El "jet lag" no nos permitió dormir demasiado así que apenas amaneció, nos levantamos, tomamos un café y salimos a recorrer caminos cercanos a Whistler.
Decidimos volver a probar suerte en la carretera de las cataratas Alexander por la que ayer hicimos una incursión a última hora de la tarde.
Hace unos años nos ofreció excelentes avistamientos de osos, coyotes, ciervos y urogallos por lo que queríamos volver a probar fortuna.
Además en esta ocasión teníamos un vehículo 4x4 que nos permitiría adentrarnos más por pistas complicadas.
En principio nos dirigiremos a las cataratas Alexander y luego intentaremos llegar hasta Callaghan Lake, siempre que el estado de las pistas nos lo permitan.
Nos adentraremos en Callaghan Lake Provincial Park, un lugar cercano a Whistler pero inmerso en un entorno salvaje repleto de densos bosques de coníferas (abetos, cicutas y pinos).
Para llegar hasta el lago, tendremos que ascender hasta la zona alta del Valle Callaghan hasta los 1.200 metros sobre el nivel del mar. Tememos que la niebla sea la protagonista de estas primeras horas de la mañana.
Una pista de grava, la Callaghan Lake FSR, puede resultar complicada para vehículos pequeños, sobre todo cuando el invierno se aproxima. En invierno, el acceso es solo posible con esquís o raquetas.
Esta recóndita zona sólo es visitada por intrépidos amantes de la naturaleza, el senderismo, la pesca y la observación de fauna.
El entorno de Callaghan Lake es silvestre y poco intervenido, lo que lo convierte en un excelente hábitat para muchas especies entre las que podemos destacar:
- Oso negro (Ursus americanus): común, especialmente entre mayo y octubre.
- Grizzly (Ursus arctos horribilis): menos frecuente, pero presente en áreas más remotas del parque.
- Ciervo mula (Odocoileus hemionus): suele verse en los claros y bordes del bosque.
- Lobo (Canis lupus) y puma (Puma concolor): raramente observados, pero parte del ecosistema.
- Castor (Castor canadensis): visible en los arroyos y bordes del lago, donde construye presas.
- Águila calva (Haliaeetus leucocephalus): frecuentemente vista sobrevolando el lago.
- Búho cornudo, arrendajo canadiense, pájaro carpintero y zorzal: comunes en los bosques circundantes.
- En verano, las orillas del lago atraen aves acuáticas como patos buceadores y gansos canadienses.
- Trucha arcoíris (Oncorhynchus mykiss) y trucha de lago (Salvelinus namaycush): abundantes, hacen del lago un sitio popular para la pesca.
Conseguimos llegar hasta el lago aunque una densa niebla nos acompañó durante buena parte del camino.
Apenas tomamos la pista de grava, un grupo de urogallos apareció ante nosotros aunque no se mostraron demasiado confiados y siempre guardaron una distancia de seguridad considerable.
Seguimos avanzando sin que ningún habitante de los bosques saliera a saludarnos hasta llegar al lago.
El cielo se despejaba por momentos y nos permitía admirar unos paisajes espectaculares. La nieblina cubría la superficie del lago, conformando unas escenas singulares.
Tras las fotos de rigor, tomamos la pista de nuevo para volver a Whistler. Tampoco el camino de vuelta nos ofreció ningún avistamiento destacable por lo que nos dedicamos a disfrutar del paisaje y de la catarata Alexander, que dadas las fechas en las que nos encontramos, tampoco llevaba excesiva agua.
Apenas tomamos la pista de grava, un grupo de urogallos apareció ante nosotros aunque no se mostraron demasiado confiados y siempre guardaron una distancia de seguridad considerable.
Seguimos avanzando sin que ningún habitante de los bosques saliera a saludarnos hasta llegar al lago.
El cielo se despejaba por momentos y nos permitía admirar unos paisajes espectaculares. La nieblina cubría la superficie del lago, conformando unas escenas singulares.
Tras las fotos de rigor, tomamos la pista de nuevo para volver a Whistler. Tampoco el camino de vuelta nos ofreció ningún avistamiento destacable por lo que nos dedicamos a disfrutar del paisaje y de la catarata Alexander, que dadas las fechas en las que nos encontramos, tampoco llevaba excesiva agua.

Ya en Whistler, desayunamos en condiciones unos cafés y unos bocadillos antes de ponernos manos a la obra con las inexcusables tareas de intendencia.
Un supermercado cercano nos sirvió para hacer las compras necesarias para los próximos días, sacamos algo de dinero en un cajero también cercano ( no hubo posibilidad de cambiar euros en el banco ) y nos acercamos a una licorería para comprar unas cervezas y alguna botella de vino. En Canadá, no es posible comprar alcohol en supermercados, ni otro tipo de locales; sólo en licorerías.
