Ya en casa, tras mi aventura por la British Columbia, es el momento de recordar los momentos vividos y confeccionar el resumen de mi viaje.
Preparación de la ruta y primeros problemas.
En primer lugar debo reconocer que incluso desde antes de su comienzo, el viaje se nos complicó bastante.
Como ya comenté anteriormente, el objetivo principal del viaje era visitar el pequeño enclave de Bella Coola donde los salmones acuden a desovar, convirtiéndose en el manjar preferido de los osos grizlies. Hace años que tuve conocimiento de este espectáculo y por fin había llegado el momento de intentar disfrutarlo.
El mes idóneo para hacerlo era Setiembre así que el día 14 de ese mes aterrizaremos en Vancouver listos para comenzar la aventura.
Pero los inevitables "problemillas" que surgen en este tipo de viajes, no tardaron en presentarse.
Como ya comenté anteriormente, el objetivo principal del viaje era visitar el pequeño enclave de Bella Coola donde los salmones acuden a desovar, convirtiéndose en el manjar preferido de los osos grizlies. Hace años que tuve conocimiento de este espectáculo y por fin había llegado el momento de intentar disfrutarlo.
El mes idóneo para hacerlo era Setiembre así que el día 14 de ese mes aterrizaremos en Vancouver listos para comenzar la aventura.
Pero los inevitables "problemillas" que surgen en este tipo de viajes, no tardaron en presentarse.
Para llegar a Bella Coola, existen fundamentalmente tres opciones:
- vía carretera, a través de casi 1000kms desde Vancouver.
- vía marítima desde Port Hardy, en Vancouver Island, en un ferry de 10 horas de navegación.
- vía aérea en avión.
Habíamos programado dos paradas antes de llegar a Bella Coola, una en Whistler y otra en un minúsculo enclave llamado Tatla Lake, a poco más de 200kms de nuestro destino final.
Pero una semana antes de partir, recibí un preocupante mensaje del alojamiento de Tatla Lake, aconsejándome que cancelara la reserva debido a unos graves incendios que estaban teniendo lugar en la zona. Todas las alarmas saltaron e inmediatamente nos pusimos a investigar sobre la situación real.
La situación era incluso peor de lo que nos temíamos. El problema ya no se reducía a que un incendio amenazara con evacuar la población donde teníamos reservado el alojamiento sino que numerosos incendios asolaban la carretera conocida como "highway 20" provocando el corte de la misma en varios puntos. Y esa carretera era la única que nos podía llevar hasta Bella Coola.
La desesperación cundió en el grupo ya que de no poder llegar a Bella Coola habría que replantearse todo el viaje desde el principio.
Los siguientes días se convirtieron en un constante vaivén de sensaciones con la continua incertidumbre de si podríamos llegar o no a nuestro destino.
Intercambié decenas de mensajes con nuestros alojamientos, tanto de Tatla como de Bella Coola, tratando de recibir información actualizada en todo momento.
Y así fue como en el último momento nos comentaron que al parecer, la situación estaba mejorando y lo peor parecía haber pasado. Todos lo celebramos.
Por fin parecía que íbamos a poder realizar el viaje pensado.
Los siguientes días se convirtieron en un constante vaivén de sensaciones con la continua incertidumbre de si podríamos llegar o no a nuestro destino.
Intercambié decenas de mensajes con nuestros alojamientos, tanto de Tatla como de Bella Coola, tratando de recibir información actualizada en todo momento.
Y así fue como en el último momento nos comentaron que al parecer, la situación estaba mejorando y lo peor parecía haber pasado. Todos lo celebramos.
Por fin parecía que íbamos a poder realizar el viaje pensado.
Ruta final
Llegada a Vancouver y traslado a Whistler
Aterrizamos en Vancouver sin incidentes y nos acercamos a la agencia Alamo donde habíamos reservado un coche para los 6 integrantes del grupo. En principio nos prometieron un Ford Expedition, con capacidad para 7 personas pero finalmente nos dieron un Jeep Wagoner.
Nos sorprendimos gratamente cuando vimos el enorme coche en cuyo maletero cabía sin problemas todo nuestro equipaje. Nuestra suerte comenzaba a cambiar...
Nos sorprendimos gratamente cuando vimos el enorme coche en cuyo maletero cabía sin problemas todo nuestro equipaje. Nuestra suerte comenzaba a cambiar...
Pusimos el GPS con la dirección de Glaciers Reach by Allseason Vacation Rentals, nuestro alojamiento en Whistler y nos dispusimos a cubrir los 125 kms que nos separaban de nuestro destino.
