Ha llegado el día de abandonar la isla para proseguir con nuestra ruta, un largo periplo que comenzó en Venecia y que ya está llegando a su final tras nuestro paso por Eslovenia y Croacia.
Hoy dormiremos en Dubrovnik, a unos 120Kms de donde nos encontramos y que calculamos nos llevará cerca de 3 horas recorrer. Además nos gustaría hacer una parada en una localidad ubicada a mitad de ruta que nos recomendó fervientemente nuestro anfitrión en Korcula: Ston.
Las tres noches que hemos pasado en Korcula nos han servido para tomarnos un respiro y retomar fuerzas para afrontar la última etapa del viaje.
Finalmente hemos desistido de visitar más islas para estar más tranquilos y disfrutar de forma relajada estos días.Tocaba rehacer las maletas nuevamente para cargarlas en la furgoneta y embarcar en el ferry que nos trasladaría hasta la península de Peljesac, ya en terreno continental. Pero antes todavía disfrutaremos del último desayuno en nuestra terraza mientras observábamos los barquitos deslizarse sobre las calmadas aguas del Adriático, inmersos en aquella serena atmósfera que nos envolvía. Nada es eterno...
Desde la cubierta del barco nos entregamos a la melancolía mientras dejábamos atrás las casas del pueblo de Korcula que nos habían acogido los últimos días.
Alrededor de 40 minutos tardamos en recorrer los algo más de 3 kms que separan la isla, de Oberic ya en tierra firme. Desde allí, nos separaban poco más de 60 kms hasta la localidad de Ston.
La Península de Peljesac, una estrecha lengua de tierra que se adentra en el mar, nos regaló excelentes paisajes costeros a lo largo de todo el recorrido.
Estábamos cercanos a nuestro siguiente destino cuando una impresionante muralla en la lejanía nos dejó a todos boquiabiertos. Realmente resultaba impresionante la magnitud de aquella fortificación.
STON
También conocido como Stagno, esta pequeña localidad de apenas 3000 habitantes, pertenece al condado de Dubrovnik-Neretva, al sur de la península de Pelješac.
Su fantástica muralla, considerada una excepcional obra de la arquitectura medieval, consta de una muralla interna de alrededor de 900 metros y otra exterior que se extiende hasta Mali Ston (pequeña Ston) y que llega a los 5 kms de longitud.
Considerada por unos como la muralla más larga de Europa y la segunda del mundo por detrás de la Muralla china, otros la sitúan por detrás del Muro de Adriano en Europa. De cualquier forma, las vistas son formidables e impresionantes.
Fueron construídas entre los siglos XIV y XVI con objeto de defender las importantes salinas, pertenecientes a la República de Ragusa, que aún a día de hoy se pueden visitar en la zona y que son consideradas como las más antiguas del mundo en funcionamiento.
Pero en la actualidad, el cultivo de ostras y mejillones ha desplazado a la sal en cuanto a atracción e importancia. Estos moluscos han adquirido una gran fama, siendo considerados los más suculentos del país y reconocidos a nivel mundial.
A pesar de que un terremoto y la guerra provocaron daños importantes en la muralla, se puede decir que aún se conservan en muy buen estado.
A nuestra llegada a Ston, nos sentamos en una terraza para saborear unos cafés mientras observábamos relajadamente la belleza de este enclave y el devenir de sus habitantes.
Un paseo por las estrechas callejuelas de aspecto medieval, puso fin a nuestra visita.
Ya sólo nos quedaban unos 60 kms para llegar al que será nuestro último destino y que confiamos ponga un brillante colofón al viaje: Dubrovnik.
Queríamos aprovechar las horas de luz al máximo así que buscamos un aparcamiento relativamente cercano a la ciudad amurallada, algo nada sencillo porque los más cercanos estaban completos, para pasar lo que quedaba de jornada recorriendo la ciudad. Finalmente dejamos la furgoneta en un aparcamiento cubierto no muy lejos de la ciudad pero en lo alto de una pequeña colina. Bajar será fácil pero subir después de toda la jornada pateando la ciudad, nos costará algo más. Pero en fin, es lo que hay....
Entramos al casco viejo por la imponente Vrata od Pila, que nos dio paso a la gran Fuente de Onofrio construída en el siglo XV por el arquitecto Onofrio della Cava y que desde entonces ha sido la encargada de abastecer de agua potable a la ciudad.
