Tras la visita a Beceite y hacer la famosa ruta del Parrizal, proseguimos nuestro camino hacia el Delta del Ebro. Unos 100 kilómetros nos separaban de nuestro destino lo que traducido en tiempo venía a ser alrededor de una hora y media.
Habíamos reservado un apartamento con tres habitaciones muy cerca de la playa de Riumar y hacia allí nos dirigíamos.
En esta ocasión habíamos reservado a través de Airbnb y debíamos presentarnos en una dirección que nos habían indicado para recoger las llaves, la ropa de cama y las toallas.
No se puede decir que comenzáramos demasiado bien con nuestro alquiler ya que nos encontramos con un montón de gente esperando a recoger sus llaves en una pequeña oficina atendida por una única persona. Como no podía ser de otra forma, nos llevó más de una hora hacernos con la llave de nuestro apartamento que afortunadamente estaba bastante cerca de donde nos encontrábamos.
Cuando por fin nos instalamos, ya era de noche. Disponíamos de tres días completos y parte de otro para explorar las bastas extensiones que conforman este colosal humedal, uno de los más importantes de Europa Occidental.
PARQUE NATURAL DELTA DEL EBRO
El Parque Natural del Delta del Ebro se localiza en la desembocadura del Ebro, en la provincia catalana de Tarragona y fue declarado como tal en 1983. Cuenta con una extensión de casi 8.000 hectáreas y forma parte de la Reserva de la biosfera de Tierras del Ebro.
Los sedimentos aportados por el río Ebro son los responsables de formar esta superficie de más de 320 km² que alberga gran cantidad de hábitats diferentes.
Es de destacar su riqueza ornitológica ya que además de nidificar 95 especies de aves, sirve de refugio a muchas otras especies en sus largas migraciones. Nada más y nada menos que más de la mitad de las 600 especies de aves registradas en Europa, pueden ser observadas en este privilegiado lugar.
El cultivo del arroz adquiere un papel protagonista en el Delta del Ebro. Además de representar el típico paisaje del delta y de su importante impacto en la economía de la zona, supone también una importantísima fuente de alimento para gran parte de las especies que lo habitan.
El paisaje variará profundamente dependiendo del ciclo en el que se encuentre el cultivo del arroz.
Curiosamente, su cultivo es una actividad relativamente reciente ya que se remonta a finales del siglo XIX siendo otros sectores como las salinas, la ganadería, la caza y la pesca, las que gozaban de protagonismo mucho antes de la llegada del arroz.
Los sedimentos aportados por el río Ebro son los responsables de formar esta superficie de más de 320 km² que alberga gran cantidad de hábitats diferentes.
Es de destacar su riqueza ornitológica ya que además de nidificar 95 especies de aves, sirve de refugio a muchas otras especies en sus largas migraciones. Nada más y nada menos que más de la mitad de las 600 especies de aves registradas en Europa, pueden ser observadas en este privilegiado lugar.
El cultivo del arroz adquiere un papel protagonista en el Delta del Ebro. Además de representar el típico paisaje del delta y de su importante impacto en la economía de la zona, supone también una importantísima fuente de alimento para gran parte de las especies que lo habitan.
El paisaje variará profundamente dependiendo del ciclo en el que se encuentre el cultivo del arroz.
Curiosamente, su cultivo es una actividad relativamente reciente ya que se remonta a finales del siglo XIX siendo otros sectores como las salinas, la ganadería, la caza y la pesca, las que gozaban de protagonismo mucho antes de la llegada del arroz.
Durante nuestra estancia en la zona, repartimos nuestros días de esta forma:
- Día-1 Casa Fusta. Ruta circular a pie alrededor de la Llacuna de l'Encanyissada
- Día-2 El Fangar, La Ampolla, S.Carlos de la Rápita, Playa Riumar
- Día-3 Ruta a pie por el humedal l'Embut. Laguna de la Tancada y Playa del Trabucador.
- Día-4 Ruta a La Foradada descartada por niebla.
LAGUNA DE LA ENCAYISSADA
Nos desplazamos desde Riumar a Casa Fusta, en las cercanías de la Laguna de L'Encanyissada, donde existe una oficina de información turística. Tras hacernos con un mapa de la zona e informarnos de las posibles rutas a realizar, decidimos rodear la Laguna de L'Encanyissada a pie haciendo una ruta circular que nos devuelva de nuevo a donde hemos dejado el coche.
