30 noviembre 2020

Llegada a Fuerteventura. Caleta de Fuste y Gran Tarajal.

Sobrevolando Lanzarote

Eran alrededor de las 9,30 cuando nuestro avión despegó del aeropuerto de Loiu para llevarnos una vez más a un destino desconocido. 
Había pasado ya casi un año desde que tomamos nuestro último vuelo hacia la desapacible pero bella Islandia y ya habíamos perdido toda esperanza de repetir viajes lejanos debido a la maldita pandemia.
Pero está claro que nunca hay que perder la esperanza y aunque seguramente Canarias no sería el viaje que me hubiera gustado realizar en estas fechas, sólo el hecho de volar ya suponía una satisfacción inesperada.Había pillado el vuelo a última hora porque la inestabilidad de la situación actual no invitaba a hacer muchos planes ya que las restricciones podían endurecerse en cualquier momento y las posibilidades de volar podían desvanecerse al instante. Aún no nos han reembolsado los vuelos que teníamos reservados a Brasil con Air Europa y no era cuestión de perder más dinero a cuenta de vuelos cancelados.
Pero esperar a última hora supone también perder la posibilidad de reservar los vuelos más económicos y más rápidos por lo que nos vimos obligados a realizar una escala en Madrid antes de llegar a Fuerteventura.
Afortunadamente nuestro vuelo salió puntual de Bilbao y la escala en Madrid fue muy breve, con el tiempo justo de llegar a la puerta de embarque para embarcar y despegar casi inmediatamente.
 
 

A las 13,30 aterrizábamos en Fuerteventura.
Habíamos reservado con la agencia Pluscar, un coche skoda fabia combi o similar por el que pagaríamos 235€ con todos los seguros incluídos. Nos habían mandado  instrucciones detalladas para recoger el coche que se encontraría en un parking a la salida del aeropuerto.
Efectivamente, gracias a las instrucciones conseguimos llegar hasta donde nos esperaba una chica para darnos las llaves del coche, hacer el papeleo y explicarnos algunos detalles.
Metimos el escaso equipaje que llevábamos en el maletero, metimos la dirección de nuestro alojamiento en el GPS y arrancamos. Nos encontrábamos en el aeropuerto ubicado en Puerto Rosario, en la costa oriental de Fuerteventura y debíamos desplazarnos hasta Caleta de Fuste, a unos 10kms de distancia. Esta fue una de las razones por la que nos alojamos en Caleta de Fuste, su proximidad al aeropuerto, además de su buena ubicación en la parte central de la isla lo que nos permitiría movernos a cualquier punto en menos de una hora.


Nuestro alojamiento lo reservamos a través de airbnb y el propietario del apartamento nos pidió que le mandáramos un "wasap" cuando llegáramos al aeropuerto para que nos estuviera esperando en la puerta de la casa a nuestra llegada. Cuando llegamos a la dirección que nos dieron, no había nadie esperándonos. A los cinco minutos un coche apareció y su conductor nos preguntó si éramos los que habíamos reservado un apartamento. Ante nuestra respuesta afirmativa, nos dijo que había un error y no era ése el número del apartamento, que le siguiéramos un poco más adelante. Bien empezábamos...
Montamos en el coche para avanzar unos metros hasta, ahora sí, la ubicación exacta del apartamento. Teníamos una parcela frenta a la puerta para aparcar nuestro coche.
Una vez en el interior de casa, nuestro anfitrión que apenas hablaba castellano, nos enseñó su distribución y el funcionamiento de algunos aparatos de la casa.
El apartamento estaba decorado con mucho gusto y contaba con tres alturas. En la planta de entrada estaba la cocina y una sala con sofás, una gran televisión y una hermosa terraza con una mesa y tumbonas desde donde se divisaba el mar. Una escalera bajaba a otro piso donde había dos habitaciones ( una de ellas con baño ), un baño y un pequeño cuarto donde estaba la lavadora y un congelador. Aún había otro piso más abajo donde se podía encontrar un salón con sofás, otra televisión y una habitación con baño. Todo muy bien decorado y cuidado.
 

 
 
 
 
 
 
 

Era la hora de comer y como no teníamos ni idea de dónde ir, le preguntamos al ruso que nos aconsejara un sitio bueno y cercano que no fuera excesivamente caro. Le costaba hablar castellano por lo que acabamos hablando en inglés y aunque no nos fiábamos mucho de los gustos gastronómicos de un ruso, acabamos aceptando su consejo y nos acercamos hasta el Fado Rock Steak House.
Como su propio nombre indica, se trata de un local especializado en carne que se encontraba en el pueblo de Caleta de Fuste. Nuestra casa se encuentra a tres kms del pueblo por lo que estás obligado a contar con coche si te quieres alojar aquí.
No tuvimos problema para pillar una mesa a pesar de que ya era un poco tarde; el pueblo se encontraba bastante desangelado y apenas había turistas por la calle. A la hora de pedir todos coincidimos, pediríamos una ensalada y cuatro solomillos que venían con distintas salsas y que insistimos en que no los hicieran demasiado. Desgraciadamente, en pocos sitios conseguimos que hagan la carne a nuestro gusto, es decir muy poco hecha.


