04 noviembre 2015

Alkmaar, relax entre canales.


Desde la capital holandesa, nos desplazamos en nuestro coche de alquiler hasta la pequeña localidad de Alkmaar, también conocida como "la ciudad del queso".
Son muchos los viajeros que se acercan hasta allí para presenciar el famoso mercado del queso que se celebra todos los viernes comprendidos entre el primero de abril y el primero de setiembre. Desde las 10 hasta las 12,30, la Plaza del Peso Público (Waagplein) de Alkmaar, se llena de colorido y ambiente para presenciar una animada representación de cómo funcionaba el tradicional mercado del queso en épocas pasadas.
No llegamos a tiempo para disfrutar del espectáculo puesto que setiembre estaba llegando a su fin pero aún así, Alkmaar no nos defraudó.


Waagplein
Si bien llegamos tarde para presenciar el mercado del queso, llegamos demasiado pronto para la fiesta local que se celebra el 8 de Octubre y en la que se rememora el final del asedio a que fue sometido la ciudad desde el 21 de Agosto al 8 de Octubre de 1573, a manos de las tropas españolas. 
A raíz de aquel suceso, que la convirtió en la primera ciudad que consiguió resistir el asedio de las tropas españolas durante la Guerra de los 80 años, un viejo refrán holandés reza: " La victoria comenzó en Alkmaar".

Después de vivir en directo el bullicio y las grandes aglomeraciones de Amsterdam, esta pequeña localidad de apenas 100.000 habitantes, nos regaló una paz y una serenidad que sin duda agradecimos.
Pasear por sus tranquilas calles disfrutando de sus atractivos edificios y descubrir los bellos rincones que se escondían entre sus numerosos canales, resultó un agradable ejercicio de relax y disfrute.
Los característicos puentes levadizos que cruzaban sus canales, los acogedores patios y jardines, los abundantes edificios históricos y las estrechas calles donde se concentraban comercios de todo tipo, le confieren a esta ciudad
suficientes atractivos  para hacerle merecedora de una visita.





Además de poder visitar el Museo Municipal, el Museo de la Cerveza, el Museo de los Beatles o el famoso Museo del Queso (Kaasmuseum), en 15 minutos puedes acercarte hasta su cercana playa.

La oficina de turismo, al igual que el Museo del Queso, se encuentra en el Edificio de Pesaje (Waag), un edificio de estilo renacentista construído en 1583.
En el Kaasmuseum podremos descubrir los secretos utilizados en épocas pasadas para elaborar el queso y la mantequilla y la importante repercusión que los productos lácteos tienen en la economía holandesa.



Waag

En el centro de Alkmaar emerge la Iglesia de San Lorenzo (St. Laurens de Grote). Construída a principios del siglo XVI, de estilo gótico, alberga dos órganos de reconocida fama mundial. Hasta allí nos dirigimos guiados por su torre que se elevaba sobre los tejados del resto de las edificaciones de la parte vieja de la ciudad.

Iglesia de S.Lorenzo

No muy lejos, el atractivo edificio que aloja al ayuntamiento, atrae la curiosidad de los visitantes. De estilo gótico y diseñado por Jan Stuyt, fue construído entre 1509 y 1520. Su espectacular fachada y su llamativa escalinata no pasan desapercibidos a los ojos del visitante.




Sus canales son una buena opción para visitar la ciudad a bordo de alguna de las numerosas embarcaciones que los recorren, mostrando otra perspectiva de Alkmaar.



A pesar de ser una localidad relativamente pequeña, cuenta con gran número de locales comerciales, restaurantes y pubs donde podremos realizar multitud de compras o bien degustar los típicos platos y cervezas holandesas. Incluso cuentan con un barrio rojo a pequeña escala, Achterdam, similar al de Amsterdam.



Nuestra visita prosiguió recorriendo los numerosos canales que vertebran la ciudad y que la cruzan por los cuatro costados. 
Como no podía ser de otra forma, tampoco perdimos la oportunidad de degustar sus exquisitas cervezas en alguna de las terrazas de los abundantes locales que se pueden encontrar en sus calles, estratégicamente ubicados.
No muy lejos del Kaasmuseum, nos sentamos a comer en el restaurante De Buren. Unas ensaladas y pasta con calamares y langostinos, acompañadas de las correspondientes cervezas, nos sirvieron para recuperar las energías gastadas durante el recorrido por la ciudad.



Una visita al AFAS Stadion, campo de fútbol del equipo local, el AZ 67, puso punto final a nuestro paso por esta coqueta ciudad holandesa.



2 comentarios:

Tawaki dijo...

Preciosa población que no conozco y que queda, inmediatamente, apuntada.

aitor dijo...

Localidad muy tranquila e ideal para pasear y relajarse, siempre que el tiempo acompañe.