29 marzo 2025

Delhi, la pesadilla final


C
uando llegamos a Delhi pensábamos que la pesadilla había acabado. Habíamos logrado salir de Leh tras un temporal que amenazaba con dejarnos allí atrapados sin escapatoria pero ya estábamos en la capital de India.
Afortunadamente nos habían cancelado el vuelo de hoy reubicándonos en otro para mañana y así nos habíamos evitado tener que correr con los gastos del nuevo vuelo. Parecía que al final había salido todo bastante bien, exceptuando el día de trabajo perdido.

Al llegar al aeropuerto de Delhi nos esperaba nuestro contacto quien nos acompañó a Air India para sacar las tarjetas de embarque del vuelo de mañana. También nos hizo entrega del equipaje que nos habían guardado en la oficina.
Ahora tocaba buscar hotel y un taxi que nos llevara hasta conseguir dar con alguno que tuviera habitaciones libres.
Nuestro contacto se ofreció amablemente a buscarnos un amigo que nos llevaría en su furgoneta por buen precio. Así lo hicimos pero no tardamos en comprobar que nos la jugó ya que pagamos bastante más de lo establecido.

En Delhi existen dos zonas de hoteles: la zona de clase alta donde los hoteles son de tipo occidental y la zona local donde los establecimientos son bastante más básicos, de tipo local. Las diferencias de precio son abismales.
Pero en nuestro caso, la compañía debía hacerse cargo de los gastos ocasionados por la cancelación del vuelo por lo que intentamos dormir de nuevo en el hotel donde dormimos a nuestra llegada, hace dos semanas.
El hotel estaba completo por lo que nos acercamos al Ibis, muy próximo a donde nos encontrábamos. Allí conseguimos dos habitaciones enanas a precio de lujo. Más de 100€ por persona por alojarnos en un cuchitril.
Además tuvimos un desagradable incidente cuando nos obligaron a dejar nuestros telescopios y prismáticos en un cuarto destartalado. En un principio nos negamos ya que los equipos eran muy costosos y se negaban a entregarnos un recibo que justificara la entrega del material.
Tras llamar al responsable, la respuesta fue tajante. O entregábamos el material o no dormíamos allí.
Estábamos cansados y los hoteles estaban llenos por lo que no nos quedó otro remedio que aceptarlo. A día de hoy seguimos sin entender a qué se debe esa política.

Nos duchamos y salimos dispuestos a encontrar un restaurante para cenar en condiciones y tomarnos unas cervezas bien fresquitas. 
No tuvimos que andar demasiado ya que conocíamos la zona de cuando estuvimos hace unas semanas y no tardamos en encontrar un local apropiado.
La cena resultó exquisita y las cervezas inolvidables.
Nos retiramos pronto a la cama ya que mañana había que madrugar.







Al levantarnos al día siguiente, desayunamos tranquilamente y nos llamaron un taxi para que nos llevara al aeropuerto. El precio, bastante inferior al del amigo de nuestro contacto.
Al llegar al aeropuerto volvimos al caos perfecto. Colas para entrar, colas para facturar, gente colándose por todos lados, una auténtica locura.
Cuando nos acercamos a facturar, la cara del empleado indicaba claramente que algo pasaba. Nos mandaban de un sitio a otro hasta que finalmente nos dijeron que había overbooking y debíamos esperar a última hora para ver si fallaba alguien y podíamos volar.
Intentamos hablar con alguien de Lufthansa pero no había oficina. Nos acercamos a Air India y nos dijeron que no era problema suyo, que el responsable era Lufthansa. Pedimos hojas de reclamaciones y se negaron a entregárnoslas.
Acudimos a un puesto de atención al pasajero y allí nos pusieron en contacto con el responsable de Lufthansa que se acercó a regañadientes hasta donde estábamos. En un principio se negó a hacerse cargo del problema pero finalmente nos dijo que esperáramos hasta confirmar si podíamos volar y de no ser así, le llamáramos de nuevo para solucionar el problema.
Cuando finalmente nos quedamos sin embarcar y nos pusimos en contacto con él, se negó a hablar con nosotros. Estábamos alucinando....

La compañía con la que nos habían reubicado, Air India, no se hacía responsable de nada y nos mandaba a Lufthansa y ésta no quería saber nada del asunto. Qué podíamos hacer??
Ni siquiera teníamos un justificante de que nos habían denegado el embarque por overbooking ya que se negaban a dárnoslo así que incluso podrían decir que no nos habíamos presentado.
Volvimos a Air India y exigimos una hoja para presentar una reclamación. Nadie nos hacía caso pero al final conseguimos un folio con el sello de la compañía donde escribimos todo lo sucedido aunque no sabíamos si tendría alguna validez.
Una vez todos reunidos, intentamos buscar una solución. No tuvimos otra opción que llamar a Lufthansa en España para explicarles lo sucedido. Increíblemente a ellos les constaba que habíamos embarcado en el vuelo de Air India. Afortunadamente, tras varias llamadas más conseguimos que nos reubicaran en otro vuelo mañana. Otro día más de trabajo perdido.

