31 julio 2023

Cataratas Murchison. Navegando por el Nilo.



 Hoy amanecemos con una excelente noticia: nuestros compañeros parecen totalmente recuperados de sus dolencias gastrointestinales.
Desayunamos todos juntos aunque con las debidas precauciones para no sufrir recaídas indeseadas.
Hoy no dispondremos de coche debido a la avería eléctrica que obligará a Charis a ponerse en contacto con un mecánico para tratar de resolver el problema así que aprovecharemos la mañana para desplazarnos hasta las cataratas Murchison, indiscutible emblema del parque. Lo haremos a través del río Nilo, disfrutando de los paisajes y de la fauna que se acerca a sus aguas.

Una vez desayunamos, nos acercamos a pie al embarcadero de Paraa que se encuentra a unos cientos de metros de nuestro campamento.
No hace mucho, allí se tomaba el transbordador que pasaba los coches de una orilla a otra. En la actualidad, un puente facilita el tránsito de todo tipo de vehículos.
Mostramos el recibo que nos entregaron en el campamento como muestra del pago y nos montamos en una pequeña embarcación en la que navegaremos solamente nosotros 4 y el piloto.





La temperatura es muy agradable, contribuyendo a que la navegación se convierta en una relajada y placentera experiencia.
Los animales que pueblan las orillas del río no tardan en comenzar a dejarse ver, provocando numerosas paradas para poder disfrutarlos plenamente. Un elefante al que le falta un pedazo de trompa se convierte en el primer protagonista de la jornada. Parece ser que lo perdió hace tiempo en un accidente, según nos cuenta nuestro piloto-guía.




Más tarde unas imponentes jirafas de intenso color oscuro vuelven a llamar nuestra atención. El guía nos explica que esas jirafas de tonos oscuros son ejemplares muy viejos que adquieren ese color con la edad.



Pero los animales a los que más nos acercamos y más impresionan desde la embarcación, seguramente sean los hipopótamos y los enormes cocodrilos del Nilo.
Los hipos fijan su amenazante mirada en el barco provocando una inevitable inquietud ante una posible reacción agresiva por su parte. No debemos olvidar que estos animales son los que más muertes provocan entre los humanos y la mayoría de los ataques se producen en el agua.
Afortunadamente, el viaje continua sin incidentes.




Los cocodrilos aparecen por todos lados, siendo numerosos los ejemplares a los que nos acercamos para poder admirarlos de cerca. Un enorme ejemplar reposa en la orilla mientras se calienta bajo los cálidos rayos solares. Nos acercamos poco a poco con la esperanza de que no se espante y finalmente conseguimos acercarnos a un metro de él. Parece increíble que estemos tan cerca de un animal tan grande y peligroso. Nuestro piloto nos comenta que no es habitual poder acercarse tanto a un ejemplar tan grande.




Las aves son otro de los principales atractivos del paseo fluvial. Cigüeñas, garzas, martín pescadores, abejarucos y aningas, entre otras muchas, nos deleitaron con sus vuelos y sus coloridos plumajes.
Permanecimos un buen rato observando una numerosa colonia de abejarucos gorgirrojos afanados en la construcción de sus nidos, excavando profundas galerías en los taludes de tierra del río.

Garza Goliat​ (Ardea goliath)

aninga africana ( Anhinga rufa)

 Colonia de abejarucos gorgirrojos ​ (Merops bulocki)

Abejaruco gorgirrojo ​ (Merops bulocki)

Alción cabeciblanco (Halcyon leucocephala)


Jabirú africano​ (Ephippiorhynchus senegalensis)

Poco a poco íbamos avanzando por las aguas del Nilo hasta que un sordo y lejano sonido anunciaba la cercanía de las cataratas. El caudal del agua era importante y la corriente comenzó a dejarse notar.
Guarecidos por una enorme roca que nos protegía parcialmente de la fuerte corriente, permanecimos inmóviles observando el espectáculo. Unas fotos desde allí a las columnas de agua que provocaban una densa nube y un estruendo ensordecedor, pusieron fin a la ascensión por el río. Era la hora de regresar al punto de partida.





