Durante la jornada de hoy haremos un total de 265kms, recorriendo la sorprendente Península de Snæfellsnes.
Nuestra coqueta cabaña está ubicada en el noreste de la península así que partiremos rumbo al oeste hasta llegar a la parte más occidental para posteriormente, volver por la parte sur.
Ayer vimos los pequeños pueblos del norte de la península, llegando hasta la legendaria montaña de Kirkjufell así que hoy nuestras visitas comenzarán a partir de este punto.
- Svödufoss (80kms desde la cabaña)
- Skarðsvík Beach (12kms)
- Svörtuloft Lighthouse (4kms)
- Saxhóll Crater (12kms)
- Djúpalónssandur (15kms)
- Faro de Malarrif y Gestastofa Visitor Center (8kms)
- Londrangar (2kms)
- Hellna (7kms)
- Julio Verne - Bárðar Saga Snæfellsáss Statue (3kms)
- Port Arnarstapi y
- Rauðfeldsgjá Gorge (5kms)
- Búðakirkja (15kms)
- Ytri Tunga (20kms)
- Cabaña (80kms)
Alrededor de las 7, el grupo se levanta para desayunar antes de comenzar una jornada que dedicaremos íntegramente a la Península de Snæfellsnes.
Al salir al exterior de la cabaña no pudimos resistirnos a permanecer unos minutos disfrutando del excelente paisaje que se divisa desde allí.
Una vez comenzamos la ruta, disfrutamos una vez más del entorno que nos rodea y que ya tuvimos oportunidad de recorrer durante el día de ayer.
Unos 80kms más tarde, habiendo dejado atrás hacemos nuestra primera parada para acercarnos hasta la Cascada de Svödufoss.
Vistas desde la cabaña |
Cascada de Svödufoss
Entre las pequeñas localidades de Olafsvik y Rif, encontraremos una desviación a la izquierda que nos lleva hasta el aparcamiento de la Cascada Svödufoss.
El río Hólmkelsá, también conocido como Laxá por la gente local, deja desplomar sus aguas desde una altura de diez metros entre bellas columnas basálticas.
Si tienes la gran fortuna de gozar de un cielo despejado, podrás ver por encima de ella, el espectacular glaciar Snæfellsnes.
Por supuesto no fue éste nuestro caso ya que el día estaba totalmente nublado y nos conformamos con acercarnos hasta el río que corta el camino si te diriges directamente a la cascada. Según nos comentaron, si quieres acercarte hasta los pies de la cascada deberás desviarte a la izquierda para llegar a un puente que te permitirá cruzar el río. Todo dependerá del tiempo del que dispongas pero lo cierto es que las formaciones basálticas que la custodian le otorgan un atractivo especial que recuerda a la famosa cascada negra de Svartifoss. Unos bonitos caballos añadieron un atractivo extra a nuestra visita.
Desde nuestra cabaña hemos recorrido algo más de 80 kms.
Skarösvik Beach
Seguimos nuestra ruta hacia el oeste con la intención de rodear el gigantesco volcán Snæfellsjökull pero antes haremos una parada en una llamativa playa de arena dorada.
Y es que después de haber atravesado decenas de playas de rabioso color negro, encontrarte con una totalmente diferente te causará tal sorpresa que no podrás evitar detenerte.
Nos encontramos casi en el extremo noroeste de la península de Snæfellsnes, en una playa de peligrosas olas y arena dorada flanqueada por extensos campos de lava que otorgan al lugar una singularidad indiscutible. Quizás por eso, fue elegida por los vikingos para enterrar a sus muertos como así lo testimonian los numerosos restos encontrados en la actualidad en esta zona.
Un paseo por la parte superior de la playa a través de senderos forjados entre la lava, nos sirvió para admirar con detenimiento los bellos paisajes que nos rodeaban.
Tan sólo hemos recorrido unos 12kms desde la parada anterior.
Sólo debemos avanzar 4 kms por la pista de grava que hemos tomado anteriormente, para llegar al punto más occidental de la península de Snæfellsnes, más concretamente al Faro Svörtuloft.
