10 septiembre 2008

Tras las huellas del "rey de la selva", el león africano. AFRICA

 

"El león (Panthera leo) es un mamífero carnívoro de la familia de los Félidos, y es uno de los cuatro felinos pertenecientes al género Panthera.
El macho adulto es fácilmente reconocible por su gran tamaño y llamativa melena, y tiene un peso aproximado de 150 - 250 kg.
Las hembras suelen ser considerablemente más pequeñas, con 110 - 180 kg de peso. Es el segundo felino más grande del mundo, después del tigre.
La esperanza de vida en los ejemplares salvajes es de 12 años para los machos y 16 para las hembras, mientras que en cautiverio frecuentemente se encuentran ejemplares con más de 20 años.
En la antigüedad, el león se podía encontrar en gran parte de África, Asia y Europa, pero actualmente sólo se les puede encontrar en varias partes de África y en la India.
Las hembras son las que generalmente realizan la caza, y normalmente lo hacen durante la noche, período en el que se encuentran más activos.
Su dieta consiste principalmente en mamíferos grandes, como ñus, cebras, búfalos, impalas, gacelas, caballos y jabalís. Sin embargo no desprecian una liebre un asno e incluso algunas aves.
En algunos lugares, los leones se especializaron en cazar animales grandes, como hipopótamos (Rio Cuando), rinocerontes, jirafas y elefantes jóvenes (Río de Savuti).
Los leones jóvenes intentan practicar la caza aproximadamente a los 3 meses, pero no desarrollan plenamente sus habilidades hasta tener unos 2 años. Pueden alcanzar velocidades de hasta 56 km/h.
Los leones son los únicos felinos que viven en manadas, las cuales están compuestas por: de cuatro a doce hembras adultas(emparentadas entre sí), sus crías de ambos sexos y diferentes edades (de no más de 3 años) y de uno a cuatro machos adultos dominantes."


No cabe duda de que uno de los animales más codiciados cuando viajamos a tierras africanas, es el llamado "rey de la selva", EL LEON.




Durante nuestro viaje por el sur de Africa, nos llevó varios días toparnos con este esquivo felino. Recorrimos a conciencia el parque Kruger, en Sudáfrica, a través de carreteras y pistas llegando a estar durante horas perdidos y sin tener ningún tipo de contacto con otros seres humanos.
Tuvimos la oportunidad de vivir grandes momentos como cuando nos vimos rodeados por una manada de elefantes y posteriormente otra de búfalos que por unos momentos consiguieron que fuésemos conscientes de nuestra extrema vulnerabilidad.
En efecto, no cabía la menor duda, estábamos a su merced y en su hábitat natural.
A pesar de que estábamos en el interior de nuestro vehículo, tuvimos plena certeza de que nuestra integridad dependía única y exclusivamente de su reacción ante nuestra presencia.
Afortunadamente, a excepción de un pequeño elefante que mostró claros signos de su enfado contra nosotros haciendo ostentosos gestos amenazadores con la rama que sujetaba en su trompa, el resto de la manada continuó su marcha al comprobar que no suponíamos una amenaza.

Cada vez que veíamos un animal nuevo, constituía para nosotros un motivo de celebración y eso era algo que pasaba todos los días.
Cebras, jirafas, hipopótamos, búfalos, elefantes, todo tipo de antílopes, rinocerontes...pero dónde estaban los leones?

Nos encontrábamos en una de las carreteras principales del parque cuando un coche que venía de frente paró junto a nosotros y nos avisó, en inglés, de la presencia de una familia de leones un poco más adelante.
Habíamos estado durante horas recorriendo pesadas pistas de tierra desiertas y resulta que teníamos el león al lado del campamento!!
Confieso que no respetamos al máximo los límites de velocidad establecidos (aunque no pasamos de 60), impacientes por ir al encuentro del felino pero al llegar donde se encontraban, nos llevamos una pequeña desilusión ; decenas de coches colapsaban la carretera ante la presencia de los leones y era prácticamente imposible acercarse a ellos.
Desde luego no se trataba de un avistamiento como a los que estábamos acostumbrados hasta el momento por esas pistas que al parecer, sólo nosotros frecuentábamos.
Aún así conseguimos ver y fotografíar por primera vez a este coloso animal.

