Había llegado la hora de dar por concluído nuestro pequeño descanso en el Lago Toba para desplazarnos hasta la localidad de Bukit Lawang, en las inmediaciones del Parque Nacional Gunung Lauser.
El día amaneció una vez más con un espléndido sol que parecía querer colarse hasta el interior de nuestra habitación. Eran las 6 de la mañana pero la agradable temperatura y la preciosa luz que se reflejaba en el infinito lago que teníamos frente a nosotros, invitaba a comenzar el día con un baño.
En un principio nuestros planes eran quedarnos hasta el medidodía disfrutando de la piscina de nuestro hotel, comer algo y seguidamente tomar el ferry a Parapat pero varios correos que recibí desde nuestro alojamiento en Bukit Lawang, me recomendaban salir del Lago Toba a primera hora porque nos esperaba un largo viaje hasta Bukit.
En un principio nuestros planes eran quedarnos hasta el medidodía disfrutando de la piscina de nuestro hotel, comer algo y seguidamente tomar el ferry a Parapat pero varios correos que recibí desde nuestro alojamiento en Bukit Lawang, me recomendaban salir del Lago Toba a primera hora porque nos esperaba un largo viaje hasta Bukit.
Finalmente tomaríamos una decisión salomónica: ni a las 8 ni a las 12, tomaríamos el ferry de las 10.
Nos hubiéramos quedado un día más en la isla pero lo cierto es que aquellas dos noches nos vinieron de maravilla para recuperarnos definitivamente del largo viaje hasta Indonesia y la posterior ascensión al volcán Sibayak, en Berastagi. Ahora sí, estábamos preparados para comenzar nuestra aventura por la jungla.
La isla Samosir había cumplido con su cometido y a pesar de que no sea un destino que cuente con espectaculares atractivos de visita obligada, su principal encanto reside en la serenidad de sus paisajes, su relajado ritmo de vida y las preciosas estampas que nos regalan sus gentes y sus tareas diarias.
Cuando bajé a recepción el desayuno no estaba disponible pero la piscina seguía en su sitio así que qué mejor manera de esperar el desayuno que hacerlo dándome un bañito que me ayudara a desperezarme...
La paz y el silencio eran absolutos y tras permanecer tumbado un rato bajo la suave brisa que soplaba a esas horas, volví de nuevo a la habitación para terminar de hacer la mochila y darme una ducha antes de bajar con todos mis compañeros a desayunar.
Disfrutamos del desayuno en la terraza plenamente conscientes de que los próximos desayunos no serían tan placenteros ni relajados.
El reloj seguía su curso y nos obligaba a abandonar el lugar. Bajamos nuestro equipaje y fuimos hasta el pequeño embarcadero situado junto a la piscina, donde paraba el ferry.
Tras cargar nuestros equipajes y acomodarnos en cubierta, el barco hizo varias paradas más en otros hoteles de la isla antes de tomar definitivamente rumbo a Parapat.
Unos 45 minutos más tarde, estábamos desembarcando y buscando algún cartel con nuestros nombres.
No se hizo esperar. Allí mismo, en el muelle, un chico mostraba nuestros nombres y tras las presentaciones de rigor nos acompañó hasta una amplia furgonetilla donde teníamos espacio más que suficiente para los cinco y los respectivos equipajes.
Nuestro conductor no habla demasiado inglés pero nos entendemos sin mayores problemas.
Durante las cuatro horas de trayecto hasta Medan, tenemos oportunidad de observar los numerosos y variados cultivos que se extienden a ambos lados de la carretera.
Toneladas de dátiles se amontonaban en los arcenes para más tarde dejar paso a cocos, zanahorias, bananas, etc,etc.
También nos llamó la atención la gran cantidad de árboles que tenían una especie de grifo en su tronco, cuyo chorro estaba dirigido a un pequeño balde colgado bajo el mismo. Durante muchos kilómetros, miles de éstos árboles se sucedieron ante nosotros y aunque nuestro conductor no acertó a darnos una explicación, llegamos a la conclusión de que se trataba del árbol del que se extrae el caucho.
También nos llamó la atención la gran cantidad de árboles que tenían una especie de grifo en su tronco, cuyo chorro estaba dirigido a un pequeño balde colgado bajo el mismo. Durante muchos kilómetros, miles de éstos árboles se sucedieron ante nosotros y aunque nuestro conductor no acertó a darnos una explicación, llegamos a la conclusión de que se trataba del árbol del que se extrae el caucho.
