31 agosto 2023

Pico Zapato en Ziwa y traslado a Entebbe.


Eran alrededor de las 5 de la mañana cuando unos golpes en la puerta me sobresaltaron. Habíamos quedado a las 6 para comenzar la excursión en busca del Picozapato pero aún era noche cerrada.
Cuando me acerqué a la puerta para ver quién era, oí la voz de Sara: " salir chicos, no os perdáis ésto".

Intrigados,salimos al exterior en plena noche para descubrir unas siluetas frente a la habitación que parecían enormes rocas y que no estaban ayer al acostarnos. Todavía medio dormido y sin distinguir de qué se trataba, pregunté: " pero qué es eso, no lo distingo".
Cuando oí un bufido y vi a la silueta moverse, ya no me quedó ninguna duda, se trataba de un grupo de rinos acostados que parecían haber dormido a escasos 4 metros de nosotros. No lo podía creer.

Sin atrevernos a movernos de la puerta de nuestra habitación, permanecimos inmóviles viendo desperezarse a los rinocerontes, tan cercanos a ellos que podíamos oír perfectamente su respiración.
Cuando la luz comenzó a romper el día, los guías comenzaron a aparecer, advirtiéndonos que no nos moviéramos hasta que los rinocerontes se alejaran de allí. Advertencias innecesarias porque bajo ningún concepto pensaba pasar por delante de aquellas moles vivientes, por muy cortas de vista que sean.





En cuanto el día rompió, los rinocerontes se levantaron y abandonaron el lugar. Era el momento de acercarse hasta donde estaban los guías para trasladarnos hasta donde empezaríamos la búsqueda del picozapato.
Montamos en nuestro coche y nos fuimos con el guía hasta una zona pantanosa no muy lejos de alli.
Aparcamos el coche y salimos a una extensa llanura anegada de agua, donde ante nuestra incredulidad, nos esperaba un "precioso" ejemplar de picozapato.


El picozapato (Balaeniceps rex)

De color grisáceo, aspecto prehistórico y en peligro de extinción, esta peculiar ave conocida como picozapato (Balaeniceps rex) es el único miembro tanto de su familia como de su género.
Se trata de un ave de gran envergadura que mide entre 1,10 y 1,40 metros aunque alguna vez incluso supera esas cifras. La distancia entre sus alas extendidas, oscila entre 2,30 y 2,60 metros. Del pico a la cola, tienen una longitud de entre 1 y 1,4 metros. Su peso oscila entre 4 y 7 kgs, siendo los machos más grandes que las hembras.
De movimientos lentos y pausados, a veces parecen estar disecados, al ser capaces de permanecer mucho tiempo inmóviles.
Se estima que su población total fluctúa entre los 3500-5500 ejemplares aunque debido a la dificultad de avistarlas en su hábitat natural, no se descarta que su número pueda ser mayor.

Su alimentación principal son los peces de agua dulce con los que comparte hábitat, pudiendo atrapar presas de gran tamaño gracias al gran tamaño de su pico. Pero su dieta no se reduce sólo a peces sino que animales tan variadas como ranas, serpientes de agua, monitores del Nilo, crías de cocodrilo e incluso pequeñas tortugas, caracoles, roedores y pequeñas aves acuáticas, pueden llegar a formar parte de su dieta. Cazan al acecho, permaneciendo inmóviles y lanzando un rápido ataque cuando descubren a sus presas.
Nidifica en el suelo, en cuya construcción participan los dos componentes de la pareja, y que llega a medir entre 1 y 1,7 metros. Ponen entre 1 y 3 huevos que eclosionan a los 30 días. Las crías abandonan el nido a los 3-4 meses aunque siguen siendo alimentados por sus progenitores un mes más.

Su área de distribución se extiende desde el sur de Sudán y Sudán del Sur hasta partes del este del Congo, Ruanda, Uganda, el oeste de Tanzania y el norte de Zambia. También han llegado a verse en Kenia, la República Centroafricana, el norte de Camerún, el suroeste de Etiopía, Malawi, la cuenca del Okavango, Botsuana y en el alto río Congo.
No es un ave migratoria así que sus desplazamientos serán consecuencia de cambios en su hábitat, búsqueda de alimentos o perturbaciones humanas, a las que muestran ser bastante susceptibles.
Suelen buscar zonas pantanosas, marismas y ciénagas recubiertas con papiros y con aguas bajas en oxígeno que obligan a los peces a salir a respirar frecuentemente.
Como sucede a tantas otras aves, sus principales amenazas son la pérdida de su hábitat y la caza.





Como ya he comentado, llevaba mucho tiempo persiguiendo a este " pajarillo " por otros países africanos así que cuando apenas tardamos tres segundos en conseguir avistarlo, no me lo podía creer.
Tenía esperanzas de haberlo visto antes, a lo largo de nuestro itinerario por Uganda pero una vez más, se nos había resistido.
Y ahora lo teníamos allí enfrente, inmóvil como si se tratara de una falsificación de cartón. Entre bromas, preguntamos al guía si no sería realmente de cartón, puesto allí para que lo vieran los visitantes...
Pero no, como si quisiera demostrarnos que no era ningún engaño para " giris ", movió lentamente su cabeza.
No podía empezar de mejor manera nuestro paseo por un humedal repleto de aves cuyos cantos eran el único sonido que nos acompañó durante la mañana.
A lo largo de la ruta aún tuvimos ocasión de ver dos ejemplares más, uno de ellos posado en lo alto de un árbol. No fueron observaciones cercanas ya que nuestro guía insistía en que no debíamos acercarnos demasiado para evitar molestarlas. Por ello, cuando vio dos personas locales que se habían adentrado demasiado en el humedal, muy cerca de uno de los ejemplares, se enfadó bastante. 
Estas aves suponen una fuente de ingresos importantes por parte de los aficionados a la ornitología, dispuestos a pagar importantes sumas por ver a este extraño animal. Y conocedores de sus hábitos y sus temores al ser humano, saben que una presión excesiva puede provocar que abandonen el lugar.
Durante unas dos horas estuvimos andando por aquel terreno pantanoso disfrutando de las numerosas aves que pueblan este tipo de hábitats.
Lo que en principio iba a ser un paseo en canoa y que se convirtió en un paseo a pie, por consejo de nuestro guía, resultó todo un éxito.
Era hora de volver al coche y al campamento para desayunar algo y emprender la última etapa del viaje hasta Entebbe.