Llevábamos muchas horas sin dormir y no queríamos recorrer demasiada distancia durante esta primera jornada.
Pasaremos dos noches en Whistler para pasar el "jet lag", relajarnos y comenzar a explorar sus alrededores en busca de fauna.
Los problemas no tardaron en reaparecer ya que durante nuestro último día en Whistler, el coche se estropeó y no resultó sencilla la tarea de que nos lo reemplazaran.
Los problemas no tardaron en reaparecer ya que durante nuestro último día en Whistler, el coche se estropeó y no resultó sencilla la tarea de que nos lo reemplazaran.
Finalmente, a altas horas de la madrugada, una grúa nos trajo un nuevo coche y se llevó el averiado.
De Whistler a Tatla Lake
La siguiente etapa supondría el mayor recorrido por carretera ya que debemos hacer algo más de 600 kms para llegar a Tatla Lake. La Casa de huéspedes Eagle Roost, será el alojamiento donde pasaremos otras dos noches antes de llegar a nuestro destino final: Bella Coola.
En Tatla recorreremos pistas y lagos mientras admiramos sus espléndidos paisajes y seguimos buscando la esquiva fauna local.
En Tatla recorreremos pistas y lagos mientras admiramos sus espléndidos paisajes y seguimos buscando la esquiva fauna local.
De Tatla Lake a Bella Coola
Tras dos días en Tatla, esta vez sin incidentes a reseñar, nos desplazamos por fin hasta Bella Coola Nuevamente pusimos en nuestro GPS la dirección de nuestro alojamiento, Fiddlehead’s Green, ubicado en 2526 Saloompt Rd (North), Hagenborg BC, para recorrer algo más de 200kms.
Antes de llegar a nuestro alojamiento, hicimos nuestra primera parada en la plataforma desde donde se suelen avistar osos Grizzlies pescando salmones en el río.
Durante 5 días, pasamos muchas horas en este lugar y aunque más adelante relataré con más detalle nuestra experiencia, ya puedo adelantar que nos fuimos con un sabor agridulce ya que esperábamos bastante más de un lugar del que había oído maravillas. Sí, vimos Grizzlies pero la diosa fortuna y posiblemente los efectos de un cambio climático cada vez más patente, no colaboraron a que nuestro paso por allí fuera lo que esperábamos. Pero bueno, esa es otra historia....
Antes de llegar a nuestro alojamiento, hicimos nuestra primera parada en la plataforma desde donde se suelen avistar osos Grizzlies pescando salmones en el río.
Durante 5 días, pasamos muchas horas en este lugar y aunque más adelante relataré con más detalle nuestra experiencia, ya puedo adelantar que nos fuimos con un sabor agridulce ya que esperábamos bastante más de un lugar del que había oído maravillas. Sí, vimos Grizzlies pero la diosa fortuna y posiblemente los efectos de un cambio climático cada vez más patente, no colaboraron a que nuestro paso por allí fuera lo que esperábamos. Pero bueno, esa es otra historia....
Ferry a Port Hardy (Vancouver Island)
Nuestro recorrido por territorio continental llegaba a su fin y era hora de tomar un ferry que nos llevaría hasta Port Hardy, en la Isla de Vancouver. La próxima semana la pasaremos en esta isla pero antes deberíamos confiar en que se solucionara un nuevo contratiempo.
Efectivamente, este iba a ser el viaje de los contratiempos y es que había llegado hasta nuestros oídos que en los últimos días el estado de la mar estaba provocando la cancelación de bastantes ferris.
¿ Saldría mañana nuestro ferry o nos quedaremos más tiempo del previsto en este remoto enclave donde nos encontramos?
Efectivamente, este iba a ser el viaje de los contratiempos y es que había llegado hasta nuestros oídos que en los últimos días el estado de la mar estaba provocando la cancelación de bastantes ferris.
¿ Saldría mañana nuestro ferry o nos quedaremos más tiempo del previsto en este remoto enclave donde nos encontramos?
Finalmente zarpamos; a trancas y barrancas vamos avanzando en la aventura...
El recorrido en el ferry resultó bastante fructífero y a pesar de que inicialmente había bastante niebla y algo de llovizna, finalmente disfrutamos de un precioso día de verano.
Fueron numerosos los avistamientos de ballenas, focas, leones marinos, nutrias marinas, etc, etc. Algunos integrantes del grupo disfrutaron del viaje enormemente.
Afortunadamente también, la mar se mantuvo bastante en calma y los efectos del mareo no se dejaron notar en ningún integrante del grupo. Los días anteriores, los efectos de las marejadas debieron ser terribles.
