27 enero 2022

Bled, la ciudad de postal.


Hoy iba a ser una jornada dedicada íntegramente a Bled y su emblemático lago pero antes, queríamos dar una vueltecilla por el pequeño pero coqueto pueblecito donde nos habíamos alojado.
A los pies de los acantilados de Iglica, la pequeña aldea de Bohinska Bela cuenta con numerosos alojamientos rurales que dan cobijo a todos aquellos que prefieren alejarse un poco de la turística Bled.
Enclavado al suroeste de Bled, en un pequeño valle creado por el río Sava Bohinjka a lo largo de los siglos, reúne las típicas casas de montaña que caracterizan a estas localidades. Un pueblo con innegable encanto que nos cautivó durante los días que permanecimos en el lugar.
 


Tras un copioso desayuno gracias a todos los productos que nos dejó el propietario de la casa donde nos alojamos, decidimos acercarnos hasta la cercana cascada de Iglica, una caída de agua de 4 metros de altura originada por un arroyo llamado Suha, al caer desde el acantilado bajo el que se encuentra el pueblo.
Para llegar hasta allí debimos subir hasta la parte más alta del pueblo lo que nos permitió disfrutar de la belleza de este enclave y de sus cuidadas casitas.
En el momento de nuestra visita, apenas caía un hilillo de agua, algo que restaba interés al lugar. Pero allí mismo había un estrecho cañón donde unas estrechas y casi verticales escaleras metálicas ascendían hasta una meseta desde donde se disfrutaba de excelentes vistas y a la vez, partían numerosas rutas senderistas. Los más intrépidos no dudaron en desafíar el vértigo que producía ascender por aquellas escaleras para llegar hasta la parte más alta.
Abajo, junto a la seca cascada, varios escaladores practicaban trepando por escarpadas paredes que ya contaban con varias vías abiertas.
 



Vistas desde lo alto

 


Tras el corto pero agradable paseo volvimos al coche para dirigirnos hacia el Lago de Bled. Las predicciones metereológicas prometían buen tiempo por la mañana pero también anunciaban abundante agua por la tarde así que no teníamos mucho tiempo que perder si queríamos subir hasta los mejores miradores para disfrutar de este enclave.
Poco más de 4 kms separaban nuestra actual ubicación del camping de Bled, en cuyas proximidades queríamos dejar nuestra furgoneta. Dadas las dimensiones de la furgoneta ya éramos conscientes de que no era sencillo buscar aparcamiento así que cuando vimos sitio libre en el aparcamiento junto al camping, a orillas del lago, no lo pensamos dos veces. Costaba 3€ la hora y pensábamos estar todo el día pero entre 8 tampoco era tanto.

BLED
En plenos Alpes Julianos, en el noroeste de Eslovenia, a orillas del lago con su mismo nombre, se encuentra uno de los mayores atractivos turísticos del país: Bled.
Con una población que ronda los 10.000 habitantes, se encuentra tan solo a unos 50 kms de la capital, ofreciendo numerosas actividades y posibilidades turísticas que no pasan inadvertidas a nadie que se acerque a descubrir el país esloveno.
Su lago glaciar, el lago de Bled, cuenta con una longitud de 2120 metros y una anchura de 1380 metros. Ubicado a una altitud de unos 475 metros, cuenta con una profundidad máxima de más de 30 metros.
Sobre una escarpada pared calcárea que se erige desde sus aguas, destaca con indiscutible protagonismo el Castillo de Bled mientras que en el centro del lago, reposa la única isla natural de Eslovenia, donde se encuentra la Iglesia de la Asunción.
Todos estos actores conforman un escenario espectacular que sin duda alguna te conquistarán apenas pongas tus pies en el lugar.



Realmente nos encontramos en un lugar precioso; no es extraño que Bled sea la joya turística de Eslovenia y es que sólo el paisaje que ofrece su lago con la iglesia en medio de la isla en el centro del mismo, y al fondo, el castillo sobre un promontorio, conforman un paraje difícil de igualar.
Las primeras fotos se sucedieron apenas salimos del coche, disfrutando del lugar con la calma que merecía.
 