Una vez en Medan, comentamos a nuestro conductor que necesitábamos cambiar dinero y comer algo.
En primer lugar nos llevó hasta una de las numerosas casas de cambio que hay por toda la isla y allí nos ofrecen 13.600 idr por euro. Les decimos que ayer mismo nos dieron 14.000 pero se niegan a mejorar su oferta. Salimos al exterior y vemos que hay otro local muy cerca que también cambia dinero; allí nos ofrecen un cambio aún peor: 12.000.
Sorprendidos por el pésimo cambio que nos están ofreciendo en todos los sitios, decimos a nuestro conductor que no aceptamos esos cambios y nos montamos en el coche. A través de la ventanilla observo cómo éste devuelve disimuladamente la comisión que había recibido por llevarnos hasta allí. Comenzamos a entender las cosas...
El conductor se queda hablando con los de la casa de cambio y al de un rato entra en la furgoneta y nos dice que nos ofrecen 13.900. Tras un pequeño cónclave y teniendo en cuenta que necesitamos dinero y no sabemos el tipo de cambio que encontraremos en Bukit Lawang, decidimos cambiar 100€ cada uno.
Con casi 7.000.000 de rupias en el bolsillo, salimos de allí en busca de un sitio para comer. Le decimos a nuestro conductor que nos lleve a algún sitio barato de comida local y nos lleva a un lugar donde nadie habla inglés, la carta sólo está en indonesio y no hay cerveza.
Al final pedimos un arroz con pollo (cómo no!!) y algunas cosillas más que sacan de entremeses. Toda la comida, con agua y zumos nos sale por 120.000 rupias, menos de dos euros por persona.
Aún nos quedaban dos horas y media más para llegar a Bukit Lawang. La carretera está en muy malas condiciones y el viaje se hace un poco pesado pero todo se olvida cuando llegamos a nuestro destino. Allí nos espera Imán, el que sería nuestro guía en la jungla los próximos días, acompañado por otra gente que se ofrece a llevar nuestro equipaje hasta el hotel donde dormiríamos hoy. En unos diez minutos se llega a los hoteles más lejanos pero si no quieres cargar con tus maletas, no te faltarán voluntarios para llevártelas por 30.000 rupias, unos 2€.
A través de una estrecha calle repleta de tiendas que discurre paralelamente al río, llegamos al Green Hill Guesthouse.
Había envíado varios correos a varias agencias y hoteles que organizaban los trekkings por la jungla y desde el primer momento me gustó el interés que demostraron desde el Green Hill preguntándonos por los intereses y la experiencia del grupo en este tipo de actividades.
Pronto llegué a un acuerdo con ellos. Reservé dos habitaciones para dos noches en su hotel, un trekking de dos días por la jungla con la intención de ver orangutanes en libertad y un pequeño "rafting" para volver por el río hasta el pueblo. Además, como no queríamos estar sujetos a horarios de autobuses, contratamos también con ellos el traslado desde el lago Toba a Bukit Lawang y al aeropuerto de Medan el último día.
Sus precios, para 5 personas, fueron los siguientes:
- traslado en furgoneta privada desde Parapat a Bukit Lawang (6,30 horas)
1.200.000
- 1 habitación triple y una doble durante 2 noches 2X450.000
900.000
- tour de dos días por la jungla con guía, entradas, rafting de vuelta y comida incluído 5X900.000 4.500.000
- traslado al aeropuerto de Medan en furgoneta privada (3 horas)
650.000
TOTAL: 7.250.000 (520€)
Para cerrar el trato me pidieron hacer una pequeña transferencia de 1.250.000 idr a través de paypal pero lo más curioso es que me lo pedían en libras y el cambio que me aplicaban era del todo inaceptable, un 15% por debajo del cambio real.
Les volví a escribir pidiendo explicaciones y tras pedirme disculpas me aplicaron, ahora sí, el cambio real. No me gustó la maniobra y estuve a punto de romper las negociaciones pero finalmente decidimos seguir adelante con ellos.
Qizás ésta fuera la razón por la que al llegar al hotel, ningún responsable del mismo estaría esperándonos.
Imán, nuestro guía, tuvo que pasar por el mal trago de pedirnos el dinero que nos faltaba por pagar y ante mi petición de poder hablar con la persona con la que había negociado, no dudó en llamarla por teléfono. Fue en vano, estaba muy ocupada y le era imposible venir.
