25 noviembre 2023

Descubriendo el camping Baia





 Aún no había amanecido cuando ya estábamos en pie, ansiosos por ver a plena luz del día el entorno donde nos encontrábamos.
Queríamos aprovechar las primeras horas del día para intentar ver algún animalillo por las cercanías del campamento y por ello, salimos a dar una vuelta mientras rompía el día.
Nada más salir de nuestra casa, un atrevido coatí se acercó a nosotros, seguramente en busca de comida. No mostraba ningún temor por lo que pensamos que estaba muy acostumbrado al contacto con los humanos.
Nos acercamos hasta las orillas del río donde pudimos disfrutar de un precioso amanecer entre los estridentes cantos de unas aves, residentes habituales del campamento, las ruidosas chachalacas.


Arancuã do Pantanal/ Chaco Chachalaca
 ( Ortalis canicollis)



De momento no estamos viendo muchos mamíferos pero las aves colonizaban el campamento. Y desde luego, no eran los típicos pajarillos a los que estábamos acostumbrados sino extrañas especies, nuevas para nosotros.
La temperatura, a primera hora de la mañana era agradable y después de dos días de viaje, nos apetecía estirar las piernas por lo que seguimos andando a lo largo de un sendero que salía del campamento. La caminata no nos permitió ver demasiada fauna, exceptuando las aves pero nos sirvió para movilizar un poco los músculos.


seriema (Cariama cristata)

carcará (Caracara plancus)

cardenal copete rojo (Paroaria coronata)



De vuelta en el campamento, desayunamos tranquilamente mientras el sol comenzaba a apretar. Caminar a partir de las 9-10 de la mañana comenzaba a ser una temeridad debido a las altas temperaturas que comenzábamos a soportar. 
Así pues, tras el desayuno, decidimos dar una vuelta en el coche por los alrededores del camping. Con el aire acondicionado a tope, se sobrellevaban mucho mejor las altas temperaturas.
Un grupo de capibaras fueron los primeros animales que pudimos ver. Un pequeño ciervo, tumbado a la sombra de un árbol y numerosos caimanes en los pozos de agua que quedaban, se dejaron ver a continuación.
Pantaneiros a caballo, dirigiendo los rebaños de vacas y multitud de aves se convirtieron en compañeros de ruta pero los osos hormigueros seguían sin aparecer.
Tras un paseo de unas dos hora en coche decidimos volver al campamento para descansar un rato. La temperatura comenzaba a hacerse insoportable y los animales parecían estar descansando también.





seriema (Cariama cristata)

Curicaca. (Theristicus caudatus)

GAVIÃO-CARIJÓ (
Rupornis magnirostris



Es por ello que, al llegar al campamento, Sara y yo decidimos acercarnos hasta la piscina para refrescarnos un poco de aquel calor sofocante. En cambio Fran, me comentó que iba a darse un paseo por el sendero que esta mañana habían recorrido Sara y Álvaro
Tras un baño compartido con los niños del campamento, Fran apareció con cara de satisfacción después de su paseo matutino. Poco después me comentaría que había visto un oso hormiguero y varios armadillos.
Cuando nos reunimos todos en casa, Fran nos enseñó fotos y videos de sus avistamientos. Hasta que no los vimos, el resto del grupo no le creímos 😀😀😀 
Habíamos llegado hasta este campamento porque esperábamos ver algún oso hormiguero y por lo menos, un integrante del grupo lo había conseguido pero el resto no nos conformábamos; también queríamos nuestro oso hormiguero!!!