En épocas pasadas, el magma volcánico llegó hasta este punto para fusionarse con el mar, dando lugar a verticales y agrestes acantilados de un espectacular color negro. Curiosas formaciones originadas por la erosión, como el curioso arco formado en las cercanías al faro y que periódicamente colonizan las aves para construir sus nidos, son abundantes en esta zona. Si visitas el lugar durante el verano tendrás oportunidad de ver alcas, araos, frailecillos y muchas otras aves marinas.
Es ésta una zona temida por los navegantes ya que si sus fuertes corrientes te arrastran contra los acantilados, tu destino será tan negro como el color de las amenazantes paredes de lava.
Posiblemente este imponente faro anaranjado de más de 12 metros de altura, fuera construído para advertir de este peligroso punto a todos los intrépidos navegantes que se aventuraran en estas aguas.
Saxhóll Crater
Nuestra siguiente parada se encuentra a unos 12kms y no es otra que la cima de un espectacular cráter de 45 metros de altura.
Dejamos el coche en el aparcamiento existente en la misma base del cráter para ascender las escaleras que dan acceso a lo más alto del mismo para disfrutar de las espectaculares vistas que ofrece esta privilegiada atalaya.
Un desgarrador paisaje volcánico nos envolverá y seducirá con sus característicos colores ocres en un entorno que una vez más parece pertenecer a otro planeta. Si el día está despejado, incluso se puede divisar el océano Atlántico y el Glaciar Snæfellsjökull. Una pequeña ascensión de menos de 200 metros te regalará momentos inolvidables.
Calificaría este lugar como visita obligada.
Nuestro próximo destino, repleto de historias apasionantes, se encuentra a algo menos de 15kms.
Dejamos el coche en el aparcamiento situado encima de la playa para comenzar una pequeña caminata que se extiende por un estrecho sendero entre curiosas formaciones de lava que te conducen hasta la playa de Djúpalónssandur.
Al llegar a la playa, lo primero que te llama la atención es la cantidad de restos metálicos que cubren los guijarros que conforman la playa. Se tratan de los restos de un barco pesquero británico, The Epine GY7, que naufragó cerca de esta zona la noche del 13 de marzo de 1948. En la actualidad han quedado allí como homenaje a los 14 pescadores que murieron en el accidente.
Unas enormes piedras redondas que encontrarás en el camino servirán para medir tus fuerzas que quedarán reflejadas dependiendo del tamaño que consigas levantar.
Se dice que aquel hombre que no consiguiera levantar la piedra de 54kgs, no sería admitido en los barcos pesqueros del lugar.
Y es que esta zona que en la actualidad se encuentra totalmente desierta, llegó a reunir desde el siglo XVI hasta mediados del XIX, una flota de alrededor de 50 barcos y unos 500 pescadores que se establecían estacionalmente en la anexa playa de Dritvík.
Nosotros no llegamos hasta allí y nos limitamos a vagar entre las perlas negras de lava de Djúpalónssandur y las curiosas formaciones volcánicas, moradas de los omnipresentes trolls islandeses.
Faro de Malarrif y Centro de Visitantes Gestastova
Tocaba recorrer 8 kms para llegar hasta un nuevo faro de 24 metros, construído en 1946, el de Malarrif.
Muy cerca, el Centro de Visitantes de Gestastofa, te ofrece la posibilidad de informarte acerca de la ecología natural y la historia de Snaefellsjokull.
A no ser que seas un fanático de la geología, la visita no te llevará demasiado tiempo.
Londrangar
Si tienes la gran fortuna de gozar de un cielo despejado, podrás ver por encima de ella, el espectacular glaciar Snæfellsnes.
Por supuesto no fue éste nuestro caso ya que el día estaba totalmente nublado y nos conformamos con acercarnos hasta el río que corta el camino si te diriges directamente a la cascada. Según nos comentaron, si quieres acercarte hasta los pies de la cascada deberás desviarte a la izquierda para llegar a un puente que te permitirá cruzar el río. Todo dependerá del tiempo del que dispongas pero lo cierto es que las formaciones basálticas que la custodian le otorgan un atractivo especial que recuerda a la famosa cascada negra de Svartifoss. Unos bonitos caballos añadieron un atractivo extra a nuestra visita.
