Una vez finalizado el exitoso tour por Los Llanos, nos dirigimos acompañados por la pareja holandesa, a Mérida. No puedo resistirme a sacar una foto del surtidor de gasolina donde llenamos el depósito de nuestro coche.
Aunque resulte difícil de creer, el indicador que marca 54,534, se refiere a los litros que repostamos; el de 5,29, al precio total que pagamos, más o menos 1,1€.
0,097, no representa otra cosa que el precio del litro de combustible. Al cambio actual, algo así como 2 céntimos de euro.
La carretera que atraviesa los Andes es tan bella como endemoniada debido a las innumerables curvas que la recorren.
No soy una persona que me maree habitualmente en coche y además estoy bastante acostumbrado a los puertos de montaña pero en esta ocasión, mis tripas estaban acusando el viaje. Indudablemente la forma de conducir por estos lares, no colaboraban demasiado para disfrutar ni de un apacible viaje ni del paisaje que nos rodeaba.
Al alcanzar una altitud de 3550m, hicimos una parada para
degustar un chocolate caliente y una bebida típica que según decían, ayudaba a
combatir el mal de altura y a la que llamaban “calentado”, un brevaje compuesto por
licor, canela, etc.
Cuando salimos, vemos las cumbres nevadas y a un japonés que
al ver nuestro vehículo se abalanzó sobre nosotros. Había perdido su autobús y
estaba alojado en la posada Guamanchi por lo que nos suplicaba que le
lleváramos hasta allí. Ya somos uno más.
A partir de aquí el viaje se me hizo eterno, llegué a Mérida
destrozado por completo y con un mareo que me impedía hasta andar. Me tumbé en
la cama de mi habitación y ya no me levanté hasta el día siguiente.
A la mañana siguiente decidimos romper el grupo. Mi
compañero quería hacer una excursión de dos días a Los Nevados y yo no me
sentía con fuerzas así que me quedé en Mérida con mi pareja para recuperarme
plenamente.
Le acompañamos hasta unos taxis cercanos que le llevarían a Los Nevados donde dormiría para hacer una ascensión el día siguiente hasta donde llegaba el teleférico para bajar en él hasta Mérida.
Le acompañamos hasta unos taxis cercanos que le llevarían a Los Nevados donde dormiría para hacer una ascensión el día siguiente hasta donde llegaba el teleférico para bajar en él hasta Mérida.
Tras despedirnos, nos dispusimos a desayunar tranquilamente
mientras disfrutamos de una agradable temperatura muy distinta a los sofocantes calores
que hemos pasado hasta el momento. Pero los calores volvieron súbitamente cuando fui
consciente de que la riñonera donde llevaba dinero, tarjetas y pasaportes no se
encontraba en mi poder.
La he olvidado en la habitación pero cuando volvemos a la posada ya no está allí. Preguntamos al chico que se encuentra en recepción en esos momentos y nos dice que no sabe nada pero que preguntaríamos a la chica de la limpieza.
Cuando la encontramos, nos tranquilizó y nos dijo que la había recogido y entregado a una chica de recepción.
La he olvidado en la habitación pero cuando volvemos a la posada ya no está allí. Preguntamos al chico que se encuentra en recepción en esos momentos y nos dice que no sabe nada pero que preguntaríamos a la chica de la limpieza.
Cuando la encontramos, nos tranquilizó y nos dijo que la había recogido y entregado a una chica de recepción.
Así era, al llegar la chica
nos entregó la riñonera sana y salva.
Quisiera destacar este detalle que honra a todo su personal. La Posada Guamanchi es un local sencillo regentado por gente humilde pero sobre todo… gente honrada!!!
Nos quedaremos a dormir allí también esta noche pero cambiaremos nuestra habitación triple por una doble con excelentes vistas a la montaña.
Quisiera destacar este detalle que honra a todo su personal. La Posada Guamanchi es un local sencillo regentado por gente humilde pero sobre todo… gente honrada!!!
Nos quedaremos a dormir allí también esta noche pero cambiaremos nuestra habitación triple por una doble con excelentes vistas a la montaña.
