15 julio 2015

Vuelo barato a Indonesia. Un largo viaje hasta Berastagi en Sumatra.



Tras un largo vuelo con KLM que nos llevó desde Bilbao a Kuala Lumpur, haciendo una pequeña escala en Amsterdam, había llegado la hora de pegar el pequeño salto final que suponía llegar a Medan, capital de Sumatra
Aunque no es el único, Kuala Lumpur es un destino que suele gozar de buenas tarifas aéreas, tanto para llegar hasta allí como para posteriormente moverte a distintos puntos de Indonesia
Concretamente a nosotros nos había costado 495€ el vuelo Bilbao-Kuala Lumpur y 35€ más el que nos llevaría desde allí a Medan. 

Habíamos cubierto el trayecto más pesado del viaje y ya sólo una hora de vuelo nos separaba de Sumatra pero nuestro avión que inicialmente salía a las 18h de Kuala Lumpur, fue retrasado a las 19, poco más tarde a las 21 y finalmente a las 23,55. 
Llevábamos más de 15 horas de viaje y no estábamos dispuestos a rendirnos tan fácil por lo que iniciamos un peregrinaje por las distintas ventanillas del aeropuerto con la esperanza de conseguir que alguien se apiadara de nosotros y nos ofreciera plazas en otro vuelo que nos permitiera llegar antes a Medan. Todo el tiempo que pudiéramos ganar iba a ser importante porque una vez en Medan, deberíamos desplazarnos por carretera hasta el destino final donde nos alojaríamos esa noche: Berastagi
No resultó sencillo pero finalmente conseguimos salir de Kuala Lumpur a las 21 horas. En Sumatra era una hora menos así que curiosamente llegaríamos a Medan a la misma hora que saldríamos de Kuala Lumpur

Así fue y por fin, a las 21 horas, llegábamos a Indonesia con nuestras mochilas repletas de ilusión pero con la gran duda de saber si el encargado de llevarnos hasta Berastagi estaría al tanto de nuestros cambios horarios y nos estaría esperando a la salida ya que aunque lo intentamos, nos resultó imposible ponernos en contacto con él desde Kuala Lumpur para ponerle al corriente de la situación. 
Indonesia no tardó en sorprendernos aunque en esta ocasión no iba a ser por un motivo agradable ya que apenas llegamos al aeropuerto, nos indicaron que debíamos sacar el visado de entrada.
Habíamos leído que ya no era necesario para los turistas procedentes de varios países, entre ellos España pero parecía claro que de momento, había que pasar por caja. 
Así pues podemos presumir del dudoso honor de contarnos entre los últimos viajeros que pagamos 35$ por una visa que pocos días después quitarían. 
Una vez tramitada la visa, recojimos nuestro equipaje y salimos al exterior con los dedos cruzados confíando en que alguien nos estuviera esperando; de nos ser así, nos estábamos planteando quedarnos a dormir en los alrededores y salir mañana temprano hacia Berastagi ya que estábamos bastante cansados y no nos apetecía demasiado ponernos a regatear a esas horas, el precio a pagar por un taxi que nos llevara a los 5 hasta allí. 

A pesar de que sólo nos separaban unos 70 kilómetros, llegar a Berastagi en transporte público suponía un montón de horas y transbordos que unánimamente habíamos descartado.
Afortunadamente nos estaban esperando. Nuestro conductor se llamaba Iru y cuando le dijimos que en euskera, iru significaba 3, se echó a reir sorprendido. 
Curiosamente, él era el tercero de los hermanos. 
Iru resultó ser un tío con gran sentido del humor que se tiró todo el viaje riendo y cantando. Tampoco puso ninguna pega cuando le pedimos que parara en algún sitio donde poder cambiar dinero ya que en el aeropuerto, el cambio suele ser muy malo. Nos llevó hasta una casa de cambio que estaba abierta y donde comprobamos que en Sumatra, en este tipo de locales, ofrecían un cambio pésimo. 
El euro estaba en esos momentos a unas 14400 rupias indonesias pero sólo nos ofrecieron 13200; cuando le dijimos que eso era muy poco, nos subió a 13500 pero de ahí ya no subiría ni una rupia. Supusimos que trataba de aprovecharse de las horas que eran y de nuestra supuesta necesidad de cambiar dinero así que nos negamos a aceptar ese cambio y seguimos nuestro camino. 
Más tarde, a lo largo de nuestro recorrido por Sumatra, pudimos comprobar que todas las casas de cambio ofrecían pésimas transacciones. 
Volvimos al coche y seguimos nuestra ruta ya que de momento no nos urgía cambiar dinero. Una vez en el coche, Iru nos comentó que tardaríamos unas tres horas desde el aeropuerto hasta Berastagi pero finalmente conseguimos cubrir el trayecto en menos de dos horas y media. 
A pesar del denso tráfico de camiones, de las rudimentarias carreteras y del peculiar modo de conducción indonesio, Iru nos asegura que el tráfico está hoy fluído y gracias a ello llegaremos antes de lo previsto. 