Desde nuestra cabaña hemos recorrido algo más de 80 kms.
Skarösvik Beach
Seguimos nuestra ruta hacia el oeste con la intención de rodear el gigantesco volcán Snæfellsjökull pero antes haremos una parada en una llamativa playa de arena dorada.
Y es que después de haber atravesado decenas de playas de rabioso color negro, encontrarte con una totalmente diferente te causará tal sorpresa que no podrás evitar detenerte.
Nos encontramos casi en el extremo noroeste de la península de Snæfellsnes, en una playa de peligrosas olas y arena dorada flanqueada por extensos campos de lava que otorgan al lugar una singularidad indiscutible. Quizás por eso, fue elegida por los vikingos para enterrar a sus muertos como así lo testimonian los numerosos restos encontrados en la actualidad en esta zona.
Un paseo por la parte superior de la playa a través de senderos forjados entre la lava, nos sirvió para admirar con detenimiento los bellos paisajes que nos rodeaban.
Tan sólo hemos recorrido unos 12kms desde la parada anterior.
Sólo debemos avanzar 4 kms por la pista de grava que hemos tomado anteriormente, para llegar al punto más occidental de la península de Snæfellsnes, más concretamente al Faro Svörtuloft.
En épocas pasadas, el magma volcánico llegó hasta este punto para fusionarse con el mar, dando lugar a verticales y agrestes acantilados de un espectacular color negro. Curiosas formaciones originadas por la erosión, como el curioso arco formado en las cercanías al faro y que periódicamente colonizan las aves para construir sus nidos, son abundantes en esta zona. Si visitas el lugar durante el verano tendrás oportunidad de ver alcas, araos, frailecillos y muchas otras aves marinas.
Es ésta una zona temida por los navegantes ya que si sus fuertes corrientes te arrastran contra los acantilados, tu destino será tan negro como el color de las amenazantes paredes de lava.
Posiblemente este imponente faro anaranjado de más de 12 metros de altura, fuera construído para advertir de este peligroso punto a todos los intrépidos navegantes que se aventuraran en estas aguas.
Saxhóll Crater
Nuestra siguiente parada se encuentra a unos 12kms y no es otra que la cima de un espectacular cráter de 45 metros de altura.
Dejamos el coche en el aparcamiento existente en la misma base del cráter para ascender las escaleras que dan acceso a lo más alto del mismo para disfrutar de las espectaculares vistas que ofrece esta privilegiada atalaya.
Un desgarrador paisaje volcánico nos envolverá y seducirá con sus característicos colores ocres en un entorno que una vez más parece pertenecer a otro planeta. Si el día está despejado, incluso se puede divisar el océano Atlántico y el Glaciar Snæfellsjökull. Una pequeña ascensión de menos de 200 metros te regalará momentos inolvidables.
Calificaría este lugar como visita obligada.
Nuestro próximo destino, repleto de historias apasionantes, se encuentra a algo menos de 15kms.
Dejamos el coche en el aparcamiento situado encima de la playa para comenzar una pequeña caminata que se extiende por un estrecho sendero entre curiosas formaciones de lava que te conducen hasta la playa de Djúpalónssandur.
Al llegar a la playa, lo primero que te llama la atención es la cantidad de restos metálicos que cubren los guijarros que conforman la playa. Se tratan de los restos de un barco pesquero británico, The Epine GY7, que naufragó cerca de esta zona la noche del 13 de marzo de 1948. En la actualidad han quedado allí como homenaje a los 14 pescadores que murieron en el accidente.
Unas enormes piedras redondas que encontrarás en el camino servirán para medir tus fuerzas que quedarán reflejadas dependiendo del tamaño que consigas levantar.
