual que en Canarias encontremos el término " degollada " repartido por todos los rincones de su geografía y aunque en un principio es algo que nos chocó bastante, es conveniente saber que dicho término en estas tierras no viene a ser otra cosa que un sinónimo de collado, una depresión situada en una montaña que permite el paso de un valle o barranco a otro contiguo.

Aclarado ésto, diremos que este mirador se sitúa en la degollada entre el Valle de Santa Inés y Betancuria con dos miradores, uno a cada lado de la carretera, uno orientado al norte desde el que podremos ver la zona de El Cotillo y otro hacia el Sur desde donde podremos ver el valle de Betancuria.
En este mirador podemos encontrar dos estatuas de 4,5 metros de altura construídas en bronce que representan a los antiguos reyes de Fuerteventura.
Como ya comenté anteriormente en otro post, antes de la conquista de la isla en 1402, ésta se encontraba dividida en dos: Maxorata al norte y Jandía al sur. Ambas estaban separadas por un muro que comenzaba en el istmo de La Pared y que pasaba por donde ahora se encuentra este mirador. Cada zona estaba gobernada por un rey diferente: Ayose Rey de Jandía y Guise Rey de Maxorata.

 

 



 


 

 

 

Una vez más, la zona ofrece extraordinarias vistas a lo que representa perfectamente el paisaje interior de Fuerteventura, pudiéndose observar también numerosos senderos que permiten explorar el terreno a pie. No iba a ser nuestro caso ya que nos limitamos a pasear un poco entre los miradores y hacer unas fotos al paisaje, a las curiosas plantas de esta zona y a los reyes de bronce, antes de volver al coche para continuar hasta el siguiente mirador de la jornada.

 



tabaiba dulce (Euphorbia balsamifera Aiton)

Cardo Mariano (Silybum Marianum)

 
Seguiremos por la carretera FV30 hasta la cercana Betancuria, a unos 3 kms del mirador de Guise, para llegar otros 7 kms más adelante al Mirador de Las Peñitas.
Ya hicimos una parada en este punto cuando nos acercamos hasta Betancuria días pasados y hoy repetiremos parada en este espectacular mirador.
La carretera FV30 discurre por una ladera montañosa salvando profundos valles, conformando lo que se entiende como una típica carretera de montaña con las espectaculares vistas que las caracterizan.
Ya en el mirador, ubicado a 338 metros de altitud al oeste del Pico de la Mula, tendremos excepcionales vistas a la localidad de Vega de Río Palma, el Valle de los Granillos y a uno de los puntos más emblemáticos de la zona, la Presa de las Peñitas que aunque en la actualidad se encuentra colmatada por los sedimentos, el río subterráneo que fluye a través del Barranco de las Peñitas le dota de la necesaria humedad para conformar un pequeño oasis en medio de la aridez extrema que le rodea. Al fondo, no podía faltar la inconfundible Montaña de la Teta. 

 
Mientras me encontraba observando con detenimiento el paisaje que me rodeaba, pude descubrir numerosos recipientes que contenían agua y comida, imagino que destinadas a las numerosas ardillas que pueblan la zona. Como ya he comentado anteriormente, estas prácticas no benefician en nada a la fauna autóctona de la isla y es muy triste ver a los visitantes dando de comer a las ardillas pese a los carteles que prohiben hacerlo.
Además de las omnipresentes ardillas, por la zona pude ver otras especies endémicas de la isla como la bisbita caminero (Anthus berthelotii) y el lagarto atlántico o lagarto majorero (Gallotia atlantica).

 



 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La hora de comer se iba acercando y decidimos acercarnos hasta la cercana localidad de Ajuy, de la que nos separaban unos 15 kms, para tomarnos unas cervecitas y decidir si nos quedábamos por allí a comer.
Dejamos de nuevo el coche en el aparcamiento que hay junto a la playa y dimos una vuelta por el pequeño pueblo pesquero antes de sentarnos en alguna de sus atractivas terrazas.


 

Todavía era pronto para comer y como ya habíamos visitado las cuevas hace unos días, optamos por ir hasta La Pared para hacer tiempo y comer por allí. Pero cuando llegamos a La Pared, a unos 30 kms, descubrimos que los restaurantes de la zona estaban todos cerrados por lo que nos vimos obligados a seguir otros 30 kms al sur para llegar a Morro Jable donde finalmente comimos.
Nos acercamos hasta la misma zona donde ya comimos hace unos días y nos sentamos en la misma terraza de la otra vez. Una ensalada de tomate, un poco de pulpo, unos langostinos, unos calamares a la plancha y un poco de carne fueron las viandas elegidas en esta ocasión.






Tras la comida decidimos ir hasta otro pueblo que ya conocíamos pero que nos apetecía repetir visita para tomar algo relajadamente a orillas del mar.
Tarajalejo, a unos 35 kms de Morro Jable, sería la última visita del día antes de volver a Caleta de Fuste para hacer alguna compra de avituallamiento.
Un paseo por la avenida marítima de Tarajalejo nos llevó hasta la acogedora terraza de La Barraca donde nos tomamos algo mientras las olas rompían acompasadamente bajo nuestros pies. Un típico y auténtico establecimiento majorero donde merece la pena parar a tomarse algo o a comer.
 


Esta fue la última visita de nuestro periplo de 7 días por Fuerteventura y realmente puso un perfecto broche final al viaje. Mañana nos quedaremos por Caleta hasta que, tras comer sin prisas, llegue la hora de acercarse al aeropuerto para emprender el viaje de regreso a casa.
Tras la obligada parada para abastecernos de comida para esta noche, nos retiramos a casita para preparar nuestra última cena en Fuerteventura y cómo no, compartir agradable tertulia en la terraza recordando los momentos vividos en la isla durante esta semana que mañana llegará su final....



Ruta de la jornada


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