Ya llevábamos dos noches de hotel pagadas de nuestro bolsillo, a lo que había que añadir taxis y comidas más otra noche de hotel que debíamos buscar para hoy. Ya sabemos cómo funcionan las reclamaciones a las compañías aéreas por lo que suponíamos que no se iban a hacer cargo de todos los gastos así que esta vez reservaríamos un hotel local. No estábamos dispuestos a pagar otra vez más de 100€ por una habitación minúscula.
Desde allí mismo, aprovechando el wifi del aeropuerto, buscamos por internet un buen hotel local en el que alojarnos. El Gracious by Vishesh Hotel fue el elegido.





Cuando llegamos al hotel, la calle hervía de actividad. Ubicado en la típica calle bulliciosa de una ciudad como Delhi, donde tuk tuks, motos y coches peleaban por hacerse sitio en la carretera a base de bocinas, no parecía ser el lugar más tranquilo del mundo ni mucho menos.
Sin embargo cuando nos llevaron a las habitaciones, el ambiente cambió por completo. No había ruidos y las habitaciones eran amplias y limpias. Por 14€ no podíamos pedir más.

Habíamos estado todo el día en el aeropuerto intentando resolver un problema que parecía insuperable y estábamos exhaustos, pero finalmente parecía que lo habíamos logrado, aunque no estuviéramos completamente seguros.
Intentamos relajarnos tomando una cerveza en la coqueta terraza del hotel pero no vendían alcohol. Bajamos a la recepción para averiguar si había algún lugar cercano donde comprar cervezas. Al oírnos, el botones nos indicó con un gesto que lo siguiéramos. Esquivando a la carrera motos, carros y coches, llegamos a una tienda donde nuestro nuevo amigo entró rápidamente y logró obtener las cervezas que tanto deseábamos en solo un minuto.

Ahora sí, nos sentamos en la terraza y brindamos con la esperanza de que por fin mañana consiguiéramos salir de aquí, algo que se estaba convirtiendo en una misión imposible.
No nos apetecía salir a las atestadas calles llenas de ruidos y gentío para buscar un sitio para cenar así que acabamos comiendo algo en el hotel para seguidamente, irnos a la cama con los dedos cruzados.




Al día siguiente conseguimos poner punto final a la odisea y despegamos rumbo a casa. Nunca había deseado tanto poner fin a un viaje y es que entre temporales de nieve, cancelaciones de vuelos y overbookings, llegó un momento en el que pensamos que nunca podríamos salir de allí.
Un exitoso viaje con un final caótico y agotador. 


14 marzo 2025

Regreso a Leh, el comienzo de la pesadilla


A
ún con la feliz resaca por el último avistamiento de ayer, me desperté por última vez en la fría habitación  de una modesta casa, situada en un remoto y gélido rincón del planeta.
Durante una semana habíamos estado totalmente aislados del mundo, sin coberturas de ninguna clase, sin televisiones ni periódicos, ni nada que nos recordara el mundo que habíamos dejado atrás.
Y sinceramente, no lo echamos de menos...

28 febrero 2025

En busca del Leopardo de las Nieves ( V ) 18


C
uando me desperté, me apresuré a correr la cortina con la esperanza de volver a ver el cielo azul de los primeros días. Para mi decepción, el color gris inundaba todo mi campo de visión.
La nieve cubría campas y montañas pero al menos había dejado de nevar.
Mis compañeros habían vuelto a sacar los teles y volvían a otear las cumbres montañosas en busca de fauna. La niebla se adueñaba de las zonas más altas a intervalos pero en otros momentos se despejaba permitiendo explorar los rincones más escondidos.
Yo, una vez más opté por dar una vuelta para estirar las piernas y pillar con más ganas el desayuno.

11 febrero 2025

En busca del Leopardo de las Nieves ( IV ).


 C
omo suele suceder más habitualmente de lo que desearíamos, con la llegada del fin de semana el tiempo nos daría un pequeño disgusto.
En esta ocasión cuando la luz del nuevo día me despertó y corrí suavemente la cortina de mi ventana, no fue la luz del sol la encargada de darme los buenos días sino una fina capa de nieve que había cubierto todo lo que mi vista llegaba a abarcar.
Unos minúsculos copos de nieve caían sin cesar y sin poder evitarlo, un escalofrío recorrió mi cuerpo de arriba a abajo sin poder remediarlo.
La niebla tapaba todas las montañas que habíamos estado viendo días atrás lo que impedía buscar la fauna del lugar ya que ésta nos había demostrado su predilección por las zonas altas del terreno.
Sólo quedaba confiar en que en algún momento, la climatología nos concediera una tregua.