Resueltas todas las tareas a realizar, llevamos las compras a casa y preparamos los planes para la tarde. Esta vez subiremos a las zonas altas de las pistas de esquí para ver si encontramos una zona buena de observación y tenemos suerte con los osos que merodean por estos lugares; de no tener éxito, iríamos al norte de Whistler para tomar una pista que se movía entre lagos y bosques, a ver si teníamos más suerte.
Un supermercado cercano nos sirvió para hacer las compras necesarias para los próximos días, sacamos algo de dinero en un cajero también cercano ( no hubo posibilidad de cambiar euros en el banco ) y nos acercamos a una licorería para comprar unas cervezas y alguna botella de vino. En Canadá, no es posible comprar alcohol en supermercados, ni otro tipo de locales; sólo en licorerías.
Resueltas todas las tareas a realizar, llevamos las compras a casa y preparamos los planes para la tarde. Esta vez subiremos a las zonas altas de las pistas de esquí para ver si encontramos una zona buena de observación y tenemos suerte con los osos que merodean por estos lugares; de no tener éxito, iríamos al norte de Whistler para tomar una pista que se movía entre lagos y bosques, a ver si teníamos más suerte.
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| Whistler |
Tras probar suerte en las pistas de esquí sin ningún éxito, pusimos rumbo al norte cuando, de pronto, unas luces se encendieron en la pantalla del coche anunciando una subida de temperatura. El coche entró en "modo avería" para poco más tarde, no responder y pararse.
Abrimos el capó y miramos el nivel de agua que parecía estar correcto aunque se encontraba hirviendo. Más tarde intentamos mirar el nivel de aceite pero parece ser que este modelo no cuenta con la típica varilla por lo que nos resultó imposible hacerlo.
Varios conductores pararon al vernos en el arcén con el capó abierto pero no pudieron hacer nada.
Abrimos el capó y miramos el nivel de agua que parecía estar correcto aunque se encontraba hirviendo. Más tarde intentamos mirar el nivel de aceite pero parece ser que este modelo no cuenta con la típica varilla por lo que nos resultó imposible hacerlo.
Varios conductores pararon al vernos en el arcén con el capó abierto pero no pudieron hacer nada.
No nos quedó más remedio que llamar por teléfono a la asistencia en carretera pero se limitaron a decirnos que echaríamos aceite para ver si se solucionaba el problema.
Así lo hicimos pero el coche seguía igual así que tendrían que traernos otro coche. No dejábamos de pensar qué hubiera pasado si nos llega a pasar en las recónditas pistas que habíamos recorrido esta mañana.
Así lo hicimos pero el coche seguía igual así que tendrían que traernos otro coche. No dejábamos de pensar qué hubiera pasado si nos llega a pasar en las recónditas pistas que habíamos recorrido esta mañana.
Todavía nos quedaba un rato de luz por lo que mis compañeros decidieron buscar un pequeño alto para plantar los teles y buscar desde allí algún animal en los alrededores.
Desde allí dominábamos las pistas de esquí y las zonas abiertas por donde subían los telesillas. Y esas zonas sabíamos que eran buenas para ver los osos negros ya que éstos frecuentan esos lugares.
Empezamos a descubrir algunos ciervos en la lejanía hasta que un compañero comentó que estaba viendo un oso. En efecto, en un claro, descubrimos no un oso sino dos. Durante un buen rato estuvieron pastando tranquilamente hasta que decidieron perderse en el bosque.
Estaban muy lejos pero al menos, nos estrenamos con los osos.
Desde allí dominábamos las pistas de esquí y las zonas abiertas por donde subían los telesillas. Y esas zonas sabíamos que eran buenas para ver los osos negros ya que éstos frecuentan esos lugares.
Empezamos a descubrir algunos ciervos en la lejanía hasta que un compañero comentó que estaba viendo un oso. En efecto, en un claro, descubrimos no un oso sino dos. Durante un buen rato estuvieron pastando tranquilamente hasta que decidieron perderse en el bosque.
Estaban muy lejos pero al menos, nos estrenamos con los osos.
Ya casi sin luz, volvimos a casa para preparar algo de cena y esperar nuestro nuevo coche.
Pero el tema se complicó cuando nos comentaron que debíamos desplazarnos hasta una ciudad cercana para cambiar el coche. Las llamadas se sucedieron sin que llegáramos a ningún acuerdo hasta que finalmente accedieron a traer un nuevo coche en una grúa y llevarse el averiado.
El problema era que llegarían bien entrada la noche ya que lo mandaban desde Vancouver.
A las 4 llegó nuestro nuevo coche. Otra noche sin dormir apenas...
Ruta de la jornada
Capítulo anterior: En busca de osos y ballenas por la British Columbia.
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