Fue al día siguiente durante una excursión a primeras horas del día, cuando vimos para nosotros solitos, un gran león macho que cruzaba a lo lejos un río. Gracias a los prismáticos, inexcusables compañeros de viaje, pudimos gozar de un primer plano con total tranquilidad.
Estos fueron los dos contactos que tuvimos con los leones en el parque Kruger y desde luego, nos dábamos por satisfechos.

















Nuestro viaje continuó hacia el norte y el siguiente parque nacional que visitamos fue el Chobe, en Botswana.
Nos alojamos en la ciudad de Kasane y allí contactamos con un uruguayo que se dedicaba a hacer safaris por la zona.
A pesar de que finalmente no hicimos con él ningún safari, compartimos largas charlas y nos mostró, ante nuestro asombro, una colección de fotos digitales que dijo realizar en una de sus visitas a la zona de Savuti, en las que pudimos ver cómo un grupo de leones abatía y devoraba dos elefantes.

El espectáculo era increible y los despojos de los paquidermos se extendían a lo largo de varios metros a la redonda.
Según nos informó, el número de elefantes es tan elevado en la zona, que los leones los han asumido como presa a pesar de los grandes riesgos que supone para ellos este tipo de ataques.
Siempre según su información ,este era el único grupo de leones en el mundo, capaz de atacar y devorar elefantes.
  • En este video de youtube,se puede apreciar este increible espectáculo:
  • Otro gran video de leones grabado en el Kruger por un afortunado grupo de turistas y que demuestra que no siempre los leones resultan vencedores:

Aún con el recuerdo de las fotos de los leones de Savuti, proseguimos nuestro viaje hasta Maún, puerta de acceso al Delta del Okawango, donde establecimos nuestra base en el campamento de Audi Camp.
Tras informarnos de cual era la mejor zona para ver vida salvaje en esta época del año, nos decidimos por hacer una incursión hasta la reserva de Moremi donde se concentraban las mayores masas de agua en la época seca en la que nos encontrábamos y en consecuencia,también la mayor concentracción de animales salvaje.
Acompañados exclusivamente por nuestro guía Watch y un cocinero de nombre Preston, montamos en un viejo camión de la primera guerra mundial que carecía de defensas ante un supuesto ataque de cualquier animal salvaje. 
Pronto avistamos el primer león.
Un viejo y gran macho, bebía apaciblemente en las orillas de una charca. Comenzamos con el bombardeo de fotos inevitable en estos casos.
Este gran ejemplar se encontraba a unos 50 metros de nuestro camión cuando, ante nuestro júbilo, se encaminó hacia nosotros hasta pasar por delante sin mostrar el más mínimo interés por nuestra presencia.



















Tras su paso, nuestro guía arrancó de nuevo el vehículo y apenas unos metros más adelante, cuando aún comentábamos la enorme suerte que habíamos tenido al ver tan de cerca ese león, paró el camión y nos mandó bajar para montar las tiendas de campaña.




Nos miramos incrédulamente, pensando que se trataba de una broma pero no , en efecto, íbamos a dormir allí. 
Montamos el campamento y preparamos un fuego donde hicimos la cena tras una larga charla con Watch y Preston. 
En un momento de la charla, nos advirtieron de que no nos asustásemos si aparecían al olor de la comida, algún grupo de leones o de hienas. 
Al parecer, no hacía mucho, una manada de hienas se presentó en el campamento cuando acompañaban a una pareja de turistas que presas del pánico, insistieron en salir de allí inmediatamente. Confieso que no me extraña.
Subsistimos a una larga noche repleta de ruidos extraños y adrenalina contenida.  
La jornada siguiente nos iba a deparar numerosos contactos con los felinos.
Muy pronto salimos a recorrer los alrededores en nuestro camión ya que según Watch, eran las mejores horas para ver "gatos". 