Se dice que aquel hombre que no consiguiera levantar la piedra de 54kgs, no sería admitido en los barcos pesqueros del lugar.
Y es que esta zona que en la actualidad se encuentra totalmente desierta, llegó a reunir desde el siglo XVI hasta mediados del XIX, una flota de alrededor de 50 barcos y unos 500 pescadores que se establecían estacionalmente en la anexa playa de Dritvík.
Nosotros no llegamos hasta allí y nos limitamos a vagar entre las perlas negras de lava de Djúpalónssandur y las curiosas formaciones volcánicas, moradas de los omnipresentes trolls islandeses.
Faro de Malarrif y Centro de Visitantes Gestastova
Tocaba recorrer 8 kms para llegar hasta un nuevo faro de 24 metros, construído en 1946, el de Malarrif.
Muy cerca, el Centro de Visitantes de Gestastofa, te ofrece la posibilidad de informarte acerca de la ecología natural y la historia de Snaefellsjokull.
A no ser que seas un fanático de la geología, la visita no te llevará demasiado tiempo.
Londrangar
Apenas salimos del Centro de Visitantes, dos enormes pináculos aparecieron a nuestra derecha.
Estos dos gemelos de 75 y 61 metros, esculpidos en lava, se supone que son los restos de un antiguo cráter que han sido erosionados a lo largo del tiempo hasta conformar la singular formación que podemos ver en la actualidad.
Por supuesto, su relación con los trolls es inevitable y se dice que uno de ellos fue visto sentado sobre la torre más alta.
Hoy en día, los pináculos de Londrangar se encuentran colonizados por las aves marinas y existe un mirador desde donde se obtienen inmejorables vistas de esta zona de la costa.
También existe un camino desde el faro de Malarrif aunque nosotros no llegamos a recorrerlo.
Hellna
Unos 7 kms más adelante nos encontramos con la pequeña localidad de Hellna, un antiguo pueblo de pescadores al que nos acercamos para sacar unas fotografías a su iglesia y a la abrupta costa que la separa del mar.
Una visita rápida a la que no dedicamos demasiado tiempo.
Julio Verne y Estatua de Bárdar
Tres kilómetros más adelante llegamos a un lugar emblemático para todos los fans de Julio Verne.
A pesar de que el famoso escritor nunca estuvo en Islandia, se documentó lo suficiente para situar la puerta de acceso al centro de la tierra en el cercano volcán Snæfellsjökull.
Pero es en este punto donde un cartel anuncia que aquí se encuentra la entrada de su famosa novela " Viaje al centro de la Tierra".
Sea o no sea cierta la localización de este punto, aquí podemos encontrar una grieta que asegura ser la auténtica localización desde donde los protagonistas de la novela comenzaron su expedición.
Un cartel anunciando la distancia a varios puntos del planeta y un bar cercano, completan la atracción turística.
Apenas a 300 metros de allí se encuentra la estatua en honor a Bárðar, legendario personaje islandés hijo de madre humana y padre mitad gigante y mitad troll.
Son numerosas las historias y leyendas protagonizadas por él mismo y su famila, allá por el siglo IX, cuando Bárðar llegó a la península de Snæfellsnes.
Nosotros nos acercamos a la enorme mole de roca que representa a Bárður Snæfellsás en Arnarstapi, realizada por uno de los escultores más conocidos de Islandia, Ragnar Kjartansson.
El mismo camino que nos lleva hasta allí, conduce más adelante hasta los agrestes acantilados donde un mirador ofrece excelentes vistas a toda la costa.
Debido al fuerte viento que soplaba durante nuestra visita, optamos por volver al coche y aparcar cerca del puerto para comenzar allí un pequeño recorrido en sentido contrario.
Arnarstapi llegó a ser un importante enclave pesquero que posteriormente adquirió también notable importancia comercial. Sin embargo con el paso del tiempo y el auge de la industria, fue perdiendo protagonismo.
En la actualidad, gracias a su bello enclave, ha recuperado cierta importancia y aunque la pesca tiene su peso en la economía local, es el turismo el auténtico motor de este bonito pueblo que aún hoy conserva llamativos edificios de su época más gloriosa.
