25 enero 2019

Explorando el Antisana.


Son alrededor de las 5 cuando los tenues cantos de los colibríes se dejan oír en el exterior de la cabaña. Cuando abro los ojos, veo uno de estos pajarillos de color cobrizo revoloteando frente al ventanal de nuestra habitación. Más al fondo, junto a la pared rocosa del cañón donde estamos inmersos, vuela apaciblemente un cóndor.
Me quedo hipnotizado observando el espectáculo que se muestra ante mis ojos por el mero hecho de abrirlos. A pesar de que hace frío fuera del abrigo de las mantas que me cubren, es una auténtica gozada despertarse de esta manera ...



Mientras mis compañeros se despiertan, salgo al exterior para intentar fotografíar algunos colibríes y a unos nerviosos curiquingues ( Phalcoboenus carunculatus ) que se han acercado bastante a la cabaña.
Una vez reunidos todos, emprendemos la suave subida que nos separa del restaurante apenas 300 metros más arriba. Nos encontramos a 3.500 metros de altitud y nuestros jadeos se dejan oír de manera ostensible a cada paso que damos.





Cuando llegamos al restaurante, éste todavía permanece cerrado ya que aún no han llegado los dueños desde Pintag, donde han pasado la noche. Unos minutos más tarde, Verónica y Vladimir llegan para prepararnos el desayuno a base de fruta, yogur, chocolate o café, zumos, huevos revueltos y una especie de empanada de queso. Salimos de allí con una buena recarga de energías.

Vladimir nos llevará hasta la Laguna de la Mica en su todoterreno y nos hará de guía por estas tierras que le vieron nacer. 

La primera parada tiene lugar junto a un puente para ver una extraña especie de colibrí que sólo se encuentra allí. Damos un corto paseo y conseguimos verle durante sus cortos pero veloces vuelos entre la vegetación del lugar.
Proseguimos nuestro camino hasta un punto donde ayer nos comentaron que yacía el cadáver de una vaca que estaba siendo devorada por un gran número de cóndores. Hay una vasta extensión salpicada de vacas pastando pero no conseguimos avistar el cadáver por lo que decidimos esperar a que aparezca algún cóndor que se aproxime a él y delate su presencia.
No tardamos en avistar el primer cóndor sobrevolando la zona en círculos hasta que finalmente aterriza a escasos metros de la carroña. 

Aunque habíamos sido incapaces de descubrirla cuando llegamos, ahora vemos que ya hay más cóndores sobre ella.




Permanecemos allí más de una hora, grabando y fotografíando estas formidables aves carroñeras que pueden llegar a medir metro y medio de altura y más de tres de envergadura.
Se encuentran bastante lejos y las fotografías no tienen calidad pero disfrutamos enormemente observándolos a través del telescopio. Vladimir nos indica que hay algunos numerados y que luego, en la posada, miraremos de qué ejemplares se tratan y de dónde proceden ya que tiene el listado de todos los cóndores marcados. 

Llegamos a ver cerca de 15 ejemplares distintos.


Pero la jornada continúa y aún nos queda bastante para llegar a la Laguna de la Mica por lo que seguimos nuestra ruta. 

Los paisajes son sobrecogedores con las típicas estampas del páramo, sin rastro de huellas humanas. 
El volcán Antisana, el tercero más alto de Ecuador, no tarda en hacer aparición con su manto de nieve, oculto intermitentemente por las nubes que se aferran a su cima.
Los cóndores, curiquingues, águilas y otras aves más pequeñas nos acompañan y se dejan ver tímidamente de forma ocasional durante nuestro recorrido.





Vladimir nos dice que por esta zona se suelen ver también algunos ejemplares de bandurria andina pero parece que hoy han faltado a la cita.
Un poco más adelante tenemos oportunidad de ver unos venados de páramo ecuatoriano (Odocoileus ustus), ya muy cerca de la laguna, nuestro punto final.



