30 abril 2021

Ventana Relux. Karrantza, Bizkaia.



Tal como está la situación, hay que aprovechar el momento cuando se presente y viendo las buenas predicciones meteorológicas, añadidas a la posibilidad de salir de los límites del municipio, he preparado una excursión a una zona de Bizkaia por la que no me asomo desde hace muchos años.
Dos amigos se unieron inmediatamente a una salida en la que combinaremos una pequeña excursión por una zona totalmente desconocida por mí, con una experiencia gastronómica a la que hacía tiempo que le tenía ganas.
El valle de Karrantza será el destino elegido para respirar aire puro, antes de que desgraciadamente nos vuelvan a confinar en nuestro municipio en los próximos días.
Las rutas y excursiones que existen en esta zona son numerosas y variadas pero ajustaré las exigencias de la ruta a mis acompañantes y daremos un paseo muy tranquilo y relajado. 
Nos acercaremos hasta la Ventana Relux, prácticamente en la frontera entre Bizkaia y Cantabria.
Debo reconocer que esta zona de Bizkaia es una gran desconocida para mí y seguro que las malas comunicaciones existentes entre Bilbo y Karrantza tengan mucho que ver. Tardar
casi hora y media en coche para recorrer 60 kms, es un hándicap que muchas veces te desanima bastante.
 
Mapa de la ruta
 


Pero en fin, sin madrugar en exceso salimos de Bilbo en dirección a Karrantza para disfrutar de un precioso día primaveral, estirar las piernas y ejercitar un poco unos músculos ya bastante adormecidos.
Para nuestra sorpresa, cuando estábamos subiendo el puerto de la Escrita ya cerca de Karrantza, nos llamó un amigo gran conocedor de la zona para decirnos que nos esperaba en el mirador de la Virgen del Suceso desde donde nos explicaría un poco la orografía y la localización de las zonas más destacadas.
 
Virgen del Suceso.
Una vez coronamos el puerto, sólo tuvimos que bajar aproximadamente un km para ver el cartel que anunciaba el mirador a nuestra derecha.
En una bonita zona de campas y arbolados, aparcamos junto a un área recreativa equipada con mesas, asadores, fuente, juegos infantiles, etc, etc.
Allí nos esperaba nuestro amigo, que nos llevó hasta un mirador cercano con unas vistas increibles al valle.
Una minúscula ermita sirve de base a un gran monumento dedicado a la Virgen del Buen Suceso, ubicada en un lugar estratégico con unas vistas espectaculares. 
El 18 de Setiembre, en este lugar se celebra una multitudinaria romería en honor a la Virgen, patrona de Karrantza, a la que acuden lugareños de todos los puntos del valle.
Frente a nosotros se extendía el precioso Valle de Karrantza mientras a la derecha podíamos ver el Encinar de Sopeña en el Parque Natural de Armañón y a nuestra izquierda, el hayedo de Balgerri en la sierra de Ordunte. 
Abajo, diseminados por el valle, se distinguían perfectamente algunos de los 49 barrios que componen el municipio de Karrantza Harana, el más extenso de Bizkaia.
Al fondo del valle, nos señaló el punto donde se encontraba nuestro objetivo de hoy: la Ventana Relux, en el límite de Bizkaia.
 


 
Resultó una clase muy didáctica y nos sirvió para situarnos perfectamente en el mapa y saber exactamente dónde nos encontrábamos.
En los alrededores se encuentran varios lugares muy interesantes para visitar como son el Karpin, un centro de acogida de fauna silvestre donde podrás encontrar todo tipo de especies animales, la Cueva de Pozalagua  una impresionante gruta famosa por sus dimensiones y sobre todo por sus estalactitas excéntricas, etc, etc.

La parada inesperada nos ha resultado muy útil y nos ha permitido unas vistas espectaculares pero nos ha retrasado un poco nuestra llegada al destino final.
Había pensado dejar el coche en las inmediaciones del alto de Ubal pero finalmente, lo aparcaremos más cerca de nuestro objetivo, junto a la granja de Monreales.
Una vez más, la aplicación "Maps" de nuestro móvil no nos sirvió de gran ayuda ya que tras introducir el punto al que queríamos llegar, se empeñó en tomar el trayecto más corto que discurría por pistas forestales impracticables. No lo intenteís si quereís desplazaros hasta la granja de Monreales.
 
