11 octubre 2020

De Pleven a Sofía




A las 7,30 ya estamos despiertos.
El plan para hoy es llegar a Sofía y pasar allí nuestra última noche en Bulgaria ya que nuestro vuelo sale a primeras horas de la tarde, mañana.
Hoy no tenemos incluido el desayuno en nuestro hotel así que toca salir a la calle y buscar un sitio para tomar algo.
No muy lejos del hotel encontramos una especie de panadería abierta que además tiene unas pequeñas mesitas en su interior. Pedimos unos bollos que acaban de sacar del horno y nos sacamos unos cafés de una máquina que tienen en la puerta. Es muy habitual que los locales tengan este tipo de máquinas y ya nos hemos acostumbrado a sus cafés.
Una vez calmado el apetito mañanero volvemos al hotel para preparar el equipaje y bajarlo al coche. Aunque nuestro destino final es la capital, como es muy pronto y no tenemos prisa por llegar, hemos pensado parar en unos lagos que hemos visto en el mapa, en la cercana localidad de Gorni Dabnik.
El día está bastante nublado y a ratos lloviznea por lo que no apetece demasiado liarse con caminatas infructuosas así que intentaremos acercarnos al lago con el coche y plantar los telescopios a sus orillas con el objetivo de echar un vistazo para ver si hay alguna especie interesante en sus aguas.
Como ha dejado de llover, me animo a hacer un pequeño recorrido por la orilla del lago pero sin alejarme demasiado del coche por si comienza a llover de nuevo.




Permanecemos en el lugar alrededor de una hora, descubriendo varias especies de garzas, fochas, somormujos, zambullines, ratoneros, etc...
Nada nuevo que no hayamos ya visto anteriormente por lo que recogemos todo y lo cargamos de nuevo en el coche para ahora sí, tirar directos hasta Sofía.
Alrededor del mediodía llegamos al hotel Sofía Plaza, hotel elegido para pasar nuestra última noche del viaje. La habitación triple cuesta 50€ o 98 levs y tras verla, decidimos no dar más vueltas.




Nos acomodamos en la habitación, pagamos y salimos a recorrer las calles de la capital búlgara. En recepción nos indican que tenemos allí al lado el metro o si preferimos ir andando, estamos a veinte minutos del centro.


Mi recorrido por Sofía:

Como ha dejado de llover, decidimos ir andando a través del Lion´s Bridge, un viejo puente de piedra sobre el río Vladaya construído en el siglo XIX.

Lion´s Bridge

Nos encontramos en una de las capitales más antiguas de Europa, fundada por los tracios en el siglo VIII a. C y el crisol de culturas que han pasado por este lugar se refleja claramente en los edificios que adornan sus calles. Me sorprende el gran número de locales dedicados al juego que encontramos en nuestra ruta al centro mientras que los típicos edificios de las ciudades del este se dejan notar según avanzamos.
Los viejos tranvías, con claro sabor a la época comunista, surcan las bulliciosas calles de una ciudad que se mueve entre la historia y la modernidad y donde la mezcla de razas y culturas conviven con apacible normalidad en todos los ámbitos sociales.





Visitamos el remodelado Mercado Central de Sofía, ubicado frente a la mezquita Banya Bashi construída en 1576 durante la ocupación otomana.

Fachada Mercado Central
Interior Mercado Central



 



Banya Bashi
Banya Bashi

























Paseando por El Bulevar Vitosha, la calle principal del centro de Sofía, nos dimos de bruces con el fastuoso edificio del Palacio de Justicia.
Un poco más adelante nos encontramos con el Monumento a Santa Sofía, construido en cobre y bronce y erigido en honor a la patrona de la ciudad.
El Palacio Presidencial, bellamente iluminado y con el año próximo a entrar bien anunciado, también atrajo nuestra atención por unos minutos.
La Catedral de Sveta-Nedelya,
cuyo origen se remonta al siglo X, es una catedral ortodoxa de gran importancia en la ciudad.
La antigua Casa del Partido comunista, también destaca mostrándose como la típica construcción de aquella época.