Era hora de empezar a preparar la comida pero antes nos dimos otra vuelta por el campamento durante la que vimos decenas de mariposas revoloteando por el lodo del río, un numeroso grupo de coatíes invadiendo el campamento, un enorme lagarto y una pareja de guacamayos azul y amarillos que se dejaron fotografiar a placer. Numerosas aves seguían campando por la zona a sus anchas.



seriema (Cariama cristata)

tiriba-fogo (Pyrrhura devillei)

tegu  (Tupinambis merianae)
                                    




guacamayo azul y amarillo (Ara ararauna)
                  


guacamayo azul y amarillo (Ara ararauna)

coatí de cola anillada (Nasua nasua)

coatí de cola anillada (Nasua nasua)



Unos platos de pasta calmaron nuestros estómagos pero lo más esperado de la comida eran las cervezas heladas que nos tomábamos y que debíamos racionar ya que habíamos traído muy pocas.
El calor era asfixiante pero Fran nos había puesto los dientes largos con sus avistamientos y nos atrevimos a repetir su ruta para ver si teníamos suerte.
Justo a las afueras del campamento había un pequeño vertedero con la basura que se generaba en su interior y descubrimos que un grupo de armadillos se acercaban hasta allí para alimentarse. Allí vimos nuestros primeros armadillos.
No era el mejor entorno para ver animales pero al ser los primeros armadillos del viaje, todos lo celebramos.
Continuamos por un camino que más adelante se internaba en un bosque con la esperanza de que algún oso hormiguero volviera a dejarse ver en el camino pero no tuvimos éxito.
Las esperanzas de ver este esquivo animal comenzaban a disiparse entre el grupo. 

Armadillo de seis bandas (Euphractus sexcinctus)


Armadillo de seis bandas (Euphractus sexcinctus)





Una vez regresamos de nuevo al campamento, nos entretuvimos con los guacamayos, coatíes, las ruidosas chachalacas, los caracaras, etc, etc.
Los niños se acercaron de nuevo para llevarnos a ver lagartos, aves y un atrevido armadillo buscando comida por la zona. Nos aseguraron que pronto llegarían los monos aulladores y más tarde los lobinhos do mato y los cerdos salvajes. La verdad es que sólo fallaron los cerdos porque el resto fueron apareciendo a medida que la oscuridad se adueñaba del campamento.
Por otro lado, nuestra afición por la vida salvaje, sumado al hecho de ser los únicos extranjeros del lugar, llamaban la atención del resto de campistas, en su mayoría pescadores locales.
Un pescador sentado en una silla con unas cuantas cervezas encima, nos paró para asegurarnos que la noche anterior su mujer vio y fotografió un jaguar allí mismo. Le dijimos que se trataría de un ocelote pero él insistía en que era un jaguar y que más tarde nos enseñaría las fotos. No hubo fotos...
Más tarde, un fotógrafo naturalista de Sao Paulo, nos hablaba de las maravillas de esta zona asegurándonos que hacía unos días habían visto un jaguar muy cerca de aquí y que la noche anterior habían visto el ocelote. También nos contó que hacía unos días había conseguido ver un jaguar tras permanecer 10 horas surcando el río Miranda desde el Paso do Lontra. Tomamos buena nota ya que ese sería nuestro próximo destino.

Bugío (Alouatta caraya)

Bugío (Alouatta caraya)

Bugío (Alouatta caraya)



Los chavales volvieron a buscarnos para llevarnos hasta los monos aulladores que acababan de entrar en el campamento. Efectivamente, justo detrás de nuestra casa, había un nutrido grupo de monos.
Los lobinhos tampoco faltaron a la cita aunque ya apenas había luz y no pudimos fotografiarles.
Queríamos haber intentado esperar al ocelote pero era sábado y el campamento estaba demasiado animado y bullicioso para que se acercara un animal tan esquivo así que tras dar alguna vuelta con nuestro amigo el fotógrafo por las inmediaciones del río, acabamos desistiendo.
Decidimos preparar la cena, tomarnos una cerveza fría y entregarnos a los brazos de Morfeo.
Habíamos madrugado mucho y mañana lo volveremos a hacer en nuestro último intento para descubrir algún oso hormiguero gigante.
A ver si hay suerte......


Ruta de la jornada



Video de la jornada













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