Hoy toca abandonar el Parque Nacional Jasper para trasladarnos a nuestro próximo destino, 100 Mile House, pero antes haremos un último recorrido por la Maligne Road en busca de fauna.
Nos levantamos pasadas las 5 de la mañana, hacemos de nuevo nuestras mochilas y bajamos a recepción donde nos reunimos todos para cargar el equipaje en el coche y buscar una gasolinera donde cumplir con el ya clásico ritual del desayuno mañanero. Llenamos nuestros vasos de cartón con el café elegido, le ponemos la tapa y la pajita, pillamos algún dulce y lo llevamos todo al coche para tomarlo de camino. Es la mejor forma de no perder tiempo.
Mientras doy buena cuenta de un sabroso donuts y degusto con calma el enorme vaso de chocolate que he elegido hoy para calentarme, ponemos rumbo a Maligne Road con la confianza de que nos sorprenda, con la aparición de algún animalillo.
Queremos hacer el trayecto de ida rápido y luego volver poco a poco, dependiendo del tiempo que hayamos empleado hasta entonces, ya que tenemos intención de hacer otra parada en un humedal llamado Cranberry Marsh, ubicado en el pueblo de Valemount.
Una vez en la famosa carretera, experimentamos la misma sensación que ayer, ante la ausencia de cualquier signo de vida animal.
Al llegar a Medicine Lake, nos llama la atención un coche parado en el arcén sin ocupantes. No tardamos en ver, un poco más adelante, una pareja caminando paralelamente al lago que parece buscar algo en sus orillas. Pese a que aminoramos la marcha para tratar de averiguar qué están mirando, no vemos nada interesante por lo que seguimos adelante pero cuando estábamos un kilómetro más adelante, el conductor ve un punto negro por el retrovisor que identifica como un oso.
Hemos pasado a su lado pero como el lago está más bajo que la carretera, el talud nos ha impedido verlo pero ahora que hemos ganado campo de visión, lo vemos perfectamente.
Inmediatamente damos la vuelta y vamos en su busca. Nos encontramos con la pareja que va caminando por la carretera y nos dicen que le han perdido de vista pero les decimos que lo tienen justo abajo, entre los arbustos. No tardamos en descubrirlo y decidimos tomar la misma dirección que él. Nosotros vamos por la carretera y el oso por el talud, a bastantes metros por debajo.
Se para continuamente a comer plantas y a pesar de que ambos nos vemos, no parece prestarnos mucha atención.
En un momento dado, le perdimos la pista al atravesar una zona de densos matorrales, por lo que dos compañeros se adelantaron un poco intentando descubrir dónde se encontraba. Nos estábamos alejando un poco del coche y lo que menos imaginábamos era que el oso iba a decidir cambiar su rumbo y subir a la carretera.
Cuando de súbito nos encontramos con el oso en la carretera, a unos 10 metros delante de nosotros, instintivamente me giré para ver dónde estaba el coche. Afortunadamente no estaba lejos pero dos de nuestros compañeros se encontraron al oso entre ellos y el coche. Tras unos interminables segundos de incertidumbre ante la reacción del oso al verse rodeado por los dos grupos, respiramos aliviados cuando éste, tras mirarnos a unos y a otros, atravesó la carretera para internarse en el bosque y perderse en su espesura.
Nos dio un buen susto...
En cuanto desapareció el oso, nos juntamos todos de nuevo para dirigirnos al coche y continuar la ruta hasta Maligne Lake.
Ya no veríamos nada más pero todos manteníamos el estado de excitación comentando el incidente recientemente vivido.
Dimos la vuelta para comenzar el camino de regreso y pese a que en el mismo punto de ayer nos parece ver de nuevo un alce, decidimos seguir adelante para que no se nos hiciera demasiado tarde.
Maligne Road se despidió de nosotros regalándonos una excelente observación de oso negro y a la vez nos advirtió de los riesgos que podían tener los encuentros con este tipo de animales.
No lo olvidaremos.
La siguiente parada tuvo lugar en el parque provincial Monte Robson.
Este parque creado en 1913 y declarado Patrimonio de la Humanidad en 1990, cuenta con una extensión de 2757 km². Su centro de visitantes permanece abierto desde Mayo a Setiembre y aunque no pretendíamos ascender al Monte Robson, el más alto de las Rocosas canadienses con sus 3.954 metros, la cafetería que encontramos en esta zona nos pareció el lugar idóneo para hacer un alto en el camino y tomar un delicioso almuerzo a base de zumos, cafés y sandwichs.
Las vistas eran excepcionales.
Aún no eran las 10 así que tendríamos tiempo para hacer la parada prevista en el humedal de Valemount, Cranberry Marsh.
Al llegar a Valemount, dejamos el coche a la entrada de la reserva justo al lado del hotel Best Western.
Teníamos por delante un recorrido de algo más de 5 kms durante el que se pueden observar más de 150 especies de aves, castores, nutrias, ratas almizcleras, etc. Deberemos estar atentos también a la posible presencia de osos ya que éstos se acercan habitualmente a esta zona.
Durante nuestro recorrido, que no se extendió por más de dos horas, no tuvimos demasiada fortuna y nos tuvimos que conformar con la observación de algunos patos, alguna ardilla, algún pájaro carpintero y gran variedad de insectos y plantas.
Ruta hasta Valemount:
Finalizada la visita emprendemos el camino hasta nuestro nuevo hotel, haciendo una única parada para comer y echar gasolina.
Mientras echamos gasolina, aprovechamos para comprar algo de comida para los próximos días. No desaprovechamos la ocasión de probar una especie de carne seca y una especie de chistorras que según nos dicen, se comen crudas.
Con el depósito lleno y las compras resueltas, ya sólo nos queda encontrar un sitio mínimamente cómodo para almorzar.
Un área recreativa a orillas del río Nort Thompson, fue el lugar elegido para recuperar energías antes de emprender el tramo final de nuestro viaje.
Llegamos a nuestro hotel, el Red Coach Inn, en 100 Mile House, con tiempo para hacer un último recorrido por un lago cercano en cuyas orillas se encuentra el centro de visitantes de South Cariboo.
El centro está cerrado pero recorremos todo el lago teniendo oportunidad de ver algún colimbo y una especie de rata de agua que no acertamos a identificar.
Tras perseguir con nuestros prismáticos a un ejemplar que nada a ras de agua, conseguimos acercarnos a él cuando sale a la orilla a comer. Parece una rata almizclera pero no estamos seguro.
Ya en el último tramo del lago, fuimos atacados por hordas de mosquitos sedientos de sangre que nos hicieron emprender una veloz huída para salir de allí cuanto antes.
Con unos cuantos ronchones producidos por las picaduras de los salvajes insectos, conseguimos abandonar la zona para acercarnos hasta el hotel y cenar algo antes de retirarnos a nuestros aposentos.
Son poco más de las diez pero por aquí ya está todo cerrado.
Toca irse a la cama...
Ruta de la jornada Valemount- 100 Mile House:
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