25 febrero 2020

Lusaka, nuestra última noche en Zambia.


Gwabi Lodge, Natwange Backpackers y Lusaka. 
Datos útiles.

  • Durante la jornada de hoy regresaremos a Lusaka desde Chirundu. Aunque este desplazamiento se puede hacer en autobús, nosotros lo haremos a través de un transfer privado con nuestro conductor Denver. Como ya he comentado anteriormente, son unos 150 kms de recorrido que se suelen hacer en unas dos horas dependiendo del tráfico existente.
Durante nuestra estancia en el Zambeze, el presupuesto para 4 personas en una cabaña con baño durante dos noches en el Gwabi Lodge, incluyendo 
  • dos cenas
  • un paseo en lancha al atardecer por el Zambeze, 
  • una excursión en canoa y lancha a motor durante toda la mañana
  • excursión con guía a un poblado cercano 
  • y todas las cervezas consumidas durante dos días 
ha sido de unos 150€ por persona. 50€ por dos noches de alojamiento y 100 por las actividades y consumo de bar y restaurante.
Un alojamiento sin lujos pero acogedor para todos aquellos que se muevan en presupuestos medios-bajos.
  • En Lusaka nos alojamos en el Natwange Backpackers. Se trata de un alojamiento barato, algo difícil de encontrar en la capital zambiana. Habitaciones básicas pero limpias en un agradable entorno de jardines con piscina. Pagamos 50$ por habitación doble con baño y desayuno incluido.
  • Nuestro paso por Lusaka resultó fugaz y no nos pareció una ciudad demasiado atractiva. Fuimos incapaces de encontrar zonas de interés para visitar y nos limitamos a acercarnos hasta el Kabwata Cultural Village, un mercado artesanal donde se pueden hacer las típicas compras de recuerdos y una zona comercial, el centro comercial EastPark Mall, cercana a nuestro alojamiento donde encontramos bares y restaurantes bastante animados. A mi juicio, no merece la pena gastar demasiado tiempo en Lusaka.


Diario de la jornada
H
oy no tenemos que madrugar pero nuestros cuerpos ya se han acostumbrado a despertarse temprano y a las 7 ya estamos todos arriba.
Hoy abandonamos el río Zambeze para dirigirnos a Lusaka desde donde mañana tomaremos el vuelo de vuelta a casa.
Preparamos unos cafés en la cafetera que tenemos en la habitación, a la vez que sacamos algunos dulces y fruta que compramos hace unos días.
Sentados tranquilamente en el porche de nuestra cabaña, desayunamos mientras disfrutamos de las vistas al cuidado arbolado de este campamento pero siempre vigilantes para impedir que los babuinos y otros monos se acerquen demasiado. Dos largas varas que encontramos a la entrada de nuestra habitación, se han convertido en el instrumento más útil para llevar a cabo estos menesteres.



A pesar de que la amplia cabaña donde hemos pasado las dos últimas noches es bastante rudimentaria, en conjunto el Gwabi River Lodge, nos ha sorprendido por sus coquetos y cuidados espacios comunes. Tanto su recepción como su bar-restaurante y su zona arbolada, nos han parecido bastante acogedoras y con una relación calidad-precio bastante aceptable.



Con las mochilas ya preparadas, nos acercamos hasta recepción para saldar las cuentas pendientes. Pagaremos unos 150€ por persona por el alojamiento, las actividades y los gastos del restaurante.
A las 9 Denver hace aparición con su vehículo para recogernos y llevarnos a Lusaka. Lleva el coche hasta las cercanías de nuestra cabaña y cargamos todo el equipaje para iniciar el que será nuestro último recorrido con Denver.

Ruta Chirundu- Lusaka 



Esta vez el tráfico es mucho más caótico en la capital. No tenemos ningún alojamiento reservado y Denver nos vuelve a acercar al Natwange Backpackers, un local mochilero donde ya estuvimos hace tres días pero que entonces descartamos, al no disponer de habitaciones dobles libres.
En esta ocasión sí cuentan con dos habitaciones dobles. 



Una vez acomodados, decidimos acercarnos hasta un mercado que nos aseguran estar abierto. El sol aprieta y el día no está para caminar así que pedimos en recepción un taxi para que nos lleve hasta el Kabwata Cultural Village, ubicado a unos 6 kms del hostel.
El taxista comienza pidiéndonos 100 kwachas, unos 6€ pero acaba aceptando llevarnos por 50. Hay un atasco impresionante por lo que acabamos dándole 70.

El Kabwata Cultural Village se encuentra a lo largo de Burma Road y se trata de un conjunto de chozas con tejados de paja donde se venden toda clase de recuerdos y artesanías supuestamente hechas a mano.
A nuestra llegada somos los únicos blancos en la zona por lo que inmediatamente nos convertimos en el centro de todas las miradas. El tema de las compras nunca ha sido mi fuerte pero cuando los vendedores muestran una actitud vehemente e insistente para ofrecerte sus productos, lo único que consiguen conmigo es perder toda posibilidad de venta.
Me resultó imposible poder ver tranquilamente sus productos ya que inmediatamente me veía rodeado por varios vendedores empeñados en que les prestase atención. Nunca entenderé este tipo de comportamientos que sólo consiguen provocar el efecto contrario en mucha gente. Me fui de allí sin comprar nada a pesar de que me hubiera gustado comprar algún tipo de recuerdo.
Mientras tanto, un grupo de hombres y mujeres bailaban dando ambiente y colorido al lugar.