El regreso fue más rápido ya que apenas hicimos paradas para observar fauna. El sol empezaba a calentar así que cuando nuestro piloto nos ofreció tomarnos unas cervezas Nilo frías mientras navegábamos relajadamente por el Nilo, no pudimos resistirnos. 
Fue el broche final a una relajada mañana de navegación con inmejorables paisajes e interesantes avistamientos de fauna.
Ya sólo quedaba confiar en que el coche estuviera reparado para poder rematar la jornada con otro safari por el parque.
Un grupo musical con extraños instrumentos nos recibió cuando descendimos del barco.



Mandamos un whatsapp a Charis para preguntarle si el coche estaba reparado y a los 5 minutos le teníamos en el embarcadero, listo para lo que hiciera falta. Todos celebramos que el coche ya estuviera arreglado así que qué mejor manera de comprobarlo que haciendo un breve safari por el parque antes de ir a comer. No disponíamos de mucho tiempo pero dimos una vueltilla para volver a disfrutar de jirafas, elefantes y dik-diks principalmente. Era hora de volver al campamento.



Ya en el campamento, comimos tranquilamente mientras unos coloridos lagartos rondaban el comedor.
Nos tomamos un ratito de descanso y estuvimos hablando con Charis sobre la posibilidad de hacer otro safari mañana antes de salir del parque. Ya que deberíamos sacar hoy otra entrada para el parque, intentar aprovecharla al máximo. Nos sorprendió cuando nos dijo que no hacía falta que sacáramos otra entrada y que si salíamos mañana a primera hora, él hablaría con el guarda para explicarle que tuvimos que pasar la noche en el parque a causa de la avería del coche.
Le dijimos que lo dejábamos en sus manos y por lo tanto, el safari de esta tarde sería el último en Murchison Falls.


Así pues salimos de excursión para despedirnos de nuestros habituales compañeros de viaje. El raro alcéfalo, elefantes, jirafas, monos patas y un largo etcétera desfilaron para nosotros durante el que iba a ser nuestro último safari en Uganda. Sin embargo los depredadores no parecían estar dispuestos a despedirse. Unos guardas nos dijeron que no andaban lejos pero no nos dieron más pistas. Más tarde descubrimos que los tenían localizados fuera de pista y por un puñado de billetes, te permitían salirte de la pista para verlos unos minutos. 
No voy a juzgar su comportamiento pero no soy partidario de secundar ese tipo de prácticas.

El tiempo pasa más rápido en Africa, o eso al menos me parece. Cuando me di cuenta, el sol ya estaba posándose sobre el horizonte, indicándonos que la hora de abandonar el parque estaba próxima. El leopardo no acudió a la cita por más que nos afanamos en buscarlo pero de cualquier forma no podíamos quejarnos; entre el Queen Elisabeth y Murchison Falls, habíamos tenido la oportunidad de disfrutar de numerosos avistamientos de todo tipo. Sabiendo lo difícil que es avistar este esquivo gatito, estábamos más que satisfechos.
Por última vez enfilamos el camino de regreso al campamento, a la vez que nos despedíamos de aquellos maravillosos paisajes y sus curiosos habitantes.









Una ducha y una cervecita fueron el preámbulo a la última cena en el Red Chilli.
Mañana debíamos madrugar para salir del parque en dirección a la Reserva de Ziwa donde habitan los únicos rinocerontes salvajes de Uganda.
La sobremesa no se alargó ya que el cansancio empezaba a dejarse notar y preferimos retiramos a la cama para reponer energías.
El viaje entraba en la recta final....



Video de la jornada:



Ruta de la Jornada


Capítulo anterior: Safari en Murchison Falls.

Capítulo siguiente: De Murchison a Ziwa. Los rinocerontes.

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