Tres integrantes del grupo han madrugado para hacer un pequeño recorrido por las montañas que rodean el hotel Deshadan Mountain Resort, acompañados por un empleado del mismo que hace el papel de guía. Según relatan a su vuelta estamos en pleno territorio de elefantes y a pesar de que no se han topado con ninguno, los excrementos abundaban por la zona.
El guía les ha comentado que es una ruta muy frecuentada por los elefantes y que en ocasiones éstos se dejan ver por los alrededores del hotel. Las vistas al valle repleto de plantaciones de té, espectaculares.
A su regreso desayunamos todos juntos antes de partir a nuestro próximo destino: Madurai.
Previamente nos acercamos a recepción para pagar las cenas de las dos noches ( 70€, 7 personas ) y volver a cumplir con el obligado trámite de sacarnos fotos y videos con ellos. Lo cierto es que el personal ha sido sumamente agradable y colaborador con nosotros.
Tras despedirnos de todos efusivamente, montamos en la furgoneta para salvar los 160 kms que nos separan de Madurai. Una vez más comprobamos lo poco que tiene que ver recorrer estas distancias en Europa con hacerlo en India.
La carretera nos regala preciosas vistas a los campos de té y a las mujeres que se afanan en recolectar los mejores brotes de las apreciadas plantas. Durante muchos kilómetros el paisaje nos mantiene absortos pero a la vez, el viaje se convierte en un continuo subir y bajar puertos a través de estrechas carreteras, algo que ralentiza el viaje de manera importante.
Hacemos pocas paradas, una para ver cómo las recolectoras de té trabajan en el campo, otra en un hotel para ir a los servicios tras atravesar la cadena montañosa y otra bajando el último puerto cuando unos atrevidos macacos aparecieron al borde de la carretera. Kisen nos ordenó cerrar todas las ventanillas porque aseguraba que estos monos eran peligrosos. Acostumbrados a recibir comida de los turistas, éstos se mostraban agresivos si no conseguían sus propósitos. Nunca me cansaré de decir que NUNCA se debe dar de comer a los animales salvajes.
Por fin descendimos el último puerto y llegamos a la extensa llanura donde se encontraba la frontera con el estado de Tamil Nadu. Tuvimos que pasar varios controles y parar en uno de ellos para pagar el permiso que nos permitía la estancia durante los próximos días en Madurai; al menos eso fue lo que nos aseguró nuestro guía Kisen.
Cuando bajamos por primera vez de la furgoneta, una vez en la llanura, fuimos conscientes del cambio de temperatura que íbamos a sufrir durante las próximas horas. El calor era sofocante.
Al llegar al hotel Star Residence, nos recibieron con unas toallitas humedecidas para refrescarnos. Hicimos el papeleo oportuno y subimos a nuestras habitaciones.
Eran alrededor de las 16,30 y quedamos para salir a dar una vuelta media hora después pero una inmensa tromba de agua consiguió que cambiáramos de planes. Teníamos pensado salir a comer algo en algún puesto callejero pero acabamos comiendo en el restaurante del hotel unos sandwichs, un poco de arroz y algún plato local.
Tras la comida y una vez que paró de llover, decidimos salir a dar una vuelta por los alrededores adentrándonos por callejuelas oscuras donde los locales nos miraban sorprendidos pero siempre con una enorme sonrisa en su rostro. Seguramente en otro país no nos hubiéramos atrevido a adentrarnos en esos callejones pero allí, sus caras de hospitalidad no nos hacían temer ningún peligro.
A las 20 horas nos reunimos todos en el hotel para salir rumbo al Templo de Meenaskshi para asistir a la Ceremonia Aarti que se celebra todas las noches a las 9.
Al llegar al parking cercano al templo, Kisen nos presenta a un guía que nos puede enseñar el templo, indicarnos los mejores sitios para ver la ceremonia nocturna y explicarnos las curiosidades del lugar.
Finalmente acabamos contratándolo para hoy y mañana por una cantidad a convenir por nosotros cuando acabe sus servicios.
Nos acompaña hasta el templo en cuya entrada nos tenemos que descalzar y entregar nuestro calzado para que nos lo guarden hasta nuestra salida.
La situación no es muy agradable ya que tras las últimas lluvias, la zona está llena de charcos y barro y andar descalzo no resulta muy placentero.
Una vez en el interior, nos explica algunas curiosidades del templo y nos avisa de que cuando oigamos una determinada señal ( una campana que resuena en todo el templo ), acudamos al punto acordado porque la comitiva de la ceremonia saldrá por allí.
Así lo hacemos para ver cómo trasladan a Shiva al dormitorio de su esposa Parvati.
La música, el humo, los cánticos, las flores y una multitud enardecida se hacen dueños del lugar hasta que finalmente entran de nuevo al templo, cuya entrada está reservada a los hinduístas, y todo acaba.
Sólo hay un grupo de turistas aparte de nosotros pero el guía nos asegura que en verano y durante los primeros meses del año, el templo se encuentra atiborrado de extranjeros.
Sólo permiten utilizar los móviles para sacar fotos y grabar videos motivo por el cual mis fotografías y videos dejan mucho que desear. Mi móvil "made in China" no destaca por la calidad de su cámara.
Durante los 30 minutos aproximados que dura la ceremonia, el ambiente queda impregnado con el aroma a incienso, sándalo y al humo de la cera de las numerosas velas que inundan la atmósfera.
Unos sacerdotes trasladan a Shiva en una especie de urna atravesada por una barra que les sirve para transportarla hasta el dormitorio de su esposa Parvati.
A su entrada se paran y comienza una ofrenda donde un denso humo se adueña del lugar mientras tambores y otros instrumentos musicales ponen un peculiar fondo musical.
Hemos podido disfrutar de la ceremonia sin grandes aglomeraciones y desde los mejores lugares gracias a los consejos de nuestro guía; verdaderamente creo que si hubiéramos entrado sólos no lo hubiéramos disfrutado de la misma manera.
Volvemos al parking donde nos espera nuestro conductor pero antes quedamos con nuestro guía para visitar mañana, a plena luz del día, el precioso Templo de Meenaskshi.
Al llegar a nuestro hotel aprovechamos para tomar unas cervezas en su bar, un lujo que no podemos rehusar. Es curioso comprobar cómo estos locales se encuentran semioscuros, como si trataran de ocultar a los "pecadores" que lo frecuentan. Está claro que en India no está bien visto consumir alcohol.
Es hora de retirarse a los aposentos para tratar de recuperar fuerzas para la jornada venidera. A dormir...
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