Hace 24 horas que despegamos de Bilbao y por fin habíamos llegado felizmente a nuestro destino sin más incidentes que los malditos cambios horarios sufridos en Kuala Lumpur

Mery, la propietaria del local donde nos íbamos a hospedar, nos esperaba con su espléndida sonrisa a la vez que nos rogaba que nos descalzáramos antes de entrar en su casa. 
Una cochera daba acceso a un primer piso donde se encontraba su habitación, un salón, la cocina y un baño. 
Seguimos subiendo por una escalera interior hasta la siguiente planta donde se encontraban nuestras dos habitaciones , una doble con una cama grande y otra triple con tres colchones tirados en el suelo. 
Otro baño y una estrecha estancia donde había algunos sofás y una pequeña mesa, completaban la distribución de esta planta. 
Aún había un piso más donde se encontraba una gran terraza y otra pequeña habitación. 

Mery nos acompañó a nuestras habitaciones y nos recomendó encarecidamente que subiéramos a la azotea cuando nos despertáramos al día siguiente para admirar las excelentes vistas.
Estábamos cansados y teníamos ganas de tumbarnos para recuperarnos del largo viaje y comenzar con fuerza nuestras visitas al día siguiente. Por eso, antes de ir a dormir, preguntamos a Mery si sería posible visitar el volcán Sinabung al día siguiente. 
Nos preguntó cómo queríamos hacerlo y nos propuso un plan que nos pareció perfecto: su marido Abdy podía hacernos de guía, llevarnos hasta las inmediaciones del volcán y posteriormete visitar los alrededores de Berastagi
Eso nos permitía meternos en la cama tranquilos con el día siguiente ya organizado y con un plan sin exigencias, que nos permitiría llevar el "jet lag" lo mejor posible. 
Perfecto, le dijimos que no queríamos madrugar y que saldríamos entre las 10 y las 11 para hacer la primera incursión por Sumatra con Abdy
No había tiempo para más, nos fuimos a nuestras habitaciones y nos tumbamos en nuestros respectivos colchones. 
La cercana carretera provocaba que el ruido de camiones y motos dificultara un poco la conciliación del sueño pero gracias a nuestros inseparables tapones, el asunto quedó resuelto. 
Mañana será otro día.... 

4 comentarios:

Tawaki dijo...

Viajar es toda una aventura en la que hay que ir sorteando dificultades al mismo tiempo que se admiran los lugares nuevos.

aitor dijo...

Efectivamente, las dificultades forman parte de los viajes y debemos estar preparados para los contratiempos. De cualquier forma, hasta ahora nunca hemos tenido demasiados en nuestros viajes.

ISA dijo...

Hola, me interesaria contactar con Abdy y con Mery. Podrias decirme cuál es el alojamiento donde estuvisteis?
Quiero hacer un recorrido muy parecido al vuestro y me interesa gente de confianza.
Gracias
isabelgarijogomez@gmail.com

aitor dijo...

Te paso su contacto:

Berastagi Nachelle Homestay

Email : nachellehomestay@gmail.com

Phone : +61-81362429977 or +62-82162757658

WhatsApp : +62-821.653.829.57

Saludos y suerte con tu viaje, Isabel.