Tras un agotador viaje llegamos al Awash Falls Lodge, en plena noche. Dos grandes avestruces que no se muestran nada amistosas, nos reciben apenas traspasar las puertas.
Tras el papeleo de rigor, dos trabajadores del hotel nos conducen hasta nuestras cabañas mientras esquivamos los ataques y carreras de las gigantescas aves. Dormiremos en dos grandes cabañas con capacidad para 4 y 5 personas.
Tras el papeleo de rigor, dos trabajadores del hotel nos conducen hasta nuestras cabañas mientras esquivamos los ataques y carreras de las gigantescas aves. Dormiremos en dos grandes cabañas con capacidad para 4 y 5 personas.
Las cabañas tienen dos pisos y están bastante bien. El servicio es amplio y desde la habitación de arriba se accede a un balcón desde el que adivinamos unas excelentes vistas; mañana con la luz del día, lo comprobaremos.
Tras un rápido paso por nuestros alojamientos, bajamos a cenar en unas mesas que nos han preparado junto a una hoguera. Tras la agradable cena y un excelente café, nos retiramos a dormir confiando en que nuestras amigas avestruces estén durmiendo.
Tras un rápido paso por nuestros alojamientos, bajamos a cenar en unas mesas que nos han preparado junto a una hoguera. Tras la agradable cena y un excelente café, nos retiramos a dormir confiando en que nuestras amigas avestruces estén durmiendo.
Mañana desayunaremos a las 7,30.
Las
camas disponen de mosquiteras pero cometo el grave error de no
comprobar su interior antes de acostarme. El enemigo estaba dentro y no
desaprovechó la ocasión…
Me levanté con decenas de picaduras.
Me levanté con decenas de picaduras.
Cuando nos despertamos al día siguiente, comprobamos que las vistas desde nuestra cabaña son verdaderamente increibles. A primera hora de la mañana, los babuinos rondaban las cabañas en buscan de alguna puerta mal cerrada que les permitiera el saqueo pero ya estábamos avisados y nos encargamos de cerrar a conciencia puertas y ventanas.
Durante el desayuno, un camarero armado con una larga vara se encarga de tener a los babuinos alejados.
Tras reponer fuerzas comenzamos un recorrido por los alrededores del lodge para ver bastantes aves, enormes tortugas, monos y una preciosa águila que nos permite acercarnos bastante.
Sobre las 10 el sol comienza a calentar demasiado y Elías decide llamar a los conductores para que nos recojan y comenzar una ruta en coche por el parque durante la que vemos varios antílopes, orix y bastantes pajarillos.
Finalmente salimos a la carretera principal donde nos topamos con un babuino típico de la zona, el papión sagrado (Papio hamadryas) a la vez que varios alimoches sobrevuelan la zona.
Nos dirigimos hacia una zona, al otro lado de la carretera, donde hay un campamento donde pararemos y montaremos un bebedero con la esperanza de que los pájaros se acerquen a beber.
Nos sorprende la aparición de un ave que no habíamos visto hasta el momento y que destaca por una larga cola que incluso le impide volar con normalidad, la Viuda del Paraíso (Vidua paradisaea).
Otros muchos pajarillos se acercan raudos a beber acercándose de todos los árboles de alrededor.
Es ya la hora de comer por lo que montamos de nuevo en nuestros coches para ir al hotel a reponer fuerzas. Sin tiempo para hacer la digestión, salimos de nuevo hacia las aguas termales de Filwoha en la parte norte del parque donde esperamos encontrar una rara especie de avutarda, la arábiga (Ardeotis arabs).
La pista que nos lleva hasta allí está en unas condiciones deplorables y los kilómetros se hacen eternos.
Toda esta zona es bastante seca y apenas se ve fauna de ningún tipo. Sin embargo, una pedrada lanzada por un niño que impacta estruendosamente con la luna trasera de nuestro coche, nos saca de nuestro letargo. El militar que viaja con nosotros con su fusil, sale inmediatamente buscando al culpable pero éste no ha dejado rastro. Continuamos el viaje sin más incidentes hasta llegar al oasis que forman las fuentes termales.