Cómo llegar a la Ventana Relux.
La ruta que deberás tomar si vas en un coche normal, será la carretera
BI-3622 que lleva hasta el alto de Ubal. Si vas dirección a Lanestosa, justo antes de llegar al alto hay una desviación a la derecha que indica 4.250 metros a la Ventana Relux.
Se puede empezar la ruta a pie desde aquí pero si vas con niños o con gente no muy habituada a andar, te puedes acercar con el coche hasta la granja de Monreales donde tendrás que buscar algún sitio para aparcar donde no dificultes el paso de vehículos. 
Para llegar hasta la granja, una vez abandonada la carretera BI-3622, te encontrarás otro cruce con dos opciones, debiendo tomar la pista de la derecha. Las antenas de la Peña del Mazo, a nuestra izquierda, nos servirán de referencia.
Una vez en la explotación ganadera, sólo deberás recorrer a pie 1.750 metros hasta Relux. Un pequeño cartel de madera junto a una barrera metálica, nos indicará la dirección a tomar.
El sendero comienza con una pequeña ascensión por una cómoda pista sin pérdida alguna. Sólo al acabar esta pista, el sendero se pierde un poco por lo que debemos tener en cuenta que antes de llegar a una zona rocosa, deberemos girar a la izquierda hasta que muy pronto volveremos a descubrir el sendero que ya nos llevará hasta la ventana. 
Casi al final veremos un camino a la izquierda que se dirige a los picos cercanos: El Mazo (823 m), el Cordón de la Cuchilla (765 m), y Peña de Reluso (783 m) pero nosotros descenderemos levemente hasta llegar al acantilado que marca el límite entre Bizkaia y Cantabria. 
Sólo cuando nos encontremos a escasos metros de la espectacular ventana, seremos capaces de verla.
 
 




 

 







 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
  
Tan sólo hemos caminado 2 kms pero la espectacularidad del paisaje que nos rodea, nos da la sensación de estar muy alejados de la civilización. 
Una excursión apta para todos los públicos que te permitirá gozar de un paisaje grandioso. En los día soleados como el que tuvimos oportunidad de disfrutar, se divisa perfectamente la costa cántabra y el mar Cantábrico.
Por último, aconsejaría llevar calzado cómodo para andar por el monte, agua para reponer los líquidos perdidos ya que no hay fuentes en la ruta, unos prismáticos si te gusta observar el vuelo de los buitres, y la imprescindible cámara de fotos.
Desde la granja, puedes hacer el recorrido de ida y vuelta en hora y media, tomándote todo el tiempo del mundo para disfrutar del paisaje y hacer fotografías.

La parte montañera de la jornada había llegado a su fin y ahora tocaba reponer las energías gastadas, en un restaurante de la zona que hace mucho tiempo deseaba conocer.
Casa Garras es un afamado restaurante que muchos aseguran estar al nivel de más de un establecimiento "michelín". Habíamos reservado mesa para las 15,30 pero a nuestra llegada estaba completo y nos sugirieron esperar en el bar, tomando algo mientras se hacía hueco.
Lamentablemente la experiencia tuvo un sabor agridulce.
A pesar de tener una reserva para las 15,30, eran más de las 16 cuando nos sentaron en la mesa y casi las 17 cuando comenzamos a comer. Un establecimiento que se precie, no puede cometer esos fallos con sus clientes.
Mientras esperábamos, nos invitaron a un plato de cecina regada con aceite de oliva que devoramos en un "visto y no visto".
Para comer pedimos pulpo a la plancha con mahonesa y alioli, txipirones a la plancha, unas croquetas de la casa y unos solomillos y rape como platos principales.
Si la espera resultó injustificable, debo reconocer también que la comida resultó exquisita. 
El pulpo no lo había comido nunca así y me pareció un plato espectacular; los txipirones también muy ricos, al igual que las croquetas y el solomillo muy bien hecho y con gran sabor. Según comentaron los que comieron el rape en salsa, también estaba perfecto.
Tras la comida, nos invitaron a tomar lo que quisiéramos, gentileza de la casa.
Dada la calidad y la esmerada elaboración de los platos degustados, seguramente le daré otra oportunidad pero insistiré en que mi mesa esté preparada y lista a mi llegada.
 



 

Eran más de las 19h cuando emprendimos el viaje de vuelta a casa. 
La jornada, con el pequeño lunar de la espera en la comida, había resultado brillante y con toda seguridad, sería la última escapada " lejos" de casa en una buena temporada, ya que Bilbo estaba a punto de superar de nuevo la fatídica cifra de 400 casos que volvería a encerrarnos perimetralmente en nuestro municipio.
Esto es desesperante.... 

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