En esta zona se pueden alquilar bicicletas, tandems y todo tipo de vehículos a pedales donde viajan familias enteras. Un corto carril exclusivo para bicis y otros caminos que deberás compartir con vehículos a motor, te permitirán recorrer este circuito. Hay quien extiende la visita hasta la cercana laguna de La Tancada y la Playa del Trabucador pero para hacerlo a pie puede ser excesivo ( 26 kms ).
Nosotros optamos por hacer sólo la Laguna de L'Encanyissada, un recorrido que nos obligaría a recorrer más de 13 kms a pie.
La ruta está bastante transitada y quizás no sea la mejor si quieres ver las numerosas especies de aves que pueblan el delta pero es un agradable paseo totalmente llano aunque quizás un poco larga para los menos acostumbrados a caminar. Probablemente sea más llevadera si la haces en bici.
Como nos suele suceder habitualmente, el tiempo se nos echó encima y a pesar de que habíamos pensado comer en Casa Fusta, donde habíamos dejado el coche, nos vimos obligados a hacer una parada en Poblenou del Delta para comer.
Es conveniente reservar sitio con antelación si tu visita tiene lugar en fechas festivas o de lo contrario no te resultará sencillo encontrar un sitio para comer.
En nuestro caso, el elegido fue el Restaurante Nit i Día. Fue uno de los primeros que encontramos al entrar al pueblo y a pesar de que no disponía de sitio libre, nos reservaron para una hora después. La espera no se hizo larga ya que aprovechamos para conocer el pueblo y hacer una primera incursión en su típica gastronomía mientras nos hidratábamos con unas ricas cervecitas.
Tras la comida ya sólo quedaba recorrer los últimos tres kms que nos separaban de Casa Fusta.
Durante la segunda jornada decidimos acercarnos hasta la zona del Fangar. Nuestra intención era recorrer a pie la distancia existente entre el parking y el Faro del Fangar, además de visitar la Playa de la Marquesa.
Cuando llegamos al parking y bajamos del coche nos resultó imposible llevar a cabo nuestros planes. Rachas de viento, que según oímos más tarde, superaban con creces los 100kms/hora, nos impidieron caminar más de una decena de metros. Tuvimos que guarecernos en el restaurante cercano ya que una gran nube de arena y polvo golpeaba con fuerza nuestros rostros e imposibilitaba mantener nuestros ojos abiertos.
Ante aquel vendaval, no nos quedó otro remedio que volver al coche y hacer un recorrido por las pistas de tierra de la zona. Tuvimos oportunidad de ver un grupo de flamencos bastante cerca e intentamos hacer alguna fotografía desafíando las potentes rachas de viento.
Como el día no estaba para andar, acabamos por cambiar definitivamente de planes y dedicar el día a conocer algunas de las principales poblaciones del Delta.
En primer lugar nos acercamos hasta L'Ampolla, localidad situada a la entrada del puerto natural conocido como el Fangar y que cuenta con una población cercana a los 5.000 habitantes. El hecho de contar con ocho playas ha contribuido a su gran expansión y a día de hoy su imagen muestra la gran importancia que ha adquirido el turismo en esta localidad costera.
Aún así, la agricultura y la pesca siguen teniendo su peso en la economía local y los famosos langostinos y las doradas de L´Ampolla son reconocidos en toda la comarca.
Tras un paseo por el casco urbano y su puerto pesquero, abandonamos L´Ampolla para dirigirnos a S.Carlos de la Rápita.
Sant Carles de la Ràpita, también conocido como La Rápita por los lugareños, se erige como una importante localidad costera en el Delta del Ebro. Cuenta con unos 15.000 habitantes y al igual que su vecina L´Ampolla, el turismo, el cultivo de arroz y la pesca son sus principales actividades económicas. Ostras y mejillones son cultivados en bateas distribuídas por las tranquilas aguas de la Bahía de los Alfaques.
A nuestra llegada, la localidad se encontraba muy animada y las calles cercanas al puerto bullían de actividad por lo que imaginamos que hoy tampoco sería sencillo encontrar un sitio para comer así que entramos a un local, reservamos una mesa para dentro de una hora y nos dedicamos a mezclarnos entre sus gentes y las animadas terrazas de sus locales.
El restaurante elegido fue El Caliu donde dimos buena cuenta de un menú a base de atún rojo, mejillones, pulpo a la gallega, gambas, un rape espatarrat, postre y vino. Posiblemente fue la mejor comida en nuestro paso por el delta y pagamos por ella 24€ por persona.
Una vueltita por el puerto que nos ayudó a bajar la comida, puso fin a nuestra visita.