Fueron numerosos los avistamientos de ballenas, focas, leones marinos, nutrias marinas, etc, etc. Algunos integrantes del grupo disfrutaron del viaje enormemente.
Afortunadamente también, la mar se mantuvo bastante en calma y los efectos del mareo no se dejaron notar en ningún integrante del grupo. Los días anteriores, los efectos de las marejadas debieron ser terribles.
Traslado a Campbell River
Teníamos por delante una semana en la Isla de Vancouver y no habíamos decidido qué lugares visitar ni en consecuencia, dónde dormir así que tocaba hacerlo ya.
Por un lado, el cansancio se empezaba a dejar notar y no queríamos movernos demasiado así que decidimos elegir dos puntos de la isla y pasar tres noches en cada uno.
El primer destino elegido será Campbell River donde nos alojaremos en Salmon Point Resort RV Park & Marina.
Por un lado, el cansancio se empezaba a dejar notar y no queríamos movernos demasiado así que decidimos elegir dos puntos de la isla y pasar tres noches en cada uno.
El primer destino elegido será Campbell River donde nos alojaremos en Salmon Point Resort RV Park & Marina.
Un asiduo a la plataforma de Bella Coola que viaja todos los años por la zona, nos recomendó este lugar si queríamos ver osos negros. No nos defraudó.
De Campbel River a Tofino
El segundo y último destino en la isla sería la zona de Tofino pero esta vez encontrar un alojamiento que se ajustara a nuestro presupuesto no resultó sencillo. Era una zona surfera y coincidía con fin de semana lo que provocó que la mayoría de alojamientos estuvieran completos y lo que quedaba libre, estaba a precios prohibitivos.
Estuvimos a punto de abandonar la idea de visitar esta zona y buscar alojamiento en otro lugar pero en el último segundo, una atractiva cabaña apareció de pronto en una conocida plataforma, en la que hasta entonces, no había nada asequible.
Entre las localidades de Ucluelet y Tofino encontramos una cabaña llamada Abalone Inn, inmersa en medio de un bosque que amenazaba con devorarla. Allí pasamos nuestras tres últimas noches en la isla. El tiempo no nos acompañó demasiado.
Estuvimos a punto de abandonar la idea de visitar esta zona y buscar alojamiento en otro lugar pero en el último segundo, una atractiva cabaña apareció de pronto en una conocida plataforma, en la que hasta entonces, no había nada asequible.
Entre las localidades de Ucluelet y Tofino encontramos una cabaña llamada Abalone Inn, inmersa en medio de un bosque que amenazaba con devorarla. Allí pasamos nuestras tres últimas noches en la isla. El tiempo no nos acompañó demasiado.
Ferry a Vancouver y accidentado final del viaje.
El viaje tocaba a su fin. Sólo faltaba reservar el ferry a Vancouver, un sitio para dormir que finalmente resultó ser el Abercorn Hotel, y una última visita a un humedal cercano al aeropuerto, donde pasamos las últimas horas de la jornada y del viaje, antes de tomar el vuelo de regreso a casa.
Pero no, como ya venía siendo habitual a lo largo del viaje, no iba a resultar tan fácil...
Pero no, como ya venía siendo habitual a lo largo del viaje, no iba a resultar tan fácil...
Nuestro vuelo hacía una larga escala en Múnich durante la que nos habíamos planteado visitar la famosa Oktoberfest que casualmente se celebraba en esas fechas. Cuando llegamos allí, no tardaron en llegarnos noticias de que se había suspendido ese día por amenazas de bombas.
Qué se le va a hacer, pasaremos las largas horas de espera durmiendo y paseando por el aeropuerto.
Lo tomamos como la última fatalidad del viaje y lo íbamos comentando entre risas mientras embarcábamos en el avión que finalmente nos llevaría hasta casa en apenas dos horas de viaje...
Pero no, no iba a ser la última fatalidad del viaje ya que cuando estábamos embarcados y ya en la pista de despegue, el avión no cesaba de repetir las habituales pruebas de comprobación antes de despegar. Algo parecía no ir bien.
El comandante de la aeronave no tardó en comunicar que algo no funcionaba y debíamos volver a la terminal del aeropuerto.
Nuestras sospechas no tardaron en confirmarse. Era demasiado tarde para buscar una solución hoy. Nos llevarían a un hotel y mañana nos intentarían colocar en otro vuelo lo antes posible.
Fue el final lógico de un viaje complicado desde el principio pero afortunadamente, a trancas y barrancas como la gran parte del viaje, al día siguiente pusimos fin a la aventura sanos y salvos.
Próximo capítulo: Llegada a Vancouver y traslado a Whistler.