Hoy ha sido nuestra última noche en Whistler y el día durante el que volveremos a nuestro punto de partida: Vancouver.
Nos tomaremos la jornada con calma para intentar disfrutar al máximo de nuestra última etapa en Canadá.
De momento, hemos decidido que no queremos abandonar esta zona sin hacer una última visita al que para nosotros ha sido uno de los grandes descubrimientos de nuestro viaje : la Callaghan Road.
Ruta de la jornada:
Eran poco más de las 7 cuando ya teníamos el equipaje cargado en el coche y estábamos preparados para iniciar nuestra ruta a Vancouver. Una parada en la gasolinera ubicada a la salida de Whistler, nos sirvió para desayunar una vez más sin perder apenas tiempo.
A unos 20 kms al sur de Whistler deberemos tomar un desvío a la derecha, dirección norte, para adentrarnos en el Parque Provincial del Lago Callaghan.
Parque del Lago Callaghan
Este parque es una importante área recreativa que se mantiene activa durante todo el año.
Las abundantes precipitaciones de nieve que recibe,han favorecido la creación del Whistler Olympic Park, unas magníficas instalaciones donde se han celebrado importantes citas deportivas relacionadas con la nieve ( esquí de fondo, biatlón, saltos de esquí y nórdica combinada, etc ).
Fundado en 1997, el parque cuenta con una extensión que supera las 2.500 hectáreas a lo largo de las cuales también se pueden practicar otras actividades como piragüismo, paseos en bote, pesca y caminatas. Pese a estar tan sólo a unos 20 kms de Whistler, el parque alberga a gran número de especies animales entre las que se pueden destacar el lince, el puma, el coyote, el visón, la ardilla de Douglas, la comadreja, el oso negro, el oso pardo, el venado de cola negra colombiana y la cabra montés. Incluso se pueden llegar a ver alces y lobos.
Cuando llegamos a Callaghan Road, nos dirigimos en primer lugar hasta el vertedero donde ayer vimos un coyote. De nuevo, aunque en esta ocasión salió huyendo rápidamente, volvimos a ver un coyote.
De allí nos dirigimos hasta las cataratas Alexander pero hoy no tenemos la fortuna de ayer y no avistamos nada reseñable.
Tocaba dar la vuelta para regresar a la carretera principal ( 99 ) que nos llevaría hasta Vancouver.
A pesar de que hoy hemos fracasado en nuestro intento de avistamiento de fauna, siempre recordaremos a la Callaghan Road con especial cariño tras la exitosa jornada de ayer.
Un confíado arrendajo de Steller, con su espectacular plumaje azul, nos despidió de este inolvidable lugar.
Un confíado arrendajo de Steller, con su espectacular plumaje azul, nos despidió de este inolvidable lugar.
Proseguimos nuestra ruta hacia el sur y tras un breve paso por el lago Alice, tomamos rumbo hacia la zona de Squackish de Brackendale.
En este lugar, cada invierno se produce una de las mayores concentracciones del mundo de águilas calvas que acuden atraídas por los abundantes salmones que se encuentra en los ríos locales.
Se dice que pueden llegarse a ver miles de águilas en un sólo día.
A pesar de que estas concentracciones se producen desde mediados de Noviembre hasta Febrero cuando los salmones abandonan la zona, nos acercamos hasta allí para intentar ver alguna de las parejas que se quedan durante todo el año por los alrededores.
Recorrimos varios puntos del río Squamish, que desemboca en un fiordo que llega hasta Vancouver, y aunque sólo pudimos ver una pareja de águilas calvas volando en la lejanía, disfrutamos con los bonitos paisajes que nos regaló la zona.
En plena desembocadura del río, nos encontramos con numerosos amantes del kitesurf que disfrutaban de su afición en un marco incomparable. Con la Shannon Falls de fondo, una cascada de más de 300 metros de altura, los kitesurfistas surcaban el cielo con sus enormes y coloridas cometas.
Abandonamos la zona siguiendo la costa hacia el sur hasta llegar a Vancouver. Era ya hora de comer algo y buscando algún sitio tranquilo a orillas del mar, acabamos en Caulfeild Park, en West Vancouver.
Dimos un pequeño paseo por los alrededores, comimos unos bocadillos y nos tumbamos relajadamente disfrutando de los cálidos rayos del sol con los que nos obsequió un radiante día.
Ya sólo quedaba acercarse de nuevo hasta el Patricia Hotel para dejar nuestro equipaje y pasar nuestra última noche en Canadá.
Una vez acomodados, nos acercamos hasta un túnel de lavado de coches. Aunque no estábamos obligados a lavar nuestro coche antes de entregarlo, la verdad es que estaba en un estado lamentable tras dos semanas recorriendo miles de kilómetros a través de pistas y carreteras. Por 11$ lo dejamos como nuevo tanto por fuera como por dentro.
Con todos los deberes hechos, nos fuimos a tomar unas cervezas y a buscar un sitio para cenar antes de retirarnos a nuestros aposentos.
Tras tomarnos unas cervezas en el What´s Up y en The Brighton, ambos en la calle E. Hastings, nos acercamos hasta el restaurante Campagnolo para pedir unos entremeses, una ensalada, unos spagettis, unas pizzas, postres y unas cervezas. Nuestra última cena ascendió a 200$ canadienses.
Esto se acaba y nos vamos volviendo al hotel para descansar antes de tomar los vuelos de regreso a casa.
Mañana a las 9,30 salen los que vuelan a Madrid mientras los que volamos a Bilbao tendremos unas horas más que pensamos dedicar a la zona de Richmond, cercana al aeropuerto.
Capítulo anterior: Alexander Falls y Brandywine Falls.
Capítulo siguiente:Final y resumen del viaje a Canadá
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