Luchamos un buen rato contra la fuerza del viento, paseando por una costa repleta de extrañas formaciones rocosas y cruzando un curioso arco de roca mientras el mar rugía con rabia, amenazando con engullirnos a través de un profundo agujero que por momentos se llenaba con el agua del mar emitiendo un aterrador sonido. Hay que extremar las precauciones porque la fuerza del viento y lo irregular del terrreno pueden fácilmente causar una caída que puede resultar fatal.
Algunos cormoranes poblaban los acantilados pero debe ser mucho más espectacular verlo en verano, cuando miles de aves marinas sobrevuelen la zona.
Garganta de Raudfeldsgjá
Sólo deberemos avanzar 5 kms hacia el este para llegar al siguiente punto marcado en nuestra ruta: la Garganta Rauðfeldsgjá.
Dejamos el coche en el aparcamiento cercano y comenzamos una corta ruta que nos lleva directamente hacia una estrecha brecha en la montaña. Tras una breve ascensión que apenas nos llevará diez minutos, se llega a la entrada de la garganta.
Un pequeño arroyo brota de esta brecha lo que dificulta el paso sin mojarte pero los más aventureros pueden seguir subiendo adentrándose en el cañón. Nosotros no íbamos preparados para ello y nos limitamos a quedarnos en la entrada pero quien continúa la ruta, dice que merece la pena.
El paisaje de la costa que se observa desde aquí resulta espectacular. La cadena montañosa que se extiende a nuestra espalda da paso a suaves laderas que llegan hasta el mar que se muestra ante nosotros con toda su bravura. Una lejana cascada de agua desafía las leyes de la gravedad y todo su caudal de agua "cae" hacia arriba debido al fuerte viento reinante. Espectacular.
Búdakirkja
Toca ahora recorrer 15kms para llegar a una curiosa iglesia que destaca por su curioso color negro.
Esta iglesia y un pequeño hotel completan la actual localidad de Budir.
Construída inicialmente en 1703, fue posteriormente derruída por la falta de feligreses aunque más tarde volvió a ser reconstruída en 1987.
Su color negro, rodeada de un muro que alberga a su vez un antiguo cementerio, muestra un poderoso contraste con el desolador pero bello entorno que la rodea.
Una visita rápida.
Ytri Tunga
El día está llegando a su fin pero aún intentaremos hacer una última visita salvando los 20 kms que nos separan de Ytri Tunga, una playa donde las focas se dejan ver bastante a menudo.
A pesar de que los mejores meses para verlas son de Mayo a Julio y en marea baja, estamos dispuestos a buscar fortuna aunque hayamos estrenado ya el mes de Octubre.
Como es fácil imaginar, las focas han tenido una importancia vital para la supervivencia de los pueblos que han habitado estas hostiles tierras. Su carne repleta de grasas han constituído su principal alimento en las épocas más duras climatológicamente hablando.
En la actualidad, a pesar de los daños que causan en la pesca y las redes utilizadas, son aún respetadas y admiradas por todos los islandeses.
En Ytri Tunga tendremos oportunidad de ver la foca común y la gris.
A pesar de que ya había muy poca luz cuando llegamos a la playa, tuvimos oportunidad de ver un ejemplar durante un buen rato. El viento arrecia y decidimos emprender la vuelta a casa pero mañana volveremos por la mañana para ver si podemos ver algún ejemplar más.
Sólo nos restaba completar los algo más de 80kms que nos separaban de nuestra cabaña, donde llegaríamos pasadas las 8 de la tarde.
Hoy tocaba cenar una hermosa pata de cordero que habíamos comprado ayer en el supermercado. No podíamos irnos de Islandia sin probar uno de sus manjares más deseados.
Hubo disparidad de criterios a la hora de valorar el resultado ya que mientras unos consideramos que estaba muy bueno, otros pensaban que estaba un poco seco.
