16 agosto 2023

De Murchison a Ziwa. Rinocerontes en Uganda.



Apenas había amanecido, ya estábamos arriba con todo el equipaje preparado para abandonar el campamento Red Chilli en Murchison Falls.
Según nos comentó Charis, había que llegar a primera hora a la puerta donde se encontraba el control  para que no nos pusieran pegas por no haber pagado la entrada diaria. Aún no sabíamos si nos iban a permitir salir del parque sin haber pagado pero confiábamos en nuestro conductor.

Cuando llegamos al control, el guarda nos mandó parar. 
Charis sacó la documentación y se la mostró.
No entendí nada de lo que hablaban ya que lo hacían en la lengua local pero tal como se iban desarrollando los acontecimientos, estaba claro que le decía que faltaba el permiso de entrada del último día.
Charis le explicó que habíamos tenido una avería en el coche y por eso tuvimos que quedarnos una noche en en el Red Chilli hasta que arreglaran el vehículo.
El tema se complicaba ya que el guarda parecía negarse a creer la historia así que Charis decidió llamar por teléfono al técnico que arregló el coche. Cuando vimos que no cogían el teléfono, nos temimos que nos iba a tocar pagar otra entrada.
El guarda le pidió el número del técnico a Charis para llamarle él mismo y afortunadamente, ahora sí, atendió la llamada.
Se da la circunstancia de que el técnico trabajaba en el parque y era conocido por el guarda así que cuando confirmó que era cierto que habíamos sufrido una avería eléctrica, devolvió todos los papeles a Charis y nos dejó continuar la ruta mientras nos mostraba una sonrisa conciliadora.

Ahora sí, podíamos continuar nuestra ruta hasta Ziwa Rhino Sanctuary, a unos 136kms del Red Chilli. Según "Maps", tardaríamos aproximadamente dos horas y cuarto en llegar.
Estábamos a punto de cerrar el círculo que conformaba nuestro itinerario por Uganda ya que era nuestra última parada antes de volver a Entebbe.





Ziwa Rhino Sanctuary


Habitantes habituales de Uganda, tanto el rinoceronte negro como el blanco del norte, fueron declarados extintos en el país, en el año 1982. La mala gestión de sus hábitats, el furtivismo y los numerosos conflictos bélicos que ha sufrido el país, son los principales motivos de su desaparición. 
En 2005 se establece un proyecto para reintroducir en Uganda una población estable y sostenible de rinocerontes blancos del sur.
De la colaboración entre la Autoridad de Vida Silvestre de Uganda y Ziwa Rhino and Wildlife Ranch Limited, surge el santuario privado Ziwa Rhino Sanctuary
Podemos decir que sus objetivos están enfocados en primer lugar a reintroducir la población de rinocerontes en Uganda, ofreciéndoles un lugar seguro para vivir y reproducirse, a salvo de depredadores y por otro, mostrar al público en directo, la vida de este pequeño grupo de rinocerontes destinados a repoblar los parques nacionales del país.
Una extensión de unas 7000 hectáreas, vigiladas continuamente por decenas de guardaparques y limitadas por una valla electrificada de dos metros de altura, albergan a más de 30 rinocerontes. 
Se puede afirmar que el proyecto va por el buen camino ya que comenzó con sólo 6 ejemplares hace poco más de 15 años.
La reserva también es hogar de unas 40 especies de mamíferos, reptiles y multitud de aves. 
Se encuentra ubicado en el centro del país, a unos 165 kms al norte de su capital Kampala.
Además del paseo para avistar rinocerontes, se pueden realizar otras actividades como la observación de aves, paseos en canoa buscando la singular cigüeña conocida como pico zapato y paseos por la naturaleza.
El Santuario también dispone de restaurante y habitaciones para alojarse si deseas pasar allí más días.