 


Pero había llegado el momento de mover nuestras piernas en busca de los miradores que ofrecen vistas aún más espectaculares a este singular escenario.
Siguiendo la orilla del lago hacia la derecha desde el camping, no tardamos en descubrir al otro lado de la carretera, unos carteles que indicaban el camino a  los miradores de Ojstrica, de Mala Osojnica y del alto de Velika Osojnica donde se esconde otro mirador.
El día comenzaba a cubrirse de nubes pero la temperatura era muy buena por lo que teníamos por delante un agradable paseo. Eso sí, el paseo siempre pica para arriba en una ascensión que se le puede hacer pesada a los menos experimentados.
El grupo comenzó a fragmentarse tras las primeras rampas pero todos llegamos hasta el mirador de Ojstrica tras salvar el último y escarpado tramo agarrados a las cadenas fijadas a la pared de roca.
Aconsejaría a todo el mundo que se acerque hasta Bled que no renuncien a este pequeño paseo. Con un calzado adecuado y paciencia, cualquier persona puede llegar hasta el mirador y os aseguro que las vistas merecen la pena.
Cuando superamos el último repecho y se abrieron ante nosotros las vistas al lago y sus alrededores, nos quedamos sin palabras...
Creo poder asegurar que la primera palabra que conseguirás articular será una de estas dos : "alucinante" o bien, "impresionante".
Apenas había gente y no podíamos dejar de hacer fotos a un lugar que resultaba verdaderamente espectacular. Sin lugar a dudas se trata de un lugar de visita obligada.
 


 
 
La belleza del lugar era difícil de superar pero parte del grupo estábamos dispuestos a seguir ascendiendo la montaña para comprobar si los siguientes miradores conseguían hacerlo.
Continuamos subiendo hasta un cruce donde tomamos el camino a la derecha para dirigirnos a Velika Osojnica, el punto más alto de la zona, donde se encuentra otro mirador en forma de banco, un tanto escondido y que nos costó unos minutos encontrarlo.
Las vistas también espectaculares pero una vez superada la impresión del primer mirador, ya no causa tanta sensación. No había nadie cuando llegamos pero no tardaron en llegar varios grupos a los que dejamos sitio en el banco tras las oportunas fotos del lugar.
Tocaba ahora descender el tramo que nos llevaría hasta el cruce desde donde partía el camino a Mala Osojnica. Fue éste el mirador donde más gente encontramos y en mi opinión el menos recomendable para las fotografías ya que hay una valla delimitando el mirador lo que estropea el paisaje a la hora de fotografiarlo.
Desde allí hay otro camino que baja al camping pero nosotros preferimos volver por el mismo camino ya que las primeras gotas de agua se dejaban notar sobre nuestras cabezas y en estos casos, más vale un camino malo conocido que uno por descubrir. Si la lluvia arreciaba el barro podía difilcutar el regreso.
Afortunadamente no llovió demasiado y en aproximadamente media hora estábamos ya abajo.
 





Mi consejo
Dependiendo del tiempo con el que cuentes, mi recomendación es que la visita al primer mirador es obligada. El resto, depediendo de tu tiempo y tu afición al senderismo, es optativo.


Una vez en las orillas del lago, todo el grupo se reunió de nuevo en una terraza cubierta del restaurante del camping. Allí procedimos al habitual proceso de rehidratación a base de cervezas hasta tal punto de que el tiempo se nos echó encima y nos quedamos a comer allí mismo.
Unas ensaladas, unas hamburguesas y unos hermosos escalopes empanados fueron suficientes para reponer fuerzas mientras una espectacular tormenta amenazaba con inundar la zona.
Era imposible salir de allí en esas condiciones así que alargamos la comida con unos cafés y el postre típico de Bled llamado Kremma Rezina y que consta de hojaldre, nata y crema pastelera. Me recomendaron no irme sin probarlo y efectivamente puedo dejar constancia de que estaba muy bueno.
 