Y tenía razón, muy pronto vimos un grupo a la sombra de unos arbustos. Nos acercamos a un macho y una hembra que se encontraban un poco más alejados del grupo y ante nuestra sorpresa y su indeferencia, repitieron durante varias veces la cópula.



Continuamos ruta felices por las instantáneas conseguidas y volvimos a toparnos con cuatro "lindas y adultas gatitas".
En esta ocasión no estamos sólos ya que varios jeeps han llegado antes que nosotros.
Ni por lo más remoto imaginábamos que íbamos a encontrarnos con tantos leones en una única jornada.

De vuelta ya hacia Maún, nuestro guía nos llevó por una pista alternativa, imaginamos que por alguna razón que sólo él conocía.
Pronto lo descubrimos.
A la orilla de la pista, un grupo de 9 leones descansa en la hierba. El grupo está constituído por un macho, 3 hembras adultas, 2 leones jóvenes y 3 cachorros.
Mientras el macho ejercía su duro y exigente trabajo, las hembras cuidaban de los juguetones cachorros.

Sorprendentemente paramos a un par de metros de ellos, Watch paró el motor y guardó las llaves tranquilamente.
Siento el subidón de adrenalina al instante.....casi puedo tocar a aquellas bestias que con un simple salto podrían convertirnos en comida para gatos.
Automáticamente, nos miramos los tres sin poder dar crédito a la situación. Estamos a merced de 6 leones adultos o semiadultos y 3 cachorros.
Tardamos unos minutos en controlar el temblor de nuestro cuerpo hasta que conseguimos enfocar al grupo con nuestras cámaras. 


 

Watch y Preston se ríen al observar nuestra reacción y supongo que más aún con nuestras caras; sólo nos dedican un pequeño pero inciso comentario: "no hay problema,a los leones no les gustan los blancos".
Les gustemos o no, lo cierto es que pasados unos largos minutos y cuando teníamos a los leones enfocados en nuestras cámaras hasta el punto de que nos parecía sentir su aliento en nuesta cara, las tres hembras adultas se incorporan repentinamente de un salto con el pelaje de sus lomos erizado en clara posición de alerta....o de ataque, quien lo sabía?

Al unísono, los tres rogamos a Watch que arranque para salir inmediatamente de allí mientras seguimos observando que la excitación va aumentando paulatinamente en el grupo de leones.
De nuevo,Watch sonríe y nos dice que no hay de qué preocuparse; efectivamente los leones están en actitud amenazadora pero no contra nosotros sino contra un grupo de cebras que se aproximan, aún en la lejanía.

Permanecemos durante un buen rato sin movernos con la esperanza de ver actuar a la manada de leones en directo pero al parecer, las cebras se percatan de su presencia y se mantienen alertas a una distancia prudencial.
Esta vez no ha habido suerte.
Iniciamos de nuevo el camino de regreso a nuestro campamento en Maún.

El polvo del camino durante estos días, se ha pegado a nuestra piel y a nuestra ropa de tal manera que da la sensación de que llevamos semanas lejos de la civilización.
Al llegar al campamento, felicitamos a nuestros guías por el trabajo realizado mientras comentan que no es habitual ver tantos leones en un espacio tan corto de tiempo.
Tras una ducha que nos hace recuperar nuestro color habitual, degustamos varias cervezas deliciosamente frías mientras vamos recordando sin pausa cada episodio vivido en las últimas horas.
Mientras tanto, el generoso sol africano, parece querer compartir con nosotros el mágico momento y nos regala otro grandioso y rojizo atardacer para delicia de nuestros sentidos.




 Esto se merece otra cerveza!!!

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