HUMEDAL L´EMBUT, LAGUNA DE LA TANCADA Y PLAYA DEL TRABUCADOR
La tercera jornada nos llevó de nuevo hasta Casa Fusta para hacer el tramo que dejamos pendiente el primer día, es decir para visitar la Laguna de la Tancada y la Playa del Trabucador.
Lo primero que hicimos fue visitar el Humedal de L´Embut y comenzamos precisamente en el mirador del mismo nombre desde donde pude descubrir un nervioso calamón que se escondía entre el carrizo.
Cigüeñuelas, archibebes y moritos abundaban en los canales que discurrían paralelos al camino aunque se mostraban bastante desconfíados a nuestro paso.
Los flamencos son la especie más perseguida por los visitantes debido a su majestuosidad y al espectacular colorido que muestran sobre todo cuando se encuentran en vuelo. Vemos algún ejemplar aunque no demasiado cerca.
Este humedal ha sido construido por el hombre con el objeto de depurar las grandes masas de agua utilizadas para el cultivo de arroz y que resultan contaminadas con distintos materiales en suspensión, plaguicidas, etc. La misión de este tipo de humedales es mejorar la calidad del agua antes de que ésta sea vertida finalmente al mar.
Tras el agradable paseo volvimos al coche para desplazarnos hasta la Laguna de la Tancada.
Esta laguna nos regaló la mejor observación de flamencos de toda nuestra estancia en el delta.
Desde el coche vimos un nutrido grupo de flamencos alimentándose en una de las numerosas lagunitas que se sucedían en esta zona. Inmerso en un bonito paisaje salpicado de charcas, el grupo de flamencos se encontraba alimentándose ajeno a nuestra presencia. Otros grupos llegaban volando tiñendo el cielo de rosa ante los gritos de admiración de los que allí nos encontrábamos.
Desde allí accedimos a la infinita playa del Trabucador, una estrecha lengua de tierra que se adentra en el mar a lo largo de más de 6.000 metros.
Aconsejan no visitar esta zona los días de viento fuerte ya que es zona inundable al estar prácticamente al mismo nivel del mar.
No cuenta con baños, ni servicios hosteleros, ni sombras donde guarecerte pero seguramente por eso adquiere un aspecto salvaje que atrae a los más aventureros. Se puede acceder en coche casi hasta las Salinas de la Trinidad. A partir de ahí el acceso esta restringido para los vehículos e incluso para los paseantes en algunas épocas del año por ser zona natural protegida donde anidan gran número de aves.
Hoy regresamos a Riumar para comer en nuestro apartamento ya que disponemos de una barbacoa que no queremos desaprovechar. El sol brillaba y la temperatura era muy agradable así que comimos en el jardín una buena ración de colesterol concentrado, acompañado de unas excelentes botellitas de vino cuyos efectos se dejaron notar apenas terminamos de comer.
Durante un buen rato nos dejamos llevar por sus relajantes efluvios, hasta que nos desperezamos y nos acercamos hasta la playa de Riumar para dar un último paseo a orillas del mar que nos permitió disfrutar de un precioso ocaso, únicamente interrumpido por la irrupción de una majestuosa luna llena de color rojizo.
La jornada finalizó con una cena en casa Rafael, un restaurante que se encontraba frente a nuestro apartamento.
LA FORADADA
Habíamos dejado para el último día una visita a La Foradada, desde donde se pueden admirar unas excelentes vistas panorámicas del Delta del Ebro. Teníamos planeado subir hasta ese punto por la mañana para tener una visión más global de la zona que habíamos visitado durante los últimos días pero por desgracia el día amaneció muy nublado.
Tras el desayuno recogimos nuestro equipaje y lo cargamos en el coche. Nos resistíamos a renunciar a las mejores vistas del delta así que decidimos acercarnos hasta el parking más cercano a La Foradada con la esperanza de que las condiciones climatológicas mejoraran y nos permitieran disfrutar de las vistas pero cuando llegamos allí, la niebla seguía sin disiparse.
Tras unos momentos de duda decidimos que no merecía la pena perder hora y media o dos horas en la ascensión a La Foradada para no ver nada así que nos dimos la vuelta y pusimos rumbo a casa.
Nuestro paso por el Delta del Ebro había concluido.
Casi cuatro días recorriendo sus rincones y poblaciones degustando su excelente gastronomía, descubriendo su riqueza natural y disfrutando de una climatología bastante aceptable, nos sirvieron para llevarnos una muy grata impresión de este rincón catalán y de sus gentes.
Un placer!!!
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