Tras nuestro paso por la isla de Caravane y la de Hitou, procedemos a regresar a tierras continentales a través de los bellos manglares que nos ofrece el río Casamance.
Una corta navegación que nos llevó de nuevo a la carretera donde esperaba nuestro coche para retomar la ajetreada ruta por carretera esquivando al ganado, los numerosos y enormes socavones y al resto de vehículos que parecen circular ajenos a cualquier norma establecida. A raíz del pequeño incidente que tuvimos días atrás en un control militar, no volvieron a pararnos en ningún otro, tal como era habitual para los turistas según nos aseguró nuestro guía.