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Nos levantamos a las 6 de la mañana dispuestos a recorrer los más de 300 km que separan Beitostolen de la isla de Runde y que nuestro GPS los traduce en más de 6 horas de viaje.
Pretendemos tomarnos la jornada con toda la calma del mundo, parándo en todos aquellos lugares que llamen nuestra atención.
La primera parada tuvo lugar a la entrada a Lom, frente a un pequeño lago que albergaba cisnes, somormujos, porrones, garzas, etc. Allí mismo tuvimos la oportunidad de ver un alce que pronto desapareció en la espesura de un bosque cercano para volver a reaparecer junto a una cría recién nacida a la que aún costaba dar sus primeros pasos.
Pretendemos tomarnos la jornada con toda la calma del mundo, parándo en todos aquellos lugares que llamen nuestra atención.
La primera parada tuvo lugar a la entrada a Lom, frente a un pequeño lago que albergaba cisnes, somormujos, porrones, garzas, etc. Allí mismo tuvimos la oportunidad de ver un alce que pronto desapareció en la espesura de un bosque cercano para volver a reaparecer junto a una cría recién nacida a la que aún costaba dar sus primeros pasos.