Ubicado en el interior del Parque Natural de Gorbeia, uno de mis rincones favoritos, sólo sabía de su existencia por las numerosas fotografías que había tenido oportunidad de admirar en numerosas ocasiones.
Sabía donde se encontraba aproximadamente pero quería trazar una buena ruta que me permitiera disfrutar al máximo de una completa jornada montañera.
Una vez estudiadas varias opciones que me permitirían llegar hasta allí, decidí comenzar mi excursión en Saldropo en cuyo parking dejaría mi coche.
Una vez estudiadas varias opciones que me permitirían llegar hasta allí, decidí comenzar mi excursión en Saldropo en cuyo parking dejaría mi coche.
Mi primer objetivo sería llegar hasta el ya conocido hayedo de Otzarreta para posteriormente seguir la pista hasta el desvío que conduce a la cumbre de Bastelarra, alcanzar la cima del Arralde y tras atravesar la campa de Arimekorta llegar hasta el cruce que me devolvería a Saldropo a través del anhelado Paso de Atxuri.
Hayedo de Otzarreta |
La jornada resultó espectacular, quizás demasiado calurosa pero de cualquier manera, las increibles panorámicas que tuve ocasión de disfrutar justificaron sin ninguna duda el esfuerzo realizado.
Cómo llegar
Como ya he comentado en otros artículos, para llegar al parking de Saldropo se debe coronar el puerto de Barázar en la N-240.
Si vas dirección a Vitoria, se debe tomar una pista de hormigón que encontraremos a la derecha justo antes de llegar a la gasolinera. A la izquierda tras la gasolinera si vienes de Vitoria.
Antes de llegar al parking de Saldropo, veremos el cruce a la izquierda que nos lleva al Hayedo de Otzarreta.
Podemos dejar aquí el coche o llegar hasta Saldropo y desandar el camino a pie para tomar este cruce y llegar a Otzarreta.
Mi ruta
Yo me decanté por dejar el coche en Saldropo y volver andando por la pista hasta el cruce que señala Otzarreta.
Un bosque de pinos y de cipreses de Lawson, escoltaron mi marcha hasta tomar la desviación que me llevaría hasta el mágico hayedo de Otzarreta.
Desde Saldropo al cruce hay aproximadamente 1,5 kms, la misma distancia que que separa a este cruce de Otzarreta.
A pesar de las tempranas horas, las vacas ya parecían adivinar las altas temperaturas que se avecinaban y descansaban ocultas en el bosque.
El croar de las ranas que pueblan las abundantes charcas que se encuentran cerca del camino se hacía ensordecedor en las inmediaciones del hayedo de Otzarreta.
Pista a Otzarreta |
En este punto no me entretuve demasiado ya que lo he visitado en numerosas ocasiones y tengo cientos de fotografías del lugar; aún así no pude resistirme a atravesarlo una vez más.
Hayedo de Otzarreta |
Retomé la pista que había dejado para entrar al hayedo y continué por ésta hasta llegar a un cartel que indicaba, a la derecha, el parking de Upete. Durante todo el recorrido, el Gorbea permaneció a mi derecha mostrando aún algún nevero que se resistía a desaparecer pese al aumento de temperatura de las últimas fechas.
Desde este punto nos disponemos a ascender la cumbre de Bastelarra. En esta zona existen abundantes puestos de caza y pueden representar un hándicap si es temporada de pase de paloma. Afortunadamente no estamos en otoño y los puestos se encontraban desiertos.
Para llegar a la cumbre tenemos dos opciones:
- atacar el desnivel en linea recta
- tomar las pistas forestales que zigzaguean suavizando la pendiente.
Si ha habido lluvias recientes, la primera opción se puede complicar por la abundancia de barro.
Si te inclinas por la segunda opción y no conoces la zona, es conveniente llevar un GPS con la ruta marcada para evitar tomar alguna pista que te aleje de tu objetivo.
Yo elegí la primera opción y el calor me pasó factura.
Según iba ganando altura, las vistas se iban haciendo grandiosas.
El precioso valle de Arratia y al fondo el imponente Amboto tomaban indiscutible protagonismo.