27 enero 2025

En busca del Leopardo de las Nieves ( III )


L
a luz de un nuevo día anuncia que es hora de levantarse. La verdad es que volver a ver la capa de hielo acumulada en el cristal de la habitación, no invita a salir al exterior pero a través de la ventana veo a mis infatigables compañeros, explorar los alrededores con los teles en busca de animales.

Yo prefiero tomármelo con más calma e irme desperezando poco a poco, sin prisas. Ayer disfrutamos de un bonito y largo avistamiento de una pareja de leopardos de las nieves así que el objetivo principal estaba conseguido.
Me vestí pausadamente, ordené un poco la habitación y me aseé un poco sin demasiadas prisas por salir al exterior donde el termómetro se negaba a alcanzar por mucho, los 0ºC.

09 enero 2025

En busca del leopardo de las nieves ( II )


T
ras una plácida noche, a pesar de que un ligero dolor de cabeza se empeñó en recordarme la altitud a la que me encontraba, me volví a despertar con la luz de la mañana. Al descorrer la cortina, ya no me sorprendió la capa de hielo formada sobre el cristal de la ventana, pero sí me asombró contemplar otro cielo azul completamente despejado, sin una sola nube a la vista. Parecía mentira que nos encontráramos en el Himalaya en pleno invierno.
Al igual que ayer, mis compañeros ya se encontraban oteando el horizonte en busca de signos de vida. Yo preferí desperezarme más lentamente antes de salir al exterior y darme el paseíto matutino por los alrededores. Poco a poco parecía que me encontraba mejor y ya no me fatigaba tanto al andar.

28 diciembre 2024

En busca del Leopardo de las Nieves ( I ).

 

Habíamos sobrevivido a la primera noche en Ulley. No hay termómetros en la casa ni en el exterior pero si se cumplían los pronósticos que habíamos visto en nuestros teléfonos los días anteriores, llegaríamos hasta los 20ºC bajo cero.
A pesar de todo ello, no pasé frío en absoluto durante la noche. Incluso me sobró la bolsa de agua caliente que nos dieron antes de retirarnos a nuestras habitaciones.
Cuando me dispuse a retirar la cortina de la ventana para ver qué día hacía, ésta se encontraba pegada al cristal a través de una fina capa de hielo. No lo podía creer...
Cuando conseguí correr la cortina, un luminoso cielo azul se mostró ante mis ojos anunciando otro espectacular día.
Mis dos compañeros ya se encontraban oteando las montañas en busca de los anhelados gatos a través de sus telescopios, desafiando las bajísimas temperaturas existentes.
El anuncio de que el desayuno estaba listo, fue la excusa perfecta para reunirnos todos en el salón e intentar entrar en calor mientras dábamos buena cuenta del desayuno.

16 diciembre 2024

De Leh a Ulley.

 

Había llegado la hora de realizar la última etapa del viaje. Hoy era nuestro tercer día en Leh y previsiblemente, nuestros cuerpos debieran haberse habituado a la altura. Sinceramente yo no estaba tan seguro de haberlo conseguido pero al menos me encontraba con fuerzas suficientes para intentarlo. Pese a no encontrarme al cien por cien, ni mucho menos, estaba bastante mejor que los primeros días.
Nos esperaban otros 500 metros de ascensión en coche hasta nuestro alojamiento final, en una pequeña aldea donde dormiremos en una casa local preparada para albergar turistas.

28 noviembre 2024

Monasterio de Thiksey. Leh. India.


A pesar de que el dolor de cabeza no ha desaparecido, he dormido bastante bien y me levanto algo mejor. Sigo encontrándome flojo y cansado pero con ánimo para hacer la excursión a un monasterio que teníamos prevista para hoy.
Me doy una reconfortante ducha de agua caliente y me preparo para bajar a desayunar.
Un poco de fruta, un croissant recién hecho y un chocolate caliente parecen sentar bien a mi maltrecho estómago.

12 noviembre 2024

Ladakh, la cara oculta de la India.


L
a segunda y última etapa de nuestro viaje a India estaba próxima a comenzar y la singularidad tanto de su orografía como de su climatología y de la propia idiosincrasia de la población que íbamos a visitar, eran cuestiones que nos mantenían expectantes.
Y es que el hecho de pasar los próximos siete días a altitudes superiores a 4000 metros y a temperaturas de -20ºC, en un entorno genuinamente tibetano, suponía un nuevo reto para nosotros.
Es cierto que no era la primera vez que íbamos a estar a esas altitudes y anteriormente ya habíamos soportado temperaturas bajo cero pero el hecho de estar tantos días seguidos bajo esas condiciones, era algo que nos preocupaba un poco. Además, íbamos a pasar de los 200 metros de Delhi a los 3500 de Leh, en tan sólo una hora de vuelo.