Fuente de Onofrio,a la derecha |
Puerta de Pile |
Allí mismo nos sentamos mientras admirábamos la mítica ciudad croata y decidíamos cómo llevar a cabo nuestra visita. En un principio nos planteamos subir a la muralla para recorrer la ciudad desde las alturas pero no tardamos en desistir cuando nos dijeron que iba a cerrar en breve. Dejaríamos esta visita para mañana y hoy nos dedicaremos a descubrir los mágicos rincones que encierra Dubrovnik. Como cada uno tenía sus propias preferencias, nos separamos para volvernos a juntar posteriormente.
Así fuimos recorriendo las entrañables callejuelas perdiéndonos entre suelos empedrados, edificaciones imponentes e increibles terrazas literalmente colgadas del exterior de sus murallas.
No entraré en detalles sobre las maravillas que puedes encontrar en el interior de sus murallas, ni de las numerosas localizaciones de la famosa serie televisiva "Juego de Tronos", algo que dejaré para el próximo y último capítulo de mi viaje y que dedicaré íntegramente a Dubrovnik.
La primera toma de contacto nos había dejado impresionados pero antes de que la noche se nos echara encima, queríamos ver la ciudad desde otra perspectiva.
Volvimos a la furgoneta para dirigirnos a un excelente mirador ubicado a menos de 10 kms, en el Mount Srđ. Un teleférico ofrece también la posibilidad de ascender hasta la cercana montaña pero nosotros subiremos hasta Dubraba Observation Point en la furgoneta.
Como de costumbre, la estrechez de la carretera nos hace pasar algún momento delicado pero finalmente llegamos hasta nuestro objetivo.
Las últimas luces del día abandonaban la vieja ciudad siendo poco a poco reemplazadas por las tenues luces que se iban encendiendo, mostrando una estampa totalmente diferente.
Tras unos gloriosos momentos admirando el espectáculo en total silencio, abandonamos el lugar para, ahora sí, dirigirnos a nuestro alojamiento.
Las últimas luces del día abandonaban la vieja ciudad siendo poco a poco reemplazadas por las tenues luces que se iban encendiendo, mostrando una estampa totalmente diferente.
Tras unos gloriosos momentos admirando el espectáculo en total silencio, abandonamos el lugar para, ahora sí, dirigirnos a nuestro alojamiento.
Pusimos la dirección de nuestro alojamiento en el GPS y nos dirigimos hasta allí con el fin de pasar nuestra última noche en Croacia.
Dado los problemas que habíamos tenido para aparcar nuestra furgoneta en las ciudades, a lo que se añadía el problema de descargar los equipajes, buscamos un alojamiento céntrico y que contara con plaza de aparcamiento. No nos costó mucho encontrar algo que se ajustara a nuestras demandas y presupuesto pero lo que no podíamos imaginar era que nos iba a resultar casi imposible llegar hasta allí en la furgoneta.
Una vez más, las estrechas callejuelas por la que nos internaba nuestro GPS, amenazaban con dejarnos atrapados en algún lugar sin posibilidad de marcha atrás. Increiblemente, además eran calles de doble sentido y con unas pendientes que iban a poner a prueba la potencia de nuestra furgoneta. Si algún coche se nos cruzara en plena ascensión no sé que podría pasar así que me bajé y subí a lo alto de la calle para tratar de impedir que ningún coche bajara mientras la furgoneta trataba de subir hasta lo alto de la calle donde se encontraba nuestro alojamiento. Realmente no me explico cómo sería el día a día del tráfico en este lugar....
Finalmente conseguimos llegar al apartamento. Por última vez descargamos nuestro equipaje y nos distribuimos por las habitaciones.
No pensábamos mover el coche de allí así que preguntamos a nuestro anfitrión por algún sitio para cenar por la zona y para allí nos fuimos. Unos platos de pasta, carne y unas pizzas acompañadas por vino local, pusieron el punto final de la jornada.
Mañana abandonaremos Croacia para volar a casa pero disponíamos de casi todo el día para sumergirnos de nuevo en la mágica ciudad de Dubrovnik.
Ruta de la jornada:
Capítulo anterior: Korcula III
Capítulo siguiente: Dubrovnik
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