25 abril 2011

Parque Nacional de Kanha. INDIA



 El Parque Nacional de Kanha

El parque Nacional de Kanha fue constituído en 1955, se encuentra ubicado en el estado de Madhya Pradesh y se extiende a lo largo de casi 2000 km2 .
Su interior alberga 22 especies de mamíferos entre los que podemos destacar el tigre, el leopardo, el perro salvaje indio, la hiena, la liebre india, la ardilla de la palma, el langur común, el jabalí, el chital, el sambar, el nilgai, el gaur y el endémico barasingha entre otros.
Así mismo también se calcula que 175 especies de aves habitan el parque, lo que le confiere una notable importancia ornitológica. Entre éstas podemos citar la cigüeña, la garza, el pavo real, la perdiz, la codorniz, la paloma, el gallo dorado, el cuco, la carraca, el abejaruco, el drongo, la oropéndola, los pájaros carpinteros, los búhos, etc, etc.




Otra de las atracciónes que ofrece este parque es el Tiger Show
Al contrario que en los parques visitados hasta el momento, en Kanha aún se permite a los turistas, montarse a lomos de un elefante para acercarse hasta las cercanías de un tigre cuando su localización en la jungla, no permita el acceso a los vehículos a motor.
De cualquier forma, esta norma sufre continuas modificaciones en los parques indios por lo que habrá que informarse de cómo está la legislación en cada momento.



Como otros parques, se cierra de Julio a Noviembre a causa de los monzones. Las temperaturas más agradables para visitarlo, tendrán lugar entre Noviembre y Enero aunque la escasez de agua entre Abril y Junio, provocará que sea más fácil ver los animales cuando acudan a beber a los pocos pozos existentes en esas fechas.
Para acceder al parque en avión, el aeropuerto más cercano es el de Nagpur que se encuentra a 266 km; en tren, la estación más cercana es la de Jabalpur a 169 km.

De Bandhavgarh a Kanha

Abandonamos Bandhavgarh con la sensación de haber acertado de pleno a la hora de seleccionar el parque que más garantías ofrece para lograr el avistamiento del tigre de Bengala en libertad.
No sabemos si las condiciones y los hábitos de estos felinos se mantendrán indefinidamente con el paso del tiempo pero podemos afirmar con total certeza que todos los que visitaron el parque en las mismas fechas que lo hicimos nosotros, tuvieron la oportunidad de avistar varios ejemplares del espectacular tigre de Bengala.
Pero era hora de cambiar de parque y dirigirnos a Kanha, destino en el que que teníamos claro que no sería tan sencillo ver tigres. 

Curiosamente durante nuestro último día en Bandhavgarh, nos encontramos con Gorka, un conocido naturalista y ornitólogo vasco con el que coincidimos en el vuelo y donde nos reveló que iba a hacer un recorrido muy similar al nuestro pero en sentido contrario. Ellos llegaban a Bandhavgarh el día que nosotros lo abandonábamos y cuando nos encontramos, aún se encontraban exultantes debido a que un tigre se les había cruzado en la carretera, en la misma entrada del pueblo. 
Venían de Kanha, parque que les había encantado y donde habían tenido un hermoso y prolongado encuentro con un leopardo. 
Una vez más, la famosa frase de que “el mundo es un pañuelo” se empecinaba en demostrar que estaba más vigente que nunca.

El mismo conductor que nos acercó a Bandhavgarh, sería el encargado de llevarnos hasta Kanha a lo largo de un trayecto de unas seis horas durante las que saboreamos infinidad de típicas y genuinas escenas indias. No nos cansábamos de disparar nuestras cámaras desde el interior de nuestro vehículo ante tal espectáculo de contrastes y colores a pesar de la nula calidad de las imágenes logradas.
En un punto del camino, nuestro conductor hizo una parada para mostrarnos un árbol repleto de murciélagos para que les sacásemos unas fotos.


 












 
La última parte del trayecto discurrió entre preciosos y cuidados poblados cuyas casas se encontraban pintadas de un llamativo color azul. Muchas de sus casas constaban de una primera construcción con un gran pórtico ovalado en su centro y que suponemos hacían la función de cuadra y granero y otra posterior que servía de alojamiento a la familia.


 














Las mujeres con sus vistosos y coloridos vestidos, cargaban con bultos de todo tipo.




 Alojamiento en Kanha. Chitvan Lodge


Cuando por fin, llegamos al Chitvan Lodge en Kanha y nos llevaron a nuestra habitación, nos quedamos deslumbrados. Ciertamente no estamos acostumbrados a este tipo de alojamientos en nuestros viajes; un precioso chalet rodeado de jardines un tanto abandonados al estar en temporada baja, nos dio paso a una salita amueblada con todo tipo de detalles, más adelante la habitación con un gran ventanal y al fondo, un wáter con dos lavabos, bañera, ducha, inodoro y todo tipo de utensilios de limpieza. 


La recepción, el restaurante, la piscina y el agradable trato que nos dispensó su personal en todo momento, contribuyó a que quedáramos encantados con aquel lugar.



No quedaba mucho tiempo para salir a realizar nuestro primer safari pero antes nos llevaron al restaurante para probar las delicias de su cocina. Una vez que llenamos nuestros vacíos estómagos, tanto el encargado del local como el cocinero se acercaron para asegurarse de que habíamos quedado satisfechos con la comida.
Allí nos encontramos de nuevo con el veterano matrimonio norteamericano con el que coincidimos en Bandhavgarh y con el que compartiremos safaris también en este parque, un total de cuatro.


Alrededores
 

 

Los poblados cercanos que tanto nos habían cautivado a nuestra llegada, se merecían una visita que no estábamos dispuestos a dejar pasar por alto así que buscamos el único pequeño hueco que teníamos en nuestra apretada agenda para salir disparados hacia uno de ellos para mezclarnos con la gente que nos recibía con una enorme sonrisa. 



De nuevo nuestras cámaras echaban humo ante las escenas que continuamente nos regalaban los habitantes y los paisajes de aquel entrañable rincón del mundo…. mujeres lavando la ropa, separando el grano, cargando leña, hombres conduciendo sus carros, trabajando en los campos, jugando en la aldea, los niños…… momentos difíciles de describir e imposibles de olvidar.



Unas danzas tribales con las que nos obsequió el hotel antes de cenar, nos sirvieron para entrar en ambiente el mismo día de nuestra llegada.
Todo parece indicar que las dos noches que pasaremos aquí antes de salir hacia Nagpur para tomar un vuelo a Delhi, serán tan intensas como fugaces.




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