RETRATOS DEL MUNDO: CHUAO,AROMA A MAR Y CHOCOLATE.

Durante nuestra estancia en Puerto Colombia, no perdimos la ocasión de visitar la cercana playa de Chuao, famosa por su excelente cacao que produce unos de los mejores chocolates del mundo. Para ello, nos acercamos hasta el puerto donde numerosos botes se dedican a acercar hasta allí a los viajeros que acuden desde primeras horas de la mañana; tan sólo tendrás que acordar el precio por el servicio y establecer la hora de vuelta.

Nosotros partimos sobre las 10 de la mañana y quedamos en que nos recogerían a las 16,30 tras pagar 90 bolívares. La mar está movidita y el viaje no se puede decir que sea relajado aunque nuestro peñero, nos dice que suele ser aún peor.
Tras algo menos de 30 minutos de ajetreada navegación, llegamos a una playa tranquila y casi desierta bordeada de txiringuitos que calman la sed y hambre de los escasos visitantes.
Pero antes de darnos un chapuzón en estas aguas, montamos en un camión cargado de pescado, frutas y víveres que por unos escasos bolívares nos permite compartir viaje hasta el cercano pueblo. Durante 5 kilómetros viajamos de pies en la plataforma del camión entre enormes peces teniendo que guardar el equilibrio con cuidado de no pisar los enormes pescados y frutas a la vez que contemplamos los extensos cultivos de cacao que se extienden a lo largo del recorrido.

Ya en el pueblo, frente a la iglesia, se amontonan los preciados frutos para su secado.
Salta a la vista que en el pueblo, el producto estrella es el cacao; muchas casas muestran carteles que anuncian la venta de helados y tabletas de chocolate.

Tras la visita al pueblo y al cercano río donde los habitantes aprovechan para bañarse en sus frescas aguas, montamos en una multicolor camioneta que amablemente nos acerca de nuevo a la playa.

Como de costumbre, el sol calienta de lo lindo por lo que nos guarecemos en un chiringuito a orillas de la playa y damos buena cuenta de unas deliciosas cervezas frías.

Como apenas hay turistas, no tienen comida preparada para el público pero nos ofrecen compartir la que han hecho para ellos. Aceptamos con entusiasmo y saboreamos una especie de sopa repleta de mariscos, pescado, verdura, yuca, plátano, etc…

Unos chapuzones en una playa para nosotros en exclusiva y unas cervezas al son de la multipresente música venezolana, pone fin a una agradable excursión a este curioso y dulce rincón venezolano.