Imán se esforzó en explicarnos cómo sería nuestro tour por la jungla y nos animó a preguntarle cualquier duda que tuviéramos. El personal del hotel también se esforzaba por hacernos sentir bien en medio de un ambiente divertido y desenfadado.
Curiosamente no veríamos a Andrea, la persona con la que intercambié numerosos correos, hasta el último día. Y lo que es más curioso, ni siquiera se presentó para preguntarnos sobre cómo nos había ido todo. Una vez más, quedó claro que sus empleados estaban muy por encima de ella, en cuanto a profesionalidad se refiere.
A pesar de todo ello, nuestra estancia resultó plenamente satisfactoria.
La noche cayó a plomo y una gran tormenta se adueño del lugar. Comenzó a diluviar mientras nuestra preocupación crecía a medida que el chaparrón aumentaba de intensidad hasta dejar al pueblo a oscuras tras un corte de suministro eléctrico. Sólo el generador de nuestro hotel nos permitía tener alguna bombilla encendida.
Los ánimos del grupo estaban en ese momento por el suelo pero confíabamos en que mañana mejoraría el tiempo.
Ahora queríamos cenar algo en el hotel y mientras lo preparaban, iríamos en busca de agua y algún dulce para el trekking de los próximos días.
Durante la cena, pudimos constatar que el personal estaba como una cabra y no dudaron en amenizarnos la noche con una guitarra entre canciones y risas.
Para ganar tiempo mañana, decidimos encargar ya el desayuno para no tener que esperar a que lo preparasen.
Tras pagar conjuntamente la cena y el desayuno, nos vamos a descansar a nuestras básicas pero amplias habitaciones con magníficas vistas al río y a la jungla. Abundante fauna nos acompañará en nuestros sueños pero ya sabemos que en estos lugares es algo totamente inevitable.
Nos dormimos suplicando al dios de la lluvia que fuera benevolente con nosotros durante los dos próximos días; no queremos imaginarnos durmiendo en plena jungla bajo un diluvio como el que está cayendo ahora mismo.
Ojalá nuestras oraciones sean escuchadas....
Imán se esforzó en explicarnos cómo sería nuestro tour por la jungla y nos animó a preguntarle cualquier duda que tuviéramos. El personal del hotel también se esforzaba por hacernos sentir bien en medio de un ambiente divertido y desenfadado.
Curiosamente no veríamos a Andrea, la persona con la que intercambié numerosos correos, hasta el último día. Y lo que es más curioso, ni siquiera se presentó para preguntarnos sobre cómo nos había ido todo. Una vez más, quedó claro que sus empleados estaban muy por encima de ella, en cuanto a profesionalidad se refiere.
A pesar de todo ello, nuestra estancia resultó plenamente satisfactoria.
La noche cayó a plomo y una gran tormenta se adueño del lugar. Comenzó a diluviar mientras nuestra preocupación crecía a medida que el chaparrón aumentaba de intensidad hasta dejar al pueblo a oscuras tras un corte de suministro eléctrico. Sólo el generador de nuestro hotel nos permitía tener alguna bombilla encendida.
Los ánimos del grupo estaban en ese momento por el suelo pero confíabamos en que mañana mejoraría el tiempo.
Ahora queríamos cenar algo en el hotel y mientras lo preparaban, iríamos en busca de agua y algún dulce para el trekking de los próximos días.
Durante la cena, pudimos constatar que el personal estaba como una cabra y no dudaron en amenizarnos la noche con una guitarra entre canciones y risas.
Para ganar tiempo mañana, decidimos encargar ya el desayuno para no tener que esperar a que lo preparasen.
Tras pagar conjuntamente la cena y el desayuno, nos vamos a descansar a nuestras básicas pero amplias habitaciones con magníficas vistas al río y a la jungla. Abundante fauna nos acompañará en nuestros sueños pero ya sabemos que en estos lugares es algo totamente inevitable.
Nos dormimos suplicando al dios de la lluvia que fuera benevolente con nosotros durante los dos próximos días; no queremos imaginarnos durmiendo en plena jungla bajo un diluvio como el que está cayendo ahora mismo.
Ojalá nuestras oraciones sean escuchadas....
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2 comentarios:
Qué sería de nosotros, pobres occidentales, sin el arroz con pollo. Sois unos valientes, pero a pesar de la lluvia y la falta de profesionalidad de algunos, parece que mereció la pena.
La verdad es que sudamos de lo lindo pero disfrutamos como los niños que ya hace muchos años dejamos de ser.
Saludotes.
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