La jornada de hoy había endulzado bastante nuestro paso por Ziwa. 
Con sentimientos encontrados, impresionados por encontrarnos en la puerta de nuestra habitación a un grupo de rinocerontes durmiendo, el éxito del picozapato pero con la sensación de que el avistamiento de rinos el día anterior había sido bastante " light ".
Además, el personal de recepción no se mostró nada amable ni colaboradora pero en fin, habíamos visto lo que queríamos y además con sorpresita mañanera.

Comenzaba la vuelta a donde todo empezó: Entebbe. Nos separaban 200kms pero finalmente hicimos bastantes más porque Charis había hecho compras a lo largo de todo el itinerario y llevábamos el maletero lleno de patatas, verduras y frutas que iba comprando a lo largo del viaje para llevar a su familia. Nos preguntó si nos importaba pasar por Kampala para entregar todo lo que había comprado y por supuesto, le dijimos que sí. No había demasiados planes para hoy...

Otra ruta de carretera nos volvió a permitir ver la vida cotidiana de los ugandeses. Paramos a comprar fruta en una zona que parecía especializada en ello ya que había numerosos puestos y vendedores que se acercaban a los autobuses para vender sus productos a través de las ventanillas. Tampoco faltaban vendedores de una especie de pinchos morunos y otros tipos de carne. 
Con el coche lleno de piñas, mangos, plátanos, etc, etc, reemprendimos la ruta mientras buscábamos un sitio para dormir nuestra última noche en Uganda.
Buscamos dos o tres que se ajustaran a nuestro presupuesto y decidimos elegir in situ el que más nos gustara.










A nuestro paso por Kampala, Charis nos presentó a su hermano y le hizo entrega de todo lo que había traído. Atravesar la capital nos llevó un tiempo pero nuestro destino estaba ya cercano.
Karibu BB Suites fue el primer sitio al que nos acercamos para ver en directo las habitaciones. Cuando vimos el apartamento con dos habitaciones para los 4, decidimos que no buscábamos más. Después de dos semanas de viaje, aquello nos pareció la suite de un hotel de 5 estrellas.
Y todo por 68$.
Además mañana pensábamos ir al humedal de Mabamba y les preguntamos si nos dejaban ducharnos en algún sitio antes de tomar el vuelo de vuelta, a la noche. Sin problema, todo perfecto.





Nos dimos una ducha y salimos a dar una vuelta hasta un centro comercial cercano frente al que también había un mercado artesanal con los típicos recuerdos del país.
No teníamos mucho más que hacer así que aprovechamos para comprar café, te, picantes del país y algunos recuerdos en el pequeño mercado.
Una vez finalizadas las compras, nos tomamos una cervecita mientras decidíamos dónde cenar nuestra última noche.
Nos apetecía comer buena carne así que buscamos los mejores sitios para hacerlo, no lejos de nuestro hotel.
Cuando hicimos la elección, llamamos a Charis y le dimos la dirección para que nos llevara hasta allí.

El local elegido fue el Gaucho Grill.
Dos integrantes del grupo pidieron carne sin límite. El típico plato que te sacan carne variada ensartada en espadas y te sirves lo que desees. Van sacando distintas variedades de carne y tú te sigues echando de todo hasta que quedes saciado.
Otros dos fuimos más cautos y pedimos una buena chuleta poco hecha y sin salsas de ningún tipo.
Como ya me ha pasado en casi todas las ocasiones que lo he intentado, a pesar de que insisto en lo de poco hecha y sin salsas, la sacaron superhecha y con varias especias. Decepción.
Mis compañeros tampoco disfrutaron en exceso de su experiencia. Las espadas tardaban mucho en llegar y algunas carnes no les gustaron.
Por contra, Charis pidió un típico plato local de esos que tanto le gustaban y según él, estaba exquisito.
En fin, esperábamos otra cosa para despedir el viaje pero no siempre se acierta...







Montamos en el coche y regresamos al hotel. Charis vino con nosotros y durmió en uno de los sofás del salón ya que no tenía dónde dormir.
Mañana disponemos de todo el día ya que nuestro vuelo sale a la noche y como no hemos encontrado ningún sitio para visitar que no esté muy lejos del aeropuerto, hemos decidido ir hasta el humedal de Mabamba para hacer un recorrido en canoa disfrutando del paisaje y de las numerosas especies de aves que pueblan el humedal. Curiosamente, se dice que es el mejor sitio del mundo para ver a nuestro amigo picozapato....


Ruta de la jornada:




Video de la jornada:




Capítulo anterior: De Murchison a Ziwa. 

1 comentario:

J. S. Vila dijo...

Un relato y unas imágenes sumamente impresionantes de este viaje que hicisteis en esta zona africana tan bella. Y la próxima vez que viajéis, y os encontréis con animales salvajes aunque parezcan inofensivos, cuidadito con ellos porque pueden tener un plus de nerviosismo, por tanto hay que andar con precaución.