Salimos de allí con la intención de buscar un sitio para tomar algo en alguna zona con bares y restaurantes pero lo único que encontramos fue otro gran mercado al aire libre donde los locales hacían sus compras.
Tras andar un buen rato bajo el sol abrasador, preguntamos a un chico dónde podíamos tomar y comer algo tranquilos. El chico insistió en acompañarnos hasta lo que él aseguraba ser un local muy agradable pero comenzó a meternos por una zona marginal en la que no tardamos en  convertirnos en el centro de todas las miradas. Aquella zona no nos inspiraba ninguna confianza y preferimos despedirnos de nuestro inesperado amigo para dirigirnos a calles más transitadas donde nos sentimos más seguros.
Hace bastante calor, está atardeciendo y no encontramos ninguna zona de bares ni restaurantes así que decidimos volver al hostel y allí buscar en internet o preguntar dónde cenar esta noche.
No sabemos dónde estamos y pasear por la noche en una ciudad que no conocemos, no es algo que nos resulte agradable así que decidimos tomar un taxi.
Pero en Zambia los taxis no llevan ningún distintivo y resulta difícil reconocerlos. Un coche aparcado abre la ventanilla a nuestro paso para preguntarnos si queremos un taxi. Nos miramos dubitativos ya que aparenta ser un vehículo privado pero finalmente aceptamos. Le preguntamos si sabe dónde está el Natwange Backpackers y nos asegura que nos llevará hasta allí por 45 kwachas.
Como suele suceder en estos casos, ni era taxista, ni sabía dónde estaba el hostel. Nos llevó hasta el hostel del primer día, convencido de que era allí donde queríamos ir pero finalmente le tuvimos que indicar nosotros mismos la ruta, siguiendo las instrucciones de nuestro GPS.
Ante sus lamentos porque nuestro hostel estaba muy lejos, acabamos dándole 70 kwachas al llegar.
Ya en el hostel, una vez conectados al wifi, descubrimos que muy cerca había gran número de bares y restaurantes. Como apenas había un kilómetro y medio hasta allí y la zona parecía ser tranquila, decidimos ir andando.

Ruta por Lusaka


Todos los locales estaban concentrados en un centro comercial que se encontraba bastante animado, con varios bares y numerosas opciones para cenar.
Decidimos entrar en el Keg and Lion, un animado local repleto de gente bebiendo y comiendo. De inmediato supimos lo que íbamos a tomar cuando en una mesa cercana a la que nos habían designado, vimos una especie de enorme batidora llena de cerveza.


Cada batidora tenía una capacidad de tres litros, bien refrigerados gracias a una barra central que contenía hielo.
Unas batidoras más tarde, tras pasar un relajado y agradable rato, abandonamos el lugar para buscar un sitio para cenar.
El chico del hostel nos había recomendado un restaurante para comer carne pero cuando entramos nos dijeron que sólo aceptaban kwachas. Apenas nos quedaban un puñado de kwachas así que decidimos ir a otro sitio donde gastar los dólares que nos quedaban.
Nos sorprendió que no admitiesen dólares en ningún local y al final acabamos en un italiano donde nos dijeron que podíamos pagar en kwachas o en dólares. Curiosamente, cuando nos dieron la cuenta, observamos que si pagábamos en dólares íbamos a pagar cerca del doble a causa del horroroso cambio que aplicaban.
Tocaba rascarse los bolsillos para juntar entre todos los kwachas necesarios para evitar semejante tomadura de pelo. Afortunadamente lo conseguimos.
Se nos ha hecho tarde y hay que volver hasta el hostel por lo que abandonamos el lugar antes de que sea demasiado tarde. Si seguimos con las "batidoras" de cerveza puede ser peligroso...
Nuestra última noche en Zambia discurrió apaciblemente aunque una vez más, a las 7 ya estaba despierto. Mi compañero de habitación también se había despertado por lo que nos levantamos para irnos a desayunar.
Tenemos café, leche, cereales, fruta y huevos a elegir ( fritos, revueltos, cocidos, tortillas, etc). Desayunamos en el jardín, a orillas de la piscina, disfrutando de la excelente temperatura que nos acompaña a estas horas. 



Tras el relajado desayuno, vuelvo a la habitación para ducharme y hacer la mochila por última vez. A las 13,30 un taxi vendrá a recogernos para llevarnos al aeropuerto.
Pasamos unas últimas horas en Lusaka bastante divertidas gracias a la inesperada aparición del cocinero del hostel, un tío bastante pirado que llevaba una camiseta del Liverpol. Se empeñó en invitarnos a unas cervezas mientras entre risas, tratamos de convencerle de que la camiseta del Athletic le quedaría mucho mejor.
Por supuesto su invitación fue correspondida con otras cervezas, y otras, y otras...🍺🍺🍺
Sin darnos cuenta, nos dieron las 13,30, hora a la que venía a recogernos el taxi para llevarnos al aeropuerto. Afortunadamente teníamos el equipaje ya preparado así que los cargamos en el coche, pagamos las habitaciones y las cervezas y nos despedimos del cocinero loco con la promesa de que pronto viajaría a Bilbao para continuar con la conversación.... y las cervezas.
Acordamos pagar al taxista 250 kwachas y en media hora estábamos en el aeropuerto para despedirnos de Zambia.
Una vez más el viaje había finalizado con éxito y lo que es más importante, sin ninguna incidencia destacable.

Capítulo anterior: En canoa por el Zambeze

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