El final de la intensa jornada de hoy había llegado a su fin y aunque alguna tenue aurora boreal se dejó ver por unos instantes desde nuestra terraza, no gozaron de buena acogida debido a su poca intensidad y duración.
Nos habíamos vuelto muy exijentes.....
articulo anterior: De Blönduós a Snæfellsnes.
Estos dos gemelos de 75 y 61 metros, esculpidos en lava, se supone que son los restos de un antiguo cráter que han sido erosionados a lo largo del tiempo hasta conformar la singular formación que podemos ver en la actualidad.
Por supuesto, su relación con los trolls es inevitable y se dice que uno de ellos fue visto sentado sobre la torre más alta.
Hoy en día, los pináculos de Londrangar se encuentran colonizados por las aves marinas y existe un mirador desde donde se obtienen inmejorables vistas de esta zona de la costa.
También existe un camino desde el faro de Malarrif aunque nosotros no llegamos a recorrerlo.
Hellna
Unos 7 kms más adelante nos encontramos con la pequeña localidad de Hellna, un antiguo pueblo de pescadores al que nos acercamos para sacar unas fotografías a su iglesia y a la abrupta costa que la separa del mar.
Una visita rápida a la que no dedicamos demasiado tiempo.
Julio Verne y Estatua de Bárdar
A pesar de que el famoso escritor nunca estuvo en Islandia, se documentó lo suficiente para situar la puerta de acceso al centro de la tierra en el cercano volcán Snæfellsjökull.
Pero es en este punto donde un cartel anuncia que aquí se encuentra la entrada de su famosa novela " Viaje al centro de la Tierra".
Sea o no sea cierta la localización de este punto, aquí podemos encontrar una grieta que asegura ser la auténtica localización desde donde los protagonistas de la novela comenzaron su expedición.
Un cartel anunciando la distancia a varios puntos del planeta y un bar cercano, completan la atracción turística.
Apenas a 300 metros de allí se encuentra la estatua en honor a Bárðar, legendario personaje islandés hijo de madre humana y padre mitad gigante y mitad troll.
Son numerosas las historias y leyendas protagonizadas por él mismo y su famila, allá por el siglo IX, cuando Bárðar llegó a la península de Snæfellsnes.
Nosotros nos acercamos a la enorme mole de roca que representa a Bárður Snæfellsás en Arnarstapi, realizada por uno de los escultores más conocidos de Islandia, Ragnar Kjartansson.
El mismo camino que nos lleva hasta allí, conduce más adelante hasta los agrestes acantilados donde un mirador ofrece excelentes vistas a toda la costa.
Port Arnarstapi y Stone Bridge
Desde el mirador descrito anteriormente hay un bonito paseo bordeando el mar que llega hasta Port Arnarstapi, brindando magníficos paisajes a lo largo del kilómetro, aproximadamente, que dura el recorrido.Debido al fuerte viento que soplaba durante nuestra visita, optamos por volver al coche y aparcar cerca del puerto para comenzar allí un pequeño recorrido en sentido contrario.
Arnarstapi llegó a ser un importante enclave pesquero que posteriormente adquirió también notable importancia comercial. Sin embargo con el paso del tiempo y el auge de la industria, fue perdiendo protagonismo.
En la actualidad, gracias a su bello enclave, ha recuperado cierta importancia y aunque la pesca tiene su peso en la economía local, es el turismo el auténtico motor de este bonito pueblo que aún hoy conserva llamativos edificios de su época más gloriosa.
Luchamos un buen rato contra la fuerza del viento, paseando por una costa repleta de extrañas formaciones rocosas y cruzando un curioso arco de roca mientras el mar rugía con rabia, amenazando con engullirnos a través de un profundo agujero que por momentos se llenaba con el agua del mar emitiendo un aterrador sonido. Hay que extremar las precauciones porque la fuerza del viento y lo irregular del terrreno pueden fácilmente causar una caída que puede resultar fatal.
Algunos cormoranes poblaban los acantilados pero debe ser mucho más espectacular verlo en verano, cuando miles de aves marinas sobrevuelen la zona.