Crestería del Amboto, al fondo |
Más tarde, ya cerca de la cumbre, el Gorbea, el Aldamín y la Peña Lekanda me regalaron otras magníficas vistas.
Arralde en primer plano y Gorbeia al fondo |
Frente a mí se encontraba la siguiente cima que debería superar y que ya adivinaba que me iba a hacer sudar. La distancia no era demasiada pero la pendiente del sendero unida a un sol que ya calentaba con fuerza provocaron que mis paradas fueran frecuentes; mi estado físico tampoco ayudaba demasiado, no nos vamos a engañar.
Debido a la lluviosa primavera, la ladera del Arralde se encontraba tapizada con un precioso color verde que contrastaba con el blanquecino farallón calizo que lo corona.
No había subido nunca este monte y a pesar de que llevaba la ruta en mi GPS, cuando llegué a los pies de la pared rocosa me llevó un buen rato encontrar el paso que me permitiera hacer cumbre ya que sus paredes eran prácticamente verticales e inaccesibles.
Por fin avisté una especie de pasillo que se abría paso entre la roca y que permitía superar fácilmente esta mole rocosa.
Desde la cumbre del Arralde las vistas resultan deslumbrantes. Al norte se distingue la inconfundible silueta del Amboto, a nuestros pies se encuentra el valle de Arratia, al sur frente a nosotros, el Gorbea y su cruz destacan junto al Aldamín y la Peña Lecanda mientras que al este distinguimos el embalse alavés de Urrunaga. Pese a la existencia de una ligera bruma, puedo disfrutar del panorama mientras me recupero de los esfuerzos de la última ascensión.
Ya sólo queda cruzar las campas de Arimekorta pasando por el Atxirpe antes de llegar al paso de Atxuri.
La única dificultad de este último tramo prácticamente llano, reside en la incomodidad que representa caminar por este característico terreno kárstico sembrado de rocas que dificultan un poco el agradable paseo entre los verdes prados.
Las siluetas de unas yeguas con sus crias se recortan contra los macizos calcáreos de la Peña Lecanda.
A estas horas el sol apretaba ya con fuerza y busqué el resguardo de un hayedo que desvió un poco mi ruta a la izquierda del cresterío pero no supuso gran problema ya que sabía que debía corregir la ruta yendo hacia mi derecha en busca de nuevo del cordal que me llevaría hasta el paso de Atxuri.
Me encontraba ya sobre las Peñas de Atxuri.
No tardé en vislumbrar las señalizaciones que marcaban el desvío hacia Saldropo, mi punto de partida.
Desde allí se inicia un vertiginoso descenso en el que hay que extremar las precauciones en caso de que el terreno se encuentre mojado.
En unos pocos minutos me vi inmerso en el verdadero objetivo que me había marcado para la ruta de hoy: el Paso de Atxuri.
Entre el revoloteo de las golondrinas que anidan en las paredes verticales de roca, me adentré en este singular paso que colmó sobradamente todas mis expectativas.
Objetivo cumplido, ya sólo restaba descender entre alerces, cipreses, abetos y pinos hasta Saldropo donde me esperaba mi vehículo para llevarme de vuelta a casa.
Objetivo cumplido, ya sólo restaba descender entre alerces, cipreses, abetos y pinos hasta Saldropo donde me esperaba mi vehículo para llevarme de vuelta a casa.
Se puede completar la ruta con una visita a la cercana cascada de Uguna pero como ya la conocía y el escaso caudal de agua en estas fechas le restaba interés, opté por no acercarme hasta allí en esta ocasión.
Al final fueron 4 horas y media conociendo paisajes desconocidos por mí hasta este momento pero sin duda los tiempos se pueden rebajar bastante si se va con alguien que conozca la zona y no te entretienes mucho haciendo fotografías o excesivas paradas para admirar las vistas.
El mágico bosque de Otzarreta, las espectaculares vistas durante toda la ruta y el tramo final a través del Paso de Atxuri hacen de este itinerario un recorrido digno de realizar.
2 comentarios:
Una ruta preciosa en una zona a la que tengo muchas ganas. Las vistas son espectaculares.
Pues ya sabes, Tawaki, cuando quieras estás invitado a conocerla..
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