El Cañón de Délika.

Si bien las vistas más espectaculares del nacimiento del Nervión seguramente sean las que podemos admirar desde el mirador del Nervión en el Monte Santiago, hoy vamos a mostrar otra perspectiva de esa espectacular caída de agua, no menos atractiva.

Para ello nos desplazamos hasta la pequeña localidad de Délika, un enclave ubicado en medio de un idílico lugar a los pies de la fantástica Sierra de Gorobel.

Nuestro objetivo se halla justo bajo los farallones de roca que delimitan la meseta castellana y que dan inicio al periplo del río Nervión a través de nuestra tierra.

Para ello sólo tendremos que seguir el curso del río para ir dejando las abiertas praderas repletas de pastos para irnos adentrándonos en angostos valles que nos llevarán sin pérdida hasta nuestro destino.

COMO LLEGAR

Como ya he comentado, no hay pérdida. Sólo hay que llegar a Délika, población cercana a Orduña y dejar el vehículo en los alrededores del Restaurante El Infierno donde comienza la ruta.

El camino no está señalizado pero sólo hay que tener en cuenta que no debemos alejarnos demasiado del lecho del río. Incluso, si el caudal de agua nos lo permite, podemos hacer la ruta a traves de su cauce.

CUANDO VISITARLO

Cualquier época es buena para recorrer este camino pero deberemos tener muy en cuenta, la cantidad de agua caída en los últimos días.

 

Durante un buen trecho se puede hacer la ruta por caminos que discurren a ambos flancos del río pero llegados a un punto donde el cañón se hace más angosto, sólo tendremos la opción de transitar muy cerca o incluso a través del río, cambiando continuamente de orilla buscando las zonas más accesibles.

Si el río está crecido es posible que no podamos avanzar hasta el final de la ruta. De cualquier forma, habremos tenido ocasión de admirar las numerosas cascadas que se forman a lo largo del recorrido y disfrutarlas en su máximo esplendor.

EL RECORRIDO

En mi caso, realicé el recorrido en el mes de Mayo, un mes en el que en ocasiones suele haber bastante agua pero en esta ocasión y debido a la primavera tan seca que estamos sufriendo, había muy poca agua en el río.

Aprovechamos esta situación para hacer todo el recorrido de ida a través del río, cambiando continuamente de orilla buscando los senderos que nos permitieran seguir adelante sin mojarnos demasiado.

 

A pesar de ser domingo y del buen tiempo reinante, la ruta por el cauce del río nos permitió hacerlo en total soledad y silencio.

El camino se hace bastante entretenido ya que cambias continuamente de terreno avanzando a ratos por el río, otros por estrechos senderos junto a éste y en ocasiones saliendo a campo abierto para atravesar verdes pastos, siempre con las imponentes paredes de roca al fondo.

Bonitas pozas de aguas transparentes y pequeñas cascadas nos sorprendían a cada paso aunque en ocasiones nos obligaban a mojarnos un poco los pies.

 

Finalmente llegamos hasta donde el cañón se hace más estrecho y abrupto y donde los únicos protagonistas eran el río, las paredes del cañón y alguna cascada que parece brotar de la nada y alimentan el cauce del Nervión.

El mirador del Nervión que cuelga en el vacío desde la ladera del monte Santiago, se hace ya visible y con el zoom de mi cámara incluso puedo distinguir la gente que se encuentra allí en ese momento.

 

El camino se acaba en una zona muy próxima a donde cae el agua de la gran cascada aunque los más aventureros trepan por las rocas para acercarse aún más a la vertical exacta donde cae el agua.

Aquí se deben extremar las precauciones porque el terreno es resbaladizo y casi siempre está mojado ; si no estás acostumbrado, mejor desistir de intentarlo.
La abundante humedad tapiza las rocas con musgos y otras plantas que proliferan gracias a la abundancia de agua.

Tras las fotos de rigor, emprendimos el camino de vuelta esta vez por la pista que discurre por la izquierda del cauce según el sentido de nuestra marcha.

Si bien durante el camino de ida invertimos dos horas a través del río, la vuelta nos llevó una hora aproximadamente.