Una barrera que flanqueaba la carretera, nos impedía el paso a la vez que anunciaba la llegada a Ziwa.
Allí pagamos los 25$ que costaba la entrada al parque por persona, antes de continuar hasta las instalaciones donde se encontraban los alojamientos y un restaurante.
Cuando preparamos el viaje estuvimos buscando algún lugar mejor y más barato para alojarnos por la zona pero vimos que era una tarea imposible ya que no hay nada en muchos kms a la redonda.
Esta visita se puede hacer en el día y seguir ruta pero había una razón para quedarnos a dormir allí. 
En esta zona se podía ver un ave a la que llevamos mucho tiempo persiguiendo sin haber conseguido verla hasta ahora; el Pico Zapato. Y para intentar conseguirlo, deberíamos hacer una excursión de madrugada al día siguiente.




La chica de recepción nos enseñó unas habitaciones para pasar la noche pero en la web habíamos visto que había otras más baratas así que cuando le preguntamos por ellas, nos acompañó a otra zona con cara de pocos amigos. Apenas íbamos a pasar unas horas durmiendo así que, ante su indisimulado malestar, nos quedamos en las baratas. Muy básicas pero con baño en el interior, eran más que suficiente para pasar unas horas.
Pagar 70$ por aquella habitación doble ya nos parecía excesivo y no estábamos dispuestos a pagar más por otra similar un poco más grande.



A partir de ese momento, nuestra relación con la recepcionista resultó bastante tensa y pasó de nosotros totalmente.
Aún así, reservamos con ella el paseo de los rinos para esta tarde, la excursión para el Pico Zapato para mañana y pagamos las habitaciones y la excursión de los rinos.
Para hacer tiempo hasta la hora de comer y conociendo ya lo que tardan en preparar las comidas, fuimos al restaurante a encargar los platos para dos horas más tarde. 
Más difícil resultó decidir a qué dedicar el tiempo del que disponíamos. 
Los guías nos dijeron que no debíamos alejarnos demasiado ya que era peligroso así que nos dedicamos a dar una pequeña vuelta por las instalaciones que nos sirvieron para toparnos con una confiada grulla coronada, un bubú cabecinegro (Laniarius erythrogaster) unos cerdos salvajes y varios antílopes.







Tras una relajada y agradable comida, nos acercamos donde estaban los guías para colocarnos unas botas de agua antes de montar en el coche para iniciar el paseo en busca de los rinos.
Apenas habíamos recorrido un kilómetro cuando nos detuvimos para bajar a tierra firme.
Frente a nosotros, junto a las típicas vacas ugandesas, se encontraba un grupo de enormes rinocerontes. Lo cierto es que podíamos haber venido andando y hubiéramos disfrutado de un bonito paseo pero parecía que no querían malgastar energías.
Realmente, la puesta en escena no fue demasiado excitante. Sabían perfectamente dónde estaban y nos aparcaron frente a ellos sin dar ninguna emoción al momento.
Descubrir a los rinos pastando con las vacas no era precisamente lo que habíamos imaginado pero en fin....




Permanecimos un buen rato sacando fotografías y videos a los rinos hasta que éstos empezaron a moverse y les seguimos durante un rato.
Otro guarda apareció entre la maleza y nuestro guía nos lo presentó como uno de los responsables de que hubiéramos visto a los rinos, a la vez que pedía una propina para él. 
No nos pareció demasiado ético ni elegante. Desde que cruzamos la barrera de entrada, no habíamos dejado de pagar por todo.
La excursión había finalizado y regresamos al coche para volver al campamento.







La sensación resultó un tanto agridulce; por un lado era impresionante ver a estas moles tan cerca pero por otro, nos pareció un poco artificial y falto de "picante".
Ya de vuelta en el campamento, no tardó en anochecer. 
Apenas habíamos hecho ejercicio en todo el día y no teníamos hambre así que nos retiramos a las habitaciones para darnos una buena ducha, relajarnos y organizar nuestro ya ajado equipaje.
Pero aún nos quedaba otra sorpresa por descubrir. Cuando preguntamos a los guías la hora y lugar donde nos juntaríamos mañana para la excursión del Pico Zapato, nos dijeron que nadie les había dicho que queríamos hacer la excursión. La malhumorada recepcionista, no les había avisado.
Finalmente lo arreglamos todo y nos fuimos a la cama.
Mañana será otro día...

Ruta de la jornada

 


Video de la jornada




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