El Bulevar Vitosha
Palacio de Justicia

Monumento a Santa Sofía

Catedral de Sveta-Nedelya

El Palacio Presidencial
 
Casa del Partido comunista


Casi al final de la mañana, descubrimos dos de los edificios más emblemáticos de la ciudad:
  • La Iglesia de San Nicolás, más comúnmente conocida como Iglesia Rusa         ( Ruska tsarkva ), un templo ortodoxo ruso situado en el bulevard Tsar Osvoboditel.
Iglesia Rusa
Iglesia Rusa
 
  • y como no, la espectacular Catedral de San Alexander Nevski, símbolo inequívoco de Sofía.

Catedral de San Alexander Nevski
Catedral de San Alexander Nevski


Llevamos ya unas horas recorriendo la ciudad y otros edificios importantes como la Universidad de Sofía, el Edificio del Santo Sínodo y otros muchos se sucedían a nuestro paso pero nuestros estómagos se empeñaron en recordarnos que iba siendo hora de prestarles atención lo que unido al olorcillo a carne asada que se respiraba cuando pasamos por un restaurante muy concurrido, nos pareció una invitación irrechazable. 

Universidad de Sofía

Edificio del Santo Sínodo


El local se llama Happy Bar & Grill y parece una franquicia pero nos sorprende que apenas dispongan de sitio libre a pesar de las dimensiones del local.
Pedimos unas barritas de pollo, verdura al grill, dos bistecs que resultan estar muy ricos y un churrasco. Para beber, tres cervezas. La factura asciende a 80 levs.

Seguimos con nuestro paseo por la ciudad y ya al anochecer nos topamos con un pequeño mercado navideño donde nos tomamos unas cervezas y unos bocadillos de salchichas, inmersos en el típico ambiente navideño.






 







 
 
Ya es de noche y va siendo hora de conocer el ambiente nocturno de la ciudad. Lo cierto es que nos levantamos muy pronto todos los días y estamos cansados pero intentaremos aguantar un poco...
Nos sorprende bastante el gran ambiente que se respira en los abarrotados locales cuyos precios ya no son los mismos que hemos encontrado en otras zonas del país.
Tras tomar unas copas de vino y unas cervezas en un ambiente muy agradable y distendido, buscamos un buen restaurante para poner el broche final al viaje.
Mañana tomamos el avión de vuelta y tenemos bastantes levs en el bolsillo así que preguntamos cuales son los mejores restaurantes de la ciudad, aprovechando que los precios tampoco son excesivamente altos.
Acabamos en el restaurante Shtastlivetsa , un original local muy bien ambientado y que se encuentra abarrotado. Tenemos que esperar sentados en unos cómodos sofás hasta que se libra una mesa y nos la preparan.
Pedimos una ensalada y un calamar a la plancha, cordero, cerdo con queso y setas y pollo con setas y queso, vino, agua y tres postres. 

Una agradable cena que resulta la más cara del viaje pero que sólo nos cuesta 145 levs (unos 75€ ).


Apenas nos da tiempo a tomarnos una copa antes de retirarnos a nuestros aposentos pero no porque no haya locales abiertos, que los hay y muy animados, sino porque estamos muertos de sueño y no podemos con nuestra alma. Los años no pasan en balde.....
De haber llegado más descansados seguro que hubiéramos explorado la noche búlgara con más detalle ya que mañana no tenemos que madrugar. 
Nuestro vuelo sale a las 13,30 y dedicaremos la mañana a dormir y descansar hasta las 10 que debemos abandonar el hotel.
Justo nos quedará tiempo para desayunar tranquilamente, limpiar un poco el coche, llenar el depósito de gasolina y entregar el vehículo en el aeropuerto.
Nuestro paso por Bulgaria ha finalizado...




Capítulo anterior: De Balchik a Pleven

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