 





 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Afortunadamente la tormenta no duró demasiado y nos permitió dar un relajante paseo alrededor del lago que nos serviría para soltar las piernas tras el recorrido mañanero, bastante más exigente.
Dar la vuelta completa al lago supone recorrer alrededor de 6 kms lo que traducido en tiempo, vienen a ser dos horas dependiendo de las paradas que hagas a lo largo del trayecto.
El paseo es muy agradable y te ofrece todas las perspectivas posibles del lago, del castillo y de la Iglesia de Peregrinación de la Asunción de María ubicada en medio de la isla del lago.
Paseantes, pescadores y un cómodo camino te acompañarán durante todo el recorrido. A la altura del castillo, un camino te conduce hasta él a través de unas empinadas escaleras que te harán sudar. A no ser que tengas pensado visitar el castillo, yo personalmente no gastaría fuerzas ni tiempo para llegar hasta allí.
 




 

Cuando estábamos ya próximos al camping, nos encontramos la carretera cortada. Se estaban celebrando unas regatas de remo e imagino que por alguna medida de seguridad, la zona donde se encontraban todas las embarcaciones y útiles, estaba restringida a los organizadores y participantes del evento.
Llevábamos ya unos cuantos kilómetros en nuestras piernas y desviarnos del camino cuando apenas nos separaban unos cientos de metros, no nos hizo mucha gracia. Pero menos gracia nos hizo cuando comprobamos que dicho desvío nos obligaba a salvar de nuevo, importantes desniveles que nos conducían a la parte alta de Bled, donde se encuentra una estación de tren. Fue la traca final de la jornada.
Ya bastante cansados, llegamos de nuevo al camping donde tras unas cervezas y unas compras en el pequeño supermercado del camping, decidimos poner rumbo a casa.
Creo que hemos aprovechado bien el día a pesar de que hemos prescindido de algunas actividades muy típicas de Bled como pueden ser las visitas a su isla y a su castillo pero considerábamos que lo que ofrecían estos lugares no nos resultaba demasiado atractivo.

Por un lado se encuentra la típica visita a la isla de Bled ubicada en el centro del lago. Es habitual surcar las aguas del lago a bordo de una de las embarcaciones típicas de la zona llamadas Pletnas. Para ello podrás hacerlo en una excursión organizada (media hora en la isla) o bien alquilando para tí sólo la embarcación y hacerlo por tu cuenta.
La isla es muy pequeña y la única visita reseñable es la Iglesia de la Asunción de María construída en el siglo XII y sometida a numerosas reconstrucciones debido a varios terremotos que causaron graves daños en la misma. Habrá que subir 99 escalones para llegar a ella y es costumbre hacer sonar su campana tres veces, a la vez que se piensa un deseo con el objetivo de que éste se cumpla.
 

Pletnas

 
 
Por otro lado, son muchos los que se acercan al Castillo de Bled, ubicado en lo alto de un acantilado al borde del lago, a unos 130 metros de altura, para visitar otra de las joyas de la zona. Se puede acceder a su entrada a pie desde el pueblo o bien por carretera hasta las mismas puertas.
Las primeras referencias de su existencia se remontan a principios del siglo XI lo que le otorga el título de Castillo más antiguo de Eslovenia.
Destacan las visitas a su museo, patios interiores, talleres y su puente levadizo aunque son muchos los que acuden hasta allí, sólo por contemplar las hermosas vistas al lago.
Sus precios en el momento de nuestra visita (2021) son los siguientes:
Adultos 13.00 EUR
Estudiantes 8.50 EUR
Niños 5.00 EUR
 
 


Como ya he comentado anteriormente, ninguna de estas dos visitas nos sedujeron lo suficiente así que no puedo comentar mi experiencia.
Era hora de volver a casa, darse una reparadora ducha, preparar algo para cenar y dejar todo el equipaje preparado ya que mañana abandonaremos la casa para hacer un recorrido circular por el Parque Nacional de Triglav, antes de emprender ruta hacia el sur sin destino fijo.
Sobre la marcha..... 
 
 
 

Ruta de la jornada:
 

 

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