Dejamos nuestro coche en el parking existente cerca de la laguna para dar un paseo por los alrededores y echar una ojeada a sus aguas en busca de las aves que lo pueblan.
Por el camino nos sorprendieron unos ejemplares de alpacas que pastaban tranquilamente junto al camino.




Un pequeño recorrido a orillas de la laguna nos permitió observar avefrías andinas (Vanellus resplendens), gaviotas andinas (Chroicocephalus serranus), fochas andinas (Fulica ardesiaca), macás plateados (Podiceps occipitalis), etc.
Los conejos se dejan ver por todos los rincones y se pueden apreciar sus senderos a través de la vegetación existente.





Tras este paseo, volvemos al coche para emprender nuestro regreso a la hacienda pero nos tomaremos la ruta con calma para seguir disfrutando al máximo de los paisajes y la fauna que nos rodea.
Casualmente, ahora conseguimos ver dos bandurrias andinas (Theristicus melanopis branickii) picoteando el terreno en busca de alimento.
Numerosos curiquingues también se dejan ver a ambas márgenes de la carretera aunque mantienen una distancia de seguridad considerable.
La última parada la hacemos de nuevo en la zona donde se concentran los cóndores alrededor de la carroña y esta vez vemos algún ejemplar más cerca, entre ellos un inmaduro que se posa sobre una roca a unos 50 metros de la carretera.


Bandurria andina

Curiquingue

Cóndor
Nuestro recorrido ha llegado a su fin y en el restaurante ya nos espera nuestra comida recién preparada para reponer las energías perdidas. Hoy tomaremos una sopa, unas chuletas de cerdo y melocotón en almíbar acompañado todo por zumos y una cerveza.
Aunque hemos gozado de un excelente día, ahora las nubes se están adueñando del cielo y unos lejanos truenos parecen anunciar una buena tormenta. 

Queríamos haber salido después de comer a dar una vuelta por los alrededores pero la lluvia ha hecho aparición con fuerza y no parece tener intención de cesar. 
Tras un espectacular trueno, la luz deja paso a la oscuridad por lo que ya parece definitivo que tendremos que cambiar los planes.
Vladimir enciende la chimenea y todos nos sentamos alrededor de la lumbre comenzando una larga charla acerca de su forma de vida y los cambios experimentados en el país en los últimos años. Como suele ser habitual en estos casos, pierdes la noción del tiempo y cuando miramos nuestros relojes era prácticamente la hora de cenar.
Un arroz con gambas y carne, una ensalada de tomate y plátano frito de postre, sirven para poner punto final a la jornada y a nuestro paso por estas bellas tierras de Antisana.


 



 









Mañana, a primera hora, nos llevarán hasta donde pasa el autobús que va a Latacunga y allí nos despediremos pero queremos liquidar todos los gastos de estos dos últimos días por lo que pedimos a nuestros anfitriones que nos hagan las cuentas para dejar todo zanjado.

GASTOS

  • dia-1 5 comidas y tres cenas. Una habitación doble y una single.
  • día-2 3 desayunos, 3 comidas y tres cenas. Tour por Antisana. Una habitación doble y una single.
  • día-3 3 desayunos. Traslado en coche hasta el Colibrí, donde tomaremos el autobús a Latacunga.
  • Todas las cervezas, cafés y vino tomado durante nuestra estancia.
TOTAL: 400$

Tras pagar nuestras deudas, nos despedimos de Verónica y Vladimir ya que mañana tienen una reunión y no pueden llevarnos en el coche por lo que mandarán a unos familiares a buscarnos.
Han sido unos excelentes anfitriones y nos han hecho sentir como en casa.
Mañana hemos quedado para desayunar a las 7,30 para posteriormente salir hacia Latacunga o mejor dicho, hasta una localidad donde tomaremos el autobús a Latacunga.


Ruta de la jornada: 

Capítulo anterior: Tambo Cóndor.Antisana.

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