Garganta de Raudfeldsgjá
Sólo deberemos avanzar 5 kms hacia el este para llegar al siguiente punto marcado en nuestra ruta: la Garganta Rauðfeldsgjá.
Dejamos el coche en el aparcamiento cercano y comenzamos una corta ruta que nos lleva directamente hacia una estrecha brecha en la montaña. Tras una breve ascensión que apenas nos llevará diez minutos, se llega a la entrada de la garganta.
Un pequeño arroyo brota de esta brecha lo que dificulta el paso sin mojarte pero los más aventureros pueden seguir subiendo adentrándose en el cañón. Nosotros no íbamos preparados para ello y nos limitamos a quedarnos en la entrada pero quien continúa la ruta, dice que merece la pena.
El paisaje de la costa que se observa desde aquí resulta espectacular. La cadena montañosa que se extiende a nuestra espalda da paso a suaves laderas que llegan hasta el mar que se muestra ante nosotros con toda su bravura. Una lejana cascada de agua desafía las leyes de la gravedad y todo su caudal de agua "cae" hacia arriba debido al fuerte viento reinante. Espectacular.
La belleza del lugar sin embargo, contrasta con la dramática leyenda que da nombre a esta grieta. Se dice que el legendario Bárðar Snæfellsáss, del que hablamos anteriormente, arrojó por este cañón a Rauðfeldur, un niño que jugando inocentemente con una de sus hijas, la abandonó en un iceberg que fue arrastrado por los vientos mar adentro.A pesar de que ésta llegó sana y salva a Groenlandia, Bárdar pensó que había muerto y arrojó a Rauðfeldur de doce años por este barranco.
Búdakirkja
Toca ahora recorrer 15kms para llegar a una curiosa iglesia que destaca por su curioso color negro.
Esta iglesia y un pequeño hotel completan la actual localidad de Budir.
Construída inicialmente en 1703, fue posteriormente derruída por la falta de feligreses aunque más tarde volvió a ser reconstruída en 1987.
Su color negro, rodeada de un muro que alberga a su vez un antiguo cementerio, muestra un poderoso contraste con el desolador pero bello entorno que la rodea.
Una visita rápida.
Ytri Tunga
El día está llegando a su fin pero aún intentaremos hacer una última visita salvando los 20 kms que nos separan de Ytri Tunga, una playa donde las focas se dejan ver bastante a menudo.
A pesar de que los mejores meses para verlas son de Mayo a Julio y en marea baja, estamos dispuestos a buscar fortuna aunque hayamos estrenado ya el mes de Octubre.
Como es fácil imaginar, las focas han tenido una importancia vital para la supervivencia de los pueblos que han habitado estas hostiles tierras. Su carne repleta de grasas han constituído su principal alimento en las épocas más duras climatológicamente hablando.
En la actualidad, a pesar de los daños que causan en la pesca y las redes utilizadas, son aún respetadas y admiradas por todos los islandeses.
En Ytri Tunga tendremos oportunidad de ver la foca común y la gris.
A pesar de que ya había muy poca luz cuando llegamos a la playa, tuvimos oportunidad de ver un ejemplar durante un buen rato. El viento arrecia y decidimos emprender la vuelta a casa pero mañana volveremos por la mañana para ver si podemos ver algún ejemplar más.
Sólo nos restaba completar los algo más de 80kms que nos separaban de nuestra cabaña, donde llegaríamos pasadas las 8 de la tarde.
Hoy tocaba cenar una hermosa pata de cordero que habíamos comprado ayer en el supermercado. No podíamos irnos de Islandia sin probar uno de sus manjares más deseados.
Hubo disparidad de criterios a la hora de valorar el resultado ya que mientras unos consideramos que estaba muy bueno, otros pensaban que estaba un poco seco.
El final de la intensa jornada de hoy había llegado a su fin y aunque alguna tenue aurora boreal se dejó ver por unos instantes desde nuestra terraza, no gozaron de buena acogida debido a su poca intensidad y duración.
Nos habíamos vuelto muy exijentes.....
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