El paisaje cambia radicalmente y las palmeras y demás vegetación acogen a una variada fauna que se arremolina alrededor del agua. Allí descubrimos la primera avutarda arábiga. También vemos facóqueros, antílopes y hasta huellas de un león.
Desmontamos del coche para acercarnos hasta unas charcas cristalinas formadas por manantiales de agua caliente rodeadas de una vegetación exuberante. Son auténticos oasis en medio de un terreno verdaderamente árido.
Con las últimas luces del día y otro fantástico atardecer, emprendemos el camino de vuelta.
Otro pequeño incidente nos aguardaba al encontrarnos con una voluminosa caravana de camellos que se preparaba para ir en busca de sal al desierto de Danakil.
De nuevo el militar que viajaba con nosotros indicó a los pastores que viajaban con el rebaño que nos dejaran pasar ya que íbamos con retraso y estaba prohibido circular por el parque de noche. Al parecer, el orgulloso pastor de la tribu Afar no se dio por aludido e hizo caso omiso. No nos sentimos demasiado seguros cuando los militares que viajaban en el primer y último coche bajaron en su busca. Afortunadamente, un poco más adelante pudimos pasar y llegar sin más sobresaltos a nuestro hotel.
Al día siguiente abandonaremos la zona tras otro pequeño safari tras el desayuno. Esta vez vemos zorros orejudos y varios chacales además de aves, orix y otros antílopes. Incluso vemos a un pequeño chacal persiguiendo a una cría de antílope con encomiable empeño, hasta que decide desistir debido a la agresiva defensa que ofrece la madre, demasiado grande para él.
Unos calaos terrestres y unas avutardas Kori ponen fin al safari antes de salir a la carretera para intentar dar con los papiones sagrados e intentar sacarles alguna fotografía.
Afortunadamente no tardamos en toparnos con un macho de Papio hamadryas, también conocido como papión o babuino sagrado egipcio. Este tipo de babuinos, habitan en zonas más secas que el resto de babuinos y marcan un claro dimorfismo sexual, presentando los machos un mayor tamaño, pelaje blanco y unos grandes colmillos que no dudan en utilizar en sus peleas con otros machos.
A pesar de vivir en terrenos áridos, necesitan beber a menudo por lo que no se alejan de las fuentes de agua y se alimentan principalmente de raíces y plantas a pesar de ser omnívoros.
Tras una breve parada para inmortalizarlo en nuestras cámaras, emprendemos la ruta dirección a DebreZeit, nuestro próximo destino.
- Capítulo anterior: De Wondo Genet a Awash national Park.
- Capítulo siguiente: Debre Zeit. Etiopía.
3 comentarios:
Hola!!, estoy planeando mi viaje a Etiopía y quisiera saber cómo consiguieron los coches, ¿Era un coche con conductor o simplemente alquilaron un coche??, gracias!!
Hola Fernanda,
en esta ocasión mi viaje a Etiopía tenía un objetivo muy definido: el avistamiento de fauna en general y de aves en particular.
Para ello contactamos con varias agencias y guías dedicados a ello.
Finalmente llegamos a un acuerdo con Elías Bayou, un guía que trabajaba para la agencia sofomar http://sofomartour.com/index.php?page=home-2 .
Ellos se encargaron de diseñar nuestro recorrido y poner a nuestra disposición los vehículos con sus correspondientes conductores.
Para nosotros era mucho más cómodo que ellos nos llevaran directamente a las mejores zonas de avistamientos pero también ofrecen alquiler de coches sin conductor.
Puedes mandarles un email y consultar con ellos todas las opciones posibles por si alguna se ajusta a tus planes.
Un saludo.
Muchas gracias por la respuesta. Miraba un poco las rutas y veía que estaban difíciles para andar. Por otra parte, hicieron un recorrido que pocos hacen, yendo para el oeste. Yo estoy pensando en ir al Norte, me interesan las catedrales, pero también quería aprovechar para ir al sur y ver un poco de fauna. Voy tener en cuenta su consejo!
Publicar un comentario