Es hora de comer y como estamos en fase de recuperación, decidimos hacerlo en un sitio elegante,para variar. Aconsejados por la chica de la recepción, nos dirigimos al restaurante La Abadía, un coqueto local ambientado a modo de convento y cuyos camareros nos sirven con la típica vestimenta que acostumbran a llevar los monjes.
Degustamos unos exquisitos lomitos envueltos en panceta con salsa de champiñones, pasta con marisco, 4 cervezas y dos cafés por 136Bs.
Tras la agradable comida,vamos a la terminal de autobuses
para comprar los billetes que mañana nos llevarán a Valencia por la noche. Nos
decantamos por el que sale a las 21,30 y tras pagar 62Bs por billete volvemos
de regreso.
En esos momentos comienzo a cuestionarme si la altitud está afectando a mi cerebro ya que me doy cuenta que en esta ocasión me falta la cámara fotográfica; me la he dejado en el restaurante.
Vuelta hasta allí. Apenas me ven entrar, salen a mi encuentro con la cámara en la mano. De nuevo agradezco la honradez de la gente venezolana que estoy encontrando a mi paso.
En esos momentos comienzo a cuestionarme si la altitud está afectando a mi cerebro ya que me doy cuenta que en esta ocasión me falta la cámara fotográfica; me la he dejado en el restaurante.
Vuelta hasta allí. Apenas me ven entrar, salen a mi encuentro con la cámara en la mano. De nuevo agradezco la honradez de la gente venezolana que estoy encontrando a mi paso.
Comienzan a caer unas diminutas gotas que pronto se
convierten en un chaparrón considerable.
Nos guarecemos en un local cercano al hotel para tomarnos unas cervezas mientras preparamos los planes para mañana. Dado que no para de llover, cenamos allí mismo una enorme pizza que apenas conseguimos acabar (38Bs).
De vuelta a la posada, solicito información para desplazarme a la zona de La Mucuy desde donde salen varias rutas de montaña.
Está decidido, mañana iremos a La Mucuy.
Nos guarecemos en un local cercano al hotel para tomarnos unas cervezas mientras preparamos los planes para mañana. Dado que no para de llover, cenamos allí mismo una enorme pizza que apenas conseguimos acabar (38Bs).
De vuelta a la posada, solicito información para desplazarme a la zona de La Mucuy desde donde salen varias rutas de montaña.
Está decidido, mañana iremos a La Mucuy.
Tras la agradable jornada montañera, volvimos por la tarde a Mérida para reunirnos con nuestro compañero que ya había regresado también de Los Nevados. Apenas tuvimos tiempo para tomar unas cervezas y charlar un poco de nuestras últimas experiencias antes de volver a la posada para recoger nuestras mochilas y pillar un taxi hasta la estación de autobuses.
Mérida, principal localidad de los Andes venezolanos, ha supuesto una agradable parada en nuestro viaje.
El hecho de encontrarse a 1600m de altitud, le confiere unas temperaturas muy agradables de las que no disfruta el resto del país. Y todo esto, junto al ritmo sosegado de sus ciudadanos y su gran oferta montañera, hacen de esta ciudad un lugar ideal para descansar y disfrutar de la Naturaleza.
Antes de abandonar la ciudad, ya en la terminal de autobuses, debimos pagar 2Bs por persona en concepto de taxas de salida.
Nuestro autobús se vuelve a retrasar y finalmente salimos a las 22,15.
Otro largo trayecto de casi 12 horas nos espera…
Otro largo trayecto de casi 12 horas nos espera…
DIARIO DEL VIAJE
1- Miviaje a venezuela
2- Caracas
3- Canaima. El salto del ángel.
4- Ciudad Bolívar.
5- Delta orinoco. Los Warao.
6- Barinas
7- Los llanos
8- Merida
9- La mucuy
10-Los nevados. Pico Espejo.
11-Morrocoy
12-Choroni y Puerto Colombia
13-Chuao
14-Henri pittier,la espesura de la jungla.
15-Oso hormiguero palmero
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