Me resulta obligado comentar, que aún a día de hoy, recordamos el consejo del ruso.....
La carne resultó un espectáculo gastronómico difícil de olvidar. Aunque personalmente no soy de salsas para este tipo de platos, he de reconocer que todas estaban buenísimas. La calidad de la carne y su cocinado, perfecto. Una gran comida para empezar el viaje.....
 
 



 


 
 
 
 
 
 
 
Tratando de bajar aquel banquete, decidimos dar una vuelta por el pueblo para una primera toma de contacto. Muchos bares, muchas tiendas y hoteles y apartamentos por todas partes, es decir lo que viene a ser un lugar plenamente turístico. No se puede decir que sea uno de esos sitios que me enamore pero como ya he comentado anteriormente, lo elegimos por su buena ubicación en la isla.
Llegamos hasta el mar donde encontramos un paseo que discurría paralelamente a la costa y que recorrimos hasta llegar a una playa llena de tumbonas pero prácticamente vacía de gente. Evidentemente, el maldito COVID estaba haciendo mucho daño también a esta zona.

caleta de Fuste
 
Esta localidad perteneciente al municipio de Antigua, cuenta con una gran popularidad entre el turismo tanto nacional como extranjero. El abanico de alojamientos que ofrece es abundante y variado, adaptándose a todo tipo de bolsillos.
Como principales lugares de interés podemos citar el Castillo de San Buenaventura construído en el siglo XVIII para defenderse de las incursiones tanto piratas como inglesas,francesas y berberiscas.De planta circular, cuenta con dos alturas y está previsto que en un futuro muy cercano sea abierta al público tras ser restaurada por el cabildo en el 2013.
Fue declarada Bien de Interés Cultural en 1949.
Los Hornos de Cal de la Guirra también constituyen un importante atractivo de la zona, formado por un conjunto de construcciones compuesto por tres hornos, un almacén y una básica vivienda para los caleros, además de un aljibe con una capacidad cercana a los 300 m³.
Tan sólo a dos kms más al sur, se puede encontrar el Museo de la Sal donde descubriremos la gran importancia de este producto en el pasado así como la elaboración artesanal del mismo.
Dos campos de golf, una ensenada protegida del oleaje y las amplias posibilidades para practicar todo tipo de actividades relacionadas con el mar ( kayak, surf, winsurf, buceo, etc,etc ) añaden los ingredientes necesarios para hacer de esta localidad, una de las más populares de la isla.




Tras el paseo y unos cafés a la orilla del mar, decidimos dedicar lo que quedaba de día a bajar un poco más hacia el sur hasta la localidad del Gran Tarajal. Queríamos conocer un pueblo más auténtico y no tan turístico, algo que en cierto modo conseguimos. Dimos un relajado paseo a orillas del mar que nos permitió admirar el esqueleto de un zifio, un cetáceo que varó en la zona de Roque Negro en 2005 y que ahora adornaba el paseo, a la vez que disfrutamos de la agradable temperatura que nos acompañaba.
 
 
 


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

Gran Tarajal
 
Gran Tarajal pertenece al municipio de Tuineje, al sur de la isla, contando con una población que no llega a los 10.000 habitantes. Ubicada a los pies de una montaña cuyo perfil recuerda al lomo de un camello y que recibe el nombre de La Punta del Camellito, ésta se ha convertido en el símbolo principal de la localidad. Su playa de fina arena negra, se constituye como otro de sus inconfundibles atractivos.
Otra característica de esta población es la de ser el punto más cercano al continente africano del que apenas le separan 100kms.
Otras curiosidades de este enclave que podríamos destacar serían las siguientes:
  • las precipitaciones que registra se encuentran por debajo de la media de la isla y rondan los 60mm anuales.
  • recibe su nombre de un árbol, el tamarisco canario ( Tamarix canariensis ) más conocido en esta zona como Tarajal.
  • más de treinta murales adornan las fachadas de los edificios del paseo marítimo.
  • durante el mes de setiembre se celebra el campeonato de pesca de altura.
  • en octubre, durante las fiestas de S.Miguel, se recrean las batallas que tuvieron lugar en el siglo XVIII entre soldados británicos que desembarcaron en la zona y los majoreros que los derrotaron utilizando las únicas armas a su alcance: piedras y palos . Cada año, numerosos locales vestidos de la época, participan en la recreación de aquellos desembarcos y luchas.
Gran Tarajal y Punta del Camellito


Unas cervezas a orilla del mar en uno de los numerosos locales que abarrotan el paseo, nos sirvieron para poner el punto final a una jornada que supuso la primera toma de contacto con la isla majorera.
Ya de regreso a casa, paramos en un centro comercial cercano para aprovisionarnos de los víveres necesarios para los próximos días ya que habíamos decidido hacer las cenas en casa tranquilamente.
Unos huevos fritos, un poco de jamón y chorizo y una ensalada para todos, fueron el preámbulo a una agradable charla en la terraza de casa mientras disfrutábamos a tope de la fantástica temperatura nocturna y de unas copas que degustamos plácidamente saboreando el momento como se merecía.
Mañana será otro